Tal como esperaba el mercado, el Banco Central Europeo decidió subir la tasa de interés, al igual que en su última reunión, en 75 puntos básicos para hacer frente a una inflación que llegó en septiembre a 9,9%.
Lo hizo a pesar de que muchos analistas consideran que la zona euro se encamina a una recesión porque la prioridad del BCE es reducir la inflación y por lo tanto el ajuste monetario continuará apuntando a cumplir dentro de un tiempo con la meta de 2%.
La tasa de depósito que hasta mediados de año era negativo subió de 0,75% a 1,50%, su nivel más alto en más de una década, y los analistas estiman que en marzo llegará a 2,5%.
El BCE empezó a ajustar su política monetaria después de la Reserva Federal porque Christine Lagarde expresó reiteradamente que Estados Unidos y la zona euro atraviesan distintas etapas del ciclo económico.
De todas maneras, el diferencial de tasas debilitaba al euro frente y eso complica los intentos de bajar la inflación porque encarece los productos importados para el consumidor europeo.
La próxima reunión de la entidad se realizará el 15 de diciembre.