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Entrevista

Inés Gorbea: "El gran desafío que afrontan las ciudades es gestionar sus proyectos desde una perspectiva ambiental"

El Economista dialogó con Inés Gorbea, la Secretaria de Ambiente de CABA, sobre las políticas que lleva adelante el Gobierno porteño con perspectiva sustentable y medioambiental

Inés Gorbea, Secrataria de Ambiente de CABA.
Inés Gorbea, Secrataria de Ambiente de CABA. GCBA.
Agustina Parise 29 abril de 2022

Como ocurre en distintas urbes del mundo, la ciudad de Buenos Aires se enfrenta con el desafío de incorporar una visión medioambiental en sus proyectos y políticas para fomentar un desarrollo del espacio urbano con una mirada sustentable.

La Secretaria de Ambiente de CABA, Inés Gorbea, señaló en diálogo con El Economista que el Gobierno porteño tiene un objetivo claro: "transformar nuestra ciudad en un lugar en donde todos podamos vivir en armonía con la naturaleza".

A su vez, destacó que "el cambio climático es el problema más urgente al que nos enfrentamos". Para hacerle frente, se lanzó el Plan de Acción Climática, que establece acciones, instrumentos y estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático para reducir la vulnerabilidad humana y de los sistemas naturales.

¿Cuáles son los objetivos que se plantea el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en términos medioambientales?

El gran desafío que afrontan todas las ciudades del mundo en la actualidad es gestionar sus proyectos desde una perspectiva ambiental. A su vez, el cambio climático es el problema más urgente al que nos enfrentamos y es por eso que debemos trabajar fuertemente para contener sus efectos. Sabemos que la ciudad de Buenos Aires es un referente para la región, por eso nuestro desafío es aún mayor. Formamos parte de C40, una red de ciudades que trabajan para la adaptación y mitigación del cambio climático, con un rol muy relevante. En ese sentido, la Ciudad presentó en el 2021 su Plan de Acción Climática, una hoja de ruta con acciones transversales a todas las áreas de gobierno para que las políticas públicas se desarrollen con perspectiva climática. El objetivo de nuestro plan está alineado al Acuerdo de París, que la Ciudad avaló desde el primer momento, y fue aprobado por C40. En este plan nos proponemos ser una ciudad carbono neutral, resiliente e inclusiva para 2050. Este plan contempla metas prioritarias y metas intermedias: para 2030 vamos a reducir 53% los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y 84% para 2050.  Para llegar a ese objetivo, analizamos detalladamente nuestro inventario de gases de efecto invernadero, a partir de ahí, concluimos que los sectores que más GEI generan son la energía, con 58%; sigue el transporte con 28% y, por último, los residuos con 14%. Al contar con esta información, sabemos que tenemos que hacer hincapié en acciones específicas y orientadas a disminuir el impacto de estos tres sectores. Todas las metas previstas en el Plan de Acción Climática tienen un denominador común: transformar nuestra ciudad en un lugar en donde todos podamos vivir en armonía con la naturaleza. Además, este año la Ciudad de Buenos Aires será sede de la Cumbre Mundial de Alcaldes C40 entre el 19 y el 21 de octubre. La Ciudad fue seleccionada como anfitriona del foro climático por los 16 alcaldes del Comité Directivo de C40, tras un riguroso proceso de evaluación. En esta oportunidad, Buenos Aires compitió con Austin, Barcelona, Madrid, Medellín, Miami, Río de Janeiro, San Pablo y Shenzhen, que también se postularon para alojar el foro internacional. 

¿Qué avances observan? ¿Y en qué cosas puede hacer cambios para un desarrollo sustentable de la Ciudad?

La ciudad de Buenos Aires cambió mucho en los últimos 15 años y esa transformación se profundizó. Antes andar en bicicleta en la Ciudad era un hábito poco frecuente; la posibilidad de reciclar los residuos era limitada y la economía circular solo se estudiaba en la facultad. Hoy son hechos concretos que tienen una continuidad y son beneficiosos para todos. En esa misma línea, la Ciudad se transformó de manera progresiva en "una ciudad de 15 minutos", más descentralizada, mejor preparada para resolver nuestra vida a pocas cuadras de nuestras casas, con centros comerciales barriales a cielo abierto y la posibilidad de realizar trámites virtuales en lugar de hacerlos presencialmente, que implica una reducción en el gasto de recursos. Este cambio es un proceso diario y continuo y es el resultado de una planificación a futuro, siendo conscientes de los desafíos ambientales que tenemos hoy para ser una ciudad sustentable. Para esto, tenemos que seguir evolucionando con políticas públicas ambientales transformadas en prácticas cotidianas, para que todos los vecinos y vecinas las implementen y noten sus beneficios. 

