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Con más críticas que halagos, la Nueva Ruta de la Seda cumple 10 años

Conocido formalmente como "Belt and Road Initiative", el proyecto fue presentado por el presidente de China, Xi Jinping, el 7 de septiembre de 2013. Sin embargo, desde esa fecha, aunque decenas de países se han sumado al proyecto, muchos se han visto perjudicados por el mismo.

Con más críticas que halagos, la Nueva Ruta de la Seda cumple 10 años
Damián Cichero 06 septiembre de 2023

Este jueves 7 de septiembre, se cumplirán diez años del emblemático discurso del presidente de China, Xi Jinping, en el que nombró por primera vez el proyecto Belt and Road Initiative, también conocido como "Nueva ruta de la seda".

En esa oportunidad, Xi, que se encontraba en la Universidad Nazarbayev, de Kazajstán, propuso una nueva asociación de países que, en principio, iba a ser entre China y los países a los que proyectaba su comercio e infraestructura.

Sin embargo, desde ese momento, el proyecto comenzó a ampliarse considerablemente, lo que provocó que países de todo el mundo quisieren unirse, tal como sucedió con Argentina en 2022.

¿Qué es el proyecto?

Inicialmente, Xi se refirió al proyecto como Silk Road Economic Belt" ("Franja Económica de la Ruta de la Seda"): "Franja" hace referencia a las rutas terrestres para el transporte por carretera y ferrocarril a través del Asia Central sin salida al mar, mientras que "ruta" hace referencia a las rutas marítimas del Indo-Pacífico a través del sudeste asiático hasta el sur de Asia, Oriente Medio y África.

El mandatario chino, que había llegado al poder tan solo un par de meses antes, el 14 de marzo de 2013, tenía como objetivo que su país recuperara el prestigio y la influencia internacional que tuvo en los siglos pasados.

Por ello, el proyecto también es conocido como "Nueva ruta de la seda", ya que hace referencia a la original Ruta de la Seda que, desde el siglo I a.C., conectó a China con todo el continente asiático, llegando hasta África y Europa.

Este megaproyecto de infraestructura internacional, a diferencia de su antecesor, literalmente llegó a todo el mundo, registrándose más de 140 países que se han unido al mismo.

En el caso de los países de América Latina que forman parte del proyecto, se encuentran Panamá, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Perú y la ya mencionada Argentina. 

El Gigante Asiático es un gran productor de bienes industriales, textiles y tecnológicos, mientras que, debido a su población de 1.400 millones de habitantes, también es un gran demandante de materias primas, como alimentos o petróleo y gas natural. 

Por ese motivo, esta iniciativa le permite acceder de manera más rápida y sencilla a estos productos, como colocar los suyos en todo el mundo. 

En este sentido, según la consultora norteamericana RWR Advisor, hasta el 2020, China ha destinado más de US$ 461.000 millones para construir puertos, rutas de tren, autovías e incluso gasoductos. Sin embargo, la cifra se ha "congelado" desde la pandemia del coronavirus. 

No todos están satisfechos

Para empezar, desde que las tensiones entre Estados Unidos y China han ido en aumento, muchos países comenzaron a mostrar cierta preocupación por cuestiones como el exceso de deuda y la influencia de China.

Se cree que es una "trampa de la deuda" diseñada por China para tomar el control de la infraestructura local, lo que ha empañado la reputación de la iniciativa.

A esto se suma que China también se ha convertido en uno de los mayores acreedores del mundo, ya que ella misma se encarga de otorgarles rescates de emergencia a estos mismos países que no pueden pagarla. 

Según un estudio publicado por investigadores del Banco Mundial, la Escuela Kennedy de Harvard, el Instituto Kiel para la Economía Mundial y el laboratorio de investigación estadounidense AidData, entre 2008 y 2021, China gastó US$ 240.000 millones en rescatar a 22 países que son "casi exclusivamente" deudores del proyecto de infraestructura Belt and Road.

De ese total, US$ 170.000 millones provinieron de la red de líneas de intercambio del Banco Popular de China, mientras que los otros US$ 70.000 millones fueron prestados por bancos y empresas estatales chinas, incluidas compañías de petróleo y gas.

En este sentido, otro de los grandes problemas es que los rescates chinos no son para nada baratos: el PBOC exige una tasa de interés de 5%, en comparación con el 2% de los préstamos de rescate del FMI.

¿Italia se va?

Actualmente, el país más importante, y único miembro del G7, que forma parte de este proyecto es Italia. Sin embargo, parece que la historia de amor entre Pekín y Roma durará menos de lo esperado. 

Italia se unió a la Franja y la Ruta en 2019, aunque su membresía vence en marzo de 2024 y parece poco probable que el gobierno de Giorgia Meloni la renueve. 

Por ejemplo, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, dijo hace un par de semana que "la decisión de unirse a la nueva Ruta de la Seda fue un acto improvisado y atroz" que multiplicó las exportaciones de China a Italia, pero no tuvo el mismo efecto en las exportaciones italianas a China.

En parte, la nueva actitud de Italia está directamente relacionada con la presión que ha recibido de occidente: en julio, cuando visitó la Casa Blanca, Meloni fue "reprendida" por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Y, aunque parece que la mandataria está escuchando las recomendaciones de Washington, también recordó en más de una oportunidad que es una "paradoja" que Italia forme parte de la BRI y no sea el país del G7 con mayor comercio con China, lo que demuestra que es posible tener buenas relaciones con Pekín pese a no formar parte del proyecto.

Es por esto que, conscientes de que China también es un socio comercial de vital importancia, desde Roma están buscando soluciones para que los vínculos entre ambos no se rompan completamente.

En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani, explicó que una asociación estratégica entre Italia y China sería más valiosa que un acuerdo como la Iniciativa de la Franja y la Ruta porque "involucra a todos los sectores, por lo que es más importante que los acuerdos bilaterales individuales como la Ruta de la Seda, que hasta ahora es insatisfactoria en términos de exportaciones e inversión".

Tajani, que recientemente visitó China, agregó que el Gobierno italiano consultaría al Parlamento antes de definir su posición sobre el tema.

Por su parte, tras reunirse con Tajani en Pekín, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, dijo que la cooperación con Italia había sido fructífera a pesar del escepticismo italiano.

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