Los vínculos entre Brasil y varios países del Africa subsahariana se han hecho más intensos en la última década. Son un ejemplo de cómo está cambiando el mundo, y de cómo se están redefiniendo tanto la noción clásica de cooperación Norte-Sur como las categorías que hoy parecen vetustas de países desarrollados y en vías de desarrollo. Según el reciente informe “Puenteando el Atlántico”, del Banco Mundial (BM), la intensidad del vínculo Brasil-Africa se registra en tres aspectos clave: el comercio, la inversión y la transferencia de conocimiento.
El informe reconoce que el ex presidente Lula le dio un gran impulso a la relación con esa región del mundo que, si bien está muy atrasada, ha logrado claras mejorías en los últimos años tanto en su manejo económico como político: “Lula fue doce veces a Africa durante su gestión, y visitó 21 países, algo que ningún Presidente de Brasil había hecho antes”. Desde el 2002, Brasil abrió 20 embajadas en Africa. A su vez, desde el 2003, 17 países africanos abrieron embajadas en Brasilia,
sumándose a las 16 ya existentes. Brasil es el país con más embajadas africanas de todo el Hemisferio Sur.
Otra de las tesis del trabajo del BM es que Brasil y Africa son complementarios en varios aspectos.
El primero, deseoso de jugar un rol global más importante, es un ejemplo para muchos países de
Africa, en lo que se refiere a políticas sociales. Además de las similitudes culturales (más de 50%
de los brasileños tiene descendencia africana), el clima de Brasil y el de varios países africanos
es similar, lo que facilita la asimilación de la transferencia de conocimiento en temas agrícolas.
Brasil firmó acuerdos de cooperación con 25 países subsaharianos en la última década. Producto
del crecimiento económico global y, fundamentalmente, de los acuerdos de cooperación firmados
entre los países, el comercio entre ambos creció exponencialmente: pasó de U$S 4.000 millones
en 2000 a U$S 20.000 en 2010. En 2000, Brasil enviaba 3,8% de sus exportaciones totales a Africa; ahora, el 5,2%.
El sector privado no se perdió la oportunidad. Las grandes multinacionales brasileñas son un gran
vehículo de inversión en Africa. Ese continente representa potencialmente, además, un gran mercado de consumo: ya tiene más de 1.000 millones de habitantes (y una demografía expansiva, por lo cual seguirá creciendo) que irán gradualmente aumentando su nivel de ingresos y sofisticando su patrón de consumo. Según el BM, las empresas brasileñas están presentes en casi todos los países africanos. Los sectores en los que están involucradas son el minero, el energético y el de infraestructura. Las principales empresas presentes (medidas en volumen de ventas y/o de inversión) son Andrade Gutierrez, Camargo Correa, Odebrecht, Petrobras, Queiroz Galvão y Vale. Muchas de ellas, además, están entre las principales empleadoras privadas en varios países africanos.
Está previsto que en el 2013, un cable submarino de fibra óptica de aproximadamente 12.000 gigabytes conecte el Cono Sur de Africa con el norte del Brasil. “Esto debería ayudar a mejorar las conexiones de Internet y el flujo de información entre ambos lados del Atlántico, favoreciendo la