Además del cuidado del medio ambiente, la Secretaría de Ambiente tiene como objetivo desarrollar el planeamiento y gestión del ambiente urbano integrado a las políticas de desarrollo económico, social y cultural. ¿En qué consiste ese trabajo? ¿Cómo se adapta el desarrollo de la Ciudad para que sea sostenible? 

La gestión climática debe ser integral y transversal a todos los sectores de la sociedad. Es evidente la relación entre el cambio climático y la desigualdad, por eso apuntamos a políticas públicas que generen posibilidades de desarrollo, con beneficios asociados a la esfera ambiental, social y económica. Nuestra premisa es escuchar las necesidades de los vecinos y vecinas, y así gestionar las políticas públicas destinadas a solucionar problemas cotidianos del ciudadano de a pie. En la Ciudad trabajamos en forma integrada con todos los ministerios y secretarías para que cada plan tenga una mirada ambiental, que sea inclusivo y resiliente. De esa forma, en la actualidad todas las obras públicas nuevas incluyen luminarias Led. Al mismo tiempo, estamos cambiando las luminarias de los edificios públicos, solo por mencionar un ejemplo. Lo más importante es trabajar con los equipos técnicos, entender sus necesidades y trabajar en la investigación y la academia. Ellos son los que aportan soluciones de fondo para que podamos evaluarlas y considerar su viabilidad. Por ejemplo, en la ciudad aplicamos el principio de Responsabilidad Extendida del Productor y trabajamos la gestión de pilas usadas. Hoy los vecinos pueden dejar sus pilas en los Puntos Verdes fijos y móviles, en las estaciones de servicio Axion y en las farmacias Dr. Ahorro y, a través de los importadores, estas pilas son tratadas adecuadamente para evitar los efectos ambientales nocivos. De esta manera, activamos una cadena de valor en este sistema, generando trabajo, compromiso y beneficios ambientales.

 ¿Cómo se trabaja con los vecinos para impulsar políticas sustentables?

Lograr el cambio y el compromiso de los vecinos y vecinas es un verdadero desafío, pero al mismo tiempo, las nuevas generaciones nos exigen activar acciones ambiciosas para ir hacia la sustentabilidad. Abordamos las políticas ambientales desde la educación ambiental en las escuelas y a través de campañas de comunicación, en contacto directo con los vecinos. El cambio que necesitamos lo tenemos que hacer todos, nuestro compromiso desde la gestión es desarrollar políticas públicas accesibles a los vecinos, y ellos deben aportar su granito de arena. Los más jóvenes tienen incorporado ese aporte. Para ellos es natural reciclar o reusar, disfrutar del espacio público, así como usar botellas y bolsas reciclables, pilas y baterías recargables. Creo que tenemos que seguir en ese camino y, de a poco, vamos a ir generando una nueva conciencia ambiental.

En el Día del Agua lanzaron la campaña para recolectar aceite usado de cocina. ¿En qué consiste?

Durante todo el año la Ciudad recolecta aceite de cocina de uso domiciliario en sus Puntos Verdes fijos y móviles. Para el Día del Agua generamos una campaña reforzando la idea que 1 litro de aceite usado puede contaminar hasta 1.000 litros de agua, y por eso es necesaria una correcta disposición. El aceite vegetal usado se transforma en biodiesel, siguiendo el principio de la economía circular, que permite que los residuos sean utilizados como recursos para que vuelvan al sistema productivo. El aceite se recibe en botellas plásticas de 1,5 litros, cerradas y limpias. Además, debe estar frío para que la botella no se deforme. La recepción de aceite vegetal usado comenzó en 2016 y hasta la fecha recibimos más de 500 litros de aceite y evitamos contaminar más de 500.0000 litros de agua. A su vez, se transformaron en más de 400 litros de biodiesel.

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