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Argentina: los BRICS no son tu lugar en el mundo

A 40 años de la vuelta de la democracia, Argentina no puede apostar por una visión antidemocrática del mundo.

Argentina: los BRICS no son tu lugar en el mundo
Paolo Rizzo 27 agosto de 2023

El Presidente Alberto Fernández ha decidido que Argentina se sume al grupo de los BRICS a partir de 2024. Mirándola de afuera, la decisión deja a muchos perplejos por la modalidad, las razones y la supuesta conveniencia económica. 

Antes que nada, resulta difícil entender que el Presidente de una democracia pueda sumar su propio país a una alianza geopolítica sin consenso del Parlamento. Todos los países que se han sumado a la OTAN o a la UE han tenido que pasar por sus propias instituciones parlamentarias. Es distinto el caso del G7 ya que los países que lo forman ya estaban en algún tipo de alianza o unión y, sobre todo, ese grupo no tiene ninguna institución propria ni un banco. Parece aún más contradictorio que la decisión sea tomada por un Presidente debilitado y a punto de dejar su cargo. 

Sorprende también que muchos analistas comparen los BRICS a los países del G7. Primero porque los BRICS han sido hasta ahora un grupo bastante dividido y sin una clara visión política. ¿Promueven el autoritarismo de Rusia y Cina? ¿O la democracia de India y Brasil? Entre los países de Occidente no hay duda de que la estrella polar sea la democracia, más allá de algunos cortocircuitos. 

Sobre todo, sería limitado comparar los BRICS a los países del G7. El G7 no está compuesto solamente por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. También la Unión Europea es parte del grupo y tiene una representación a través del presidente de la Comisión Europea y del Consejo Europeo. Además, Australia, Corea del Sur, Nueva Zelanda y algunos países de la OTAN como Noruega y Turquía podrían ser considerados parte del mundo del G7. Más bien sería mejor comparar los BRICS al mundo occidental. 

Se ha subrayado que los BRICS representan 25% del PIB mundial. Con los nuevos ingresos de 2024 pasaría a 29% del PIB. Pero G7 y la UE suman 51% del PIB mundial, y 57% si consideramos el mundo occidental. ¿Estamos seguros de que convenga elegir el camino de los BRICS?

La discusión debería enfocarse también en los valores del bloque. El presidente Fernández impulsó la entrada a los BRICS para contribuir a "formar el mundo que siempre soñamos". Pero, ¿cómo se justifica la agresión rusa a Ucrania, las violaciones de los derechos humanos en China y Rusia? ¿Y el genocidio de los Uigures en China? ¿Es este el mundo que el Presidente siempre soñó? ¿O mira quizás a Sudáfrica, el país más desigual del mundo con un índice Gini de 0.63? Y ni hablar de las dictaduras que se sumarán al bloque junto a Argentina. 

Difícil también creer que los países de los BRICS puedan ayudar a navegar en un "mundo atravesado por marcadas tensiones geopolíticas". Son exactamente Rusia y China los que más que contribuyen en generar la tensión. Tal como hizo Gabriel Boric en la cumbre EU-CELAC, Argentina debería condenar firmemente la agresión rusa a Ucrania y la idea según la cual el país más fuerte militarmente pueda atacar uno más débil. 

Otra duda es si sumarse a los BRICS generaría ventajas. La economía rusa está aislada del mundo y China a punto de interrumpir su espectacular crecimiento económico de las últimas décadas. ¿Van a seguir invirtiendo en el mundo? 

El país más prometedor del grupo es India. En los últimos meses se ha convertido en la nación mas poblada del mundo y ha tenido un impresionante avance tecnológico que le ha permitido llegar al Polo Sur de la Luna. 

Pero, a la vez, es el país que menos se entusiasma por el bloque de los BRICS y juega en dos mesas distintas. En particular, forma parte del QUAD, un diálogo de seguridad militar con Australia, Japón y Estados Unidos que genera la ira de Pekín. 

El bloque de los BRICS está más dividido de lo que parece. Su único valor sería el de reemplazar la hegemonía económica y geopolítica de Occidente, pero difícilmente lo puede lograr en el medio del estancamiento económico y de una guerra. Tampoco puede lograrlo con instituciones extractivas y autocráticas. Si algo sabemos de historia es que estas instituciones no funcionan en el largo plazo.

A 40 años de la vuelta de la democracia, Argentina no puede apostar por una visión antidemocrática del mundo. Debería aprovechar la oportunidad de liderar los países democráticos del Sur Global, promover el desarrollo económico y acercarse al mundo occidental. 

Ahí están las raíces y los valores de Argentina. Solo ahí Argentina puede reafirmar su compromiso con la democracia, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. La verdadera integración económica, las mejores oportunidades y los valores democráticos siguen estando en el mundo occidental. El lugar de Argentina es ahí. 

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