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Harguindey: "El ataque al Capitolio fue una jugada desesperada de Trump"

En el marco de un nuevo año electoral en Estados Unidos, El Economista dialogó con Joaquín Harguindey, especialista en política norteamericana

Harguindey: "El ataque al Capitolio fue una jugada desesperada de Trump"
18 enero de 2024

El pasado 6 de enero, se cumplió un nuevo aniversario de quizás uno de los hechos más bochornosos en la historia moderna de Estados Unidos: el ataque al Capitolio.

Ese día, pero en 2021, seguidores de Donald Trump atacaron el Congreso para intentar evitar que Joe Biden fuera investido como nuevo presidente del país, algo que finalmente no lograron.

Debido a sus denuncias de fraude electoral, las cuales nunca fueron comprobadas, se considera que Trump tuvo una importante responsabilidad en lo sucedido. Por ello, en ese momento se creyó que ya nunca más regresaría a la Casa Blanca. 

Sin embargo, tres años después de ese suceso, el magnate se encuentra más fortalecido que nunca, ya que, en las primeras internas que celebró el Partido Republicano en Iowa, Trump obtuvo un contundente, y quizás definitivo, triunfo. 

Así, ya todos dan por sentado que el 5 de noviembre, Trump y Biden se enfrentarán en unas nuevas elecciones presidenciales y, según los sondeos, es el primero el que parte con la delantera.

Intentando entender tanto el porqué del ataque al Capitolio como esta "resurrección" de Trump, El Economista dialogó en exclusiva con Joaquín Harguindey, especialista en política estadounidense. 

• Recientemente, se cumplió un nuevo aniversario del ataque al Capitolio. ¿Cómo es posible que esto haya sucedido en "la casa de la democracia"? 

Creo que fue una jugada bastante torpe y desesperada de parte de Donald Trump para intentar patear el tablero. Él se vio perdedor tanto en lo electoral como en lo judicial, y pensó que la única posibilidad de estorbar a la presidencia Biden era una en la cual el proceso se considerara ilegítimo, al menos desde la perspectiva de buena parte de la base de votantes republicana.

Con eso buscaba, de alguna forma, continuar con una explicación alternativa a su derrota electoral, que no fuera sencillamente que había perdido la elección.

Ese accionar, al menos en términos del electorado, en su momento fue bastante dañino para Trump, aunque no en cuanto a la base republicana, que en buena medida lo sigue acompañando. 

Incluso, con el paso del tiempo, me da la sensación que se ha cerrado filas en el proceso republicano para reinterpretar esos eventos de una forma que sea más aceptable y menos insurreccional para Trump.  

Pero, en cuanto a una explicación más larga, diría que es un ejemplo más de la crisis identitaria estadounidense y de la crisis de las instituciones. 

Los sindicatos, la iglesia y los mismos partidos políticos han perdido su capacidad de continuar con una vida política partidaria que no esté ligada simplemente a las figuras.

Esa mezcla de identidad partidaria fuerte con partidos débiles ha conducido en parte a esto porque permite, al menos en el caso del Partido Republicano, la creación de algo así como una especie de cultura de personalidad alrededor del expresidente. Se generó una cultura política paranoica que es incapaz de percibir a los adversarios como legítimos.

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Imagen tomada durante el ataque al Capitolio
  • Sin embargo, los más preocupante es que lo peor podría estar por venir: según Eurasia Group "el sistema político estadounidense es más disfuncional que cualquier otra democracia industrial avanzada" y la elección presidencial profundizará la división política del país. ¿Cree que la situación es así de grave?

Creo que es atinado considerar al sistema estadounidense como uno de los peores del mundo desarrollado y también que la situación es considerablemente grave.

El primer problema es la vulnerabilidad de las elecciones presidenciales para ser manipuladas por una mayoría en el Congreso, que es lo que Trump intentó hacer en 2021, primero presionando a legisladores, luego a través de la insurrección, para conseguir que el Capitolio rechazara los resultados y aceptara unos alternativos.

Ese mecanismo sigue en pie y no se ha hecho una reforma como para impedirlo. Además, tampoco se ha intentado reformar la capacidad de manipulación por parte de los gobernadores o secretarios de Estado, que son las personas que manejan los resultados electorales a nivel estatal.

