El Economista - 70 años
Versión digital

mar 23 Abr

BUE 15°C
Adaptación de las empresas

Bailar en el ojo del huracán

Friedman es claro: tenemos que aprender a bailar en el ojo del huracán. La violencia de los cambios nos obliga a movernos rápido y coordinadamente.

Este nuevo paradigma profundiza la transición hacia la visión sostenible en las empresas.
Este nuevo paradigma profundiza la transición hacia la visión sostenible en las empresas.
Maximiliano Scarlan 29 abril de 2022

En su libro “Gracias por llegar tarde,” Thomas Friedman habla de tres grandes fuerzas que están transformando el mundo: la digitalización, la globalización y el cambio climático. Combinadas, suponen una aceleración de los cambios que supera la dinámica de adaptación de las empresas. Ante esta disrupción, ¿cómo seguir? Friedman es claro: tenemos que aprender a bailar en el ojo del huracán. La violencia de los cambios nos obliga a movernos rápido y coordinadamente. 

Este punto de inflexión se denomina Antropoceno, una nueva era geológica caracterizada por el profundo impacto de la actividad humana en los ecosistemas, con un aumento del consumo de energía, recursos naturales y producción de residuos que genera alertas impostergables a futuro. Un indicador claro es el alza de la temperatura promedio mundial de 1,2° respecto a la etapa preindustrial. A este ritmo de políticas insuficientes, podría llegar a 3,6° hacia fin de siglo, muy por encima de la meta de 1,5° del Acuerdo de París de 2015. 

Ante esta disrupción, debemos evolucionar como sociedad, crear nuevos marcos mentales y un “nuevo contrato social”. La velocidad del cambio nos propone formas alternativas de producir, consumir, conectarnos e impactar en la naturaleza al tiempo que nos exige, entre otras adaptaciones, desarrollar nuevas redes de protección social y regulaciones que permitan aprovechar al máximo estas aceleraciones y mitigar sus efectos negativos.

En esta nueva cosmovisión, se plantean cuatro grandes desafíos para las empresas

  • Primero, actuar bajo un enfoque en el que la capacidad de innovación, la sostenibilidad y la adaptación a la experiencia de los consumidores son fundamentales, lo que da preponderancia a modelos de negocio más versátiles. 
  • Segundo, adaptar su proceso de generación o adaptación de la oferta, porque crece el “valor de las ideas” en un marco en el que se altera la relevancia de los “factores de producción”. 
  • Tercero, deben asumir que los tiempos de (re)acción y de aprendizaje son mucho más cortos y, finalmente, saber que la responsabilidad de las empresas creció en las últimas décadas, desde la primigenia idea de obtención de ganancias hacia una “obligación” de impacto en la sociedad y el ambiente.

Este nuevo paradigma profundiza la transición hacia la visión sostenible en las empresas, que se transforma en un concepto maleable pero ineludible en cualquier negocio del futuro. Así, se empieza a generalizar una nueva generación de políticas y regulaciones

Por ejemplo, la Unión Europea con su Pacto Verde impone nuevos requisitos a los productos y procesos promoviendo la transición ecológica, condicionando su producción y también todo lo que importa la región. Ahora será necesario profundizar en incorporación de tecnología y digitalización orientados hacia procesos sostenibles, trazabilidad y uso de materiales sustentables. 

Además, en los criterios para obtener financiamiento pesará cada vez más el perfil sustentable, mientras sube la presión de accionistas por mayor ética y transparencia de las inversiones, y se consolida una demanda sustentable producto del cambio de mindset de la población (apuntalada por las nuevas generaciones). 

Cómo deben actuar las empresas: la sustentabilidad como norte  

Las empresas, y sobre todo las argentinas, tienen una gran capacidad de adaptación a escenarios desafiantes. Detectar los nichos y oportunidades del futuro, pero también ajustar sus modelos de negocio “moviéndose” un poco más allá de la zona de confort o bien transicionar hacia nuevos modelos, ya forma parte de su nueva estrategia

Pero no será fácil, en un marco de cadenas de valor globales que se transforman en ecosistemas integrados, con entrecruzamiento de sectores y nuevas formas de interacción. Estas son algunas consideraciones importantes para la “hoja de ruta”.

  • El “camino sostenible”. Aunque no existe una receta y depende de cada empresa, los tópicos más comunes son la igualdad, diversidad e inclusión y la búsqueda de cadenas de valor socialmente responsables. 
  • Un faro que orienta. Los Reportes de Sustentabilidad tienen un rol clave y ya 83% de las 100 empresas más importantes de Argentina lo han incorporado.  
  • Las fuerzas impulsoras. Suelen ser la reputación de la empresa, el compromiso de la Dirección y el propósito de la empresa. 
  • Juntos a la par. No es un camino solitario, la interacción con los grupos de interés en todas las etapas del proceso es determinante.
  • El impacto lo es todo. Partiendo de un enfoque ESG, se espera un rol clave e impacto en el desarrollo de la comunidad.
  • Medir es lo que garantiza el avance. Es importante cuantificar, que las empresas acentúen mediciones de impacto (por ejemplo, un tercio de las empresas argentinas encuestadas por PWC ya adoptó compromisos de neutralidad de carbono)
  • Sembrar para después cosechar. tener en cuenta que los impactos pueden no ser inmediatos, sino a mediano plazo.
  • Comunicar es clave. Informar retroalimentar el proceso y “da confianza” y fuerzas para seguir avanzando con mejora continua.

En síntesis, hay que transformar y volver a transformar bajo la óptica de la sustentabilidad. Como  decíamos al comienzo, debemos aprender a bailar en el ojo del huracán.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés