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La semana en que regresó el optimismo a Europa

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Paolo Rizzo 08 junio de 2020

Por Paolo Rizzo

BRUSELAS.- La semana pasada fue, sin dudas, la mejor que Europa vivió desde el brote del coronavirus. Las buenas noticias llegaron desde los sistemas sanitarios, las estadísticas del empleo, el Banco Central Europeo, los gobiernos nacionales y también de Estados Unidos.

Casi todos los países registraron una desaceleración de los contagios y los fallecidos. En toda la Unión Europea, el incremento semanal de nuevos contagios fue del 1,9%: es el mínimo histórico. El número de fallecidos en  una semana fue de solamente 1.640 personas. Un dato muy bajo comparado  a los 446 millones de habitantes de la UE. Son noticias mucho más que   alentadoras si se considera que todos los países han levantado la cuarentena desde casi un mes. Es decir que la curva de los contagios sigue aplanándose aún con medidas menos estrictas de distanciamiento social.

Mientras tanto la oficina estadística de la UE ha comunicado que, en abril, el  mes con la cuarentena más rigurosa, el desempleo fue 7,3%. Es un  porcentaje insólitamente bajo considerando que, en febrero, antes de la  crisis, era 7,2%. En el mismo período el desempleo de Estados Unidos pasó de 3,5% a 14,7%. El dato de la UE parece, entonces, muy bueno, y quizás demasiado. Parece que Europa no sufrió de los estragos de la crisis. ¿Cómo es posible? Por un lado es cierto que, hasta ahora, el impacto de la crisis  sobre el empleo fue menor de lo esperado.

Es necesario considerar que el porcentaje del desempleo se refiere a  personas que buscan activamente un trabajo. Bien podría ser que durante la cuarentena muchas personas pensaron fuera inútil buscar un trabajo. Al no  buscarlo, estas personas no resultan desocupadas en las estadísticas. El dato de Italia parece confirmar esta dinámica. El porcentaje del desempleo pasó del 9,1% de febrero a 6,3% de abril. Se trata de un sinsentido, considerando que la economía italiana se derrumbó 5,3% en el primer trimestre del año. Hablando en número absolutos, los desocupados de Italia pasaron de 2,3  millones de febrero a 1,5 millones de abril. Es razonable pensar que 800.000 personas simplemente dejaron de buscar un trabajo. Para un análisis completo sería más útil el dato de mayo, el primer mes sin cuarentena.

Sin embargo, el dato general del desempleo sigue siendo mejor que el de las expectativas. En otros países europeos la tasa de paro se mantuvo más o menos constante. Las empresas han despidiendo menos trabajadores de lo previsto porque la ley lo impedía, pero también porque creen que la crisis será dura pero breve. Además, las redes de protecciones para el empleo dispuestas por los gobiernos centrales podrían haber funcionado mejor de lo esperado. Por estas razones el dato europeo del desempleo es positivo.

Mientras tanto, el jueves el BCE anunció que la dotación de su programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) se incrementará en 600 billones de euros hasta un total de 1.350 billones de euros. El horizonte para las compras netas en el marco del PEPP se ampliará al menos hasta final de junio de 2021. Igualmente, el principal de los valores adquiridos en el marco del PEPP que vayan venciendo seguirá reinvirtiéndose al menos hasta el final de 2022. Si bien al comienzo de la crisis una frase de la  gobernadora Christine Lagarde había alarmado los mercados, ahora queda  claro que el BCE está dispuesto a hacer “whatever it takes” para respaldar las condiciones de financiamiento para la economía real, especialmente para las empresas y los hogares.

Buenas noticias llegaron también desde las capitales europeas. Pocas horas  antes del anuncio del BCE, el Gobierno alemán aprobaba su segundo estímulo fiscal a la economía. Es un plan de 130 billones que representa una noticia notable por muchas razones. Primero, se trata del segundo paquete  de estímulo fiscal aprobado por Alemania. El total de la intervención del Gobierno suma ahora 450 billones de euro y casi 900 billones de garantías para préstamos a las empresas. Segundo, la constitución alemana obliga los gobiernos a no generar déficit a menos de eventos excepcionales. Por esta razón el país registra superávits fiscales desde 2014. Lograr generar déficit y llevarlo hasta el 10% del PIB es un evento único para el Gobierno de Berlín. Tercero, Alemania es la locomotora de la economía europea. Estimular su economía genera efectos positivos en todo el continente. Cuarto, el tamaño de las medidas es enorme considerando que Alemania ha sido uno de los países europeos que menos sufrió los estragos sanitarios y económicos del virus. En definitiva, se trata de un cambio de paradigma para Alemania que, durante la última crisis, proponía cortar el gasto público para salir de la crisis.

Por último, las fronteras entre países europeos se van abriendo. Quedan todavía restricciones entre algunos países, pero los países están volviendo a  dejar pasar ciudadanos, bienes y servicios del extranjero. El mercado único europeo se está lentamente reactivando y la UE podría abrir sus fronteras externas desde julio.

No sorprende que frente a tantas buenas noticias las Bolsas europeas hayan  tenido la mejor semana desde hace tiempo. Entre los motivos para ser optimistas resalta también el mejoramiento del empleo en Estados Unidos. El conjunto de factores hizo que el IBEX35 subiera 9%, el FTSE MIB de Milano 9,5%, el CAC40 de Paris 9% y el DAX30 de Frankfurt 8,2% en cuatro  días (el lunes estuvo cerrada).

No nos ilusionemos: Europa sigue estando en el medio de la recesión. La actividad económica del segundo trimestre del año registrará la caída más  marcada desde la Segunda Guerra Mundial. Pero hay razones para pensar  que, superado este trimestre, la crisis puede ser breve. La semana pasada  nos dio razones para ser optimistas.

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