Esto último es muy importante porque la elección no es federal, sino que estamos hablando de 51 elecciones con sistemas de votación y formas de contar los votos diferentes. En sí mismo, es un sistema con tanta diversidad que produce mucha oportunidad para manipulación y para que malos actores participen.

Lo segundo que vale la pena mencionar es el aspecto contra mayoritario del sistema político estadounidense: la cantidad de estructuras anti mayoritarias, empezando por el Colegio Electoral, pero en particular el Senado y la regla del filibuster (que es la idea de que una minoría realmente pueda impedir que cualquier legislación que no le guste sea aprobada), deja a los gobiernos en una situación de nunca poder satisfacer a su base de votantes.

Esto le ha imposibilitado a Biden cumplir con un montón de promesas que hizo en campaña y creo que cualquier presidente se encontraría en la misma situación justamente porque la democracia estadounidense solía corregir este problema por vía de la negociación partidaria, pero eso hoy en día es imposible por la alta polarización.

Por último, el tercer aspecto problemático del sistema político estadounidense tiene que ver con la representación en sí misma, ya que los representantes están congelados en 435 desde hace casi 100 años.

Esto hace que la capacidad de los votantes de acceder a su representante haya disminuido con el crecimiento poblacional: solía haber 100.000, 200.000 votantes por representante, pero hoy hay algo así como 800.000. Es una situación en la cual la política se vuelve cada vez más distante y se siente en la capacidad de los representantes para conocer su distrito realmente.

  • ¿Cómo afecta esta crisis la credibilidad internacional de EE.UU.? ¿Solo Trump y los republicanos son responsables de esta situación?

Claramente es algo que afecta muchísimo la credibilidad internacional de EE.UU. Se hace muy difícil percibir el sistema como funcional y eso afecta la capacidad de los aliados o adversarios estadounidenses de creer las promesas o amenazas de Washington. En el caso de Ucrania, se observa con la dependencia de Kiev de la victoria política de Biden.

Esta y otras situaciones atentan contra el mensaje central de EE.UU. a lo largo del último siglo de que tanto la organización económica estadounidense como el modelo democrático estadounidense son la vía que todos los países deben tomar para desarrollarse.

Pero no diría que Trump y los republicanos son los únicos responsables de esta situación, aunque sí son los responsables principales. 

No obstante, no señalaría a Trump como el presidente más responsable dentro de las presidencias republicanas. Por ejemplo, durante la presidencia de George W. Bush, los desenlaces de tanto la guerra de Irak como las torturas estadounidenses en Guantánamo y en otras partes del mundo fueron mucho más dañinos para la credibilidad y el prestigio estadounidense a nivel global.

Durante la presencia de Trump, nunca se tomó una decisión tan dañina como la invasión de 2003.

En cuanto a las presidencias demócratas, estas han sufrido la falta de sustancia en buena parte de sus cambios de política pública en cuanto a nivel internacional, basándose más que nada en lo simbólico y en gestos.

  • Pese a que Trump fue derrotado por el propio Biden, y teniendo en cuenta que, en parte, es responsable de lo que sucedió en enero de 2021: ¿cómo tiene chances reales de regresar a la Casa Blanca más allá del apoyo partidista?

En primer lugar, Trump tiene posibilidades de ganar debido a la lógica binaria de las elecciones estadounidenses y el bipartidismo en general. 

Las elecciones presidenciales tienden a ser un referéndum sobre la persona que está a cargo en ese momento y solamente hay dos opciones. Si te gusta su trabajo, votás por él; si no te gusta, votás por el opositor. Creo que Trump se va a beneficiar un poco de esta situación de la misma forma que Biden se benefició en 2020. 

trump
 

Dicho esto, el factor contrario también va a cumplir un rol importante: los terceros partidos tienen el potencial como para absorber una porción de votos importante en términos relativos.

Es decir, un tercer candidato no tiene chances de ganar en absoluto y ni siquiera de obtener algo similar a los candidatos de los dos otros partidos. Pero sí creo que pueden atraer suficientes votos de uno o de otro como para modificar el balance electoral en algunos estados.

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