Hoy se conocieron los resultados del informe “Una Recuperación Desigual: Tomando el Pulso de América Latina y el Caribe Después de la Pandemia”, elaborado por el Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El reporte se hizo a partir de encuestas en 24 países.
En él se expone que una de cada 4 personas de la región en estudio que perdieron su trabajo durante la pandemia, todavía no lograron recuperarlo. De la mano con esto, la tasa de empleo promedio regional se ubica 11 puntos porcentuales por debajo de los niveles previos al 2020.
En cuanto a la oferta laboral, el empleo formal se redujo 4,8% y las horas promedio de trabajo semanal cayeron 14%.
En esto, se vieron afectadas principalmente las mujeres, los grupos vulnerables y las personas con menor nivel educativo. En contraparte, lo que sí aumentó fueron el cuentapropismo y la informalidad.
Por otro lado, la brecha entre géneros también se vio acrecentada con los efectos de la pandemia. El estudio reveló que las mujeres tuvieron más del doble de chances que los hombres de perder sus trabajos y más del 50% los abandonó.
Sin diferenciación de género, entre las personas que resultaron desempleadas, el 60% salió del mercado laboral y solo el 40% permaneció, por lo que la población económicamente activa (PEA) se vio reducida.
Entre los empleados, una gran parte optó por migrar hacia empresas medianas, pequeñas o micro.
A raíz de estas cifras, 50% de los hogares sigue sin remontar sus ingresos al nivel previo a la crisis y, en 24% de ellos, atravesaron momentos de falta de alimentos durante la pandemia. Con esto, se duplicó la inseguridad alimentaria.
A más de un año desde el inicio de la pandemia, apenas un cuarto de los alumnos asiste a la escuela de forma presencial. Los demás lo hacen de forma virtual o no lo hacen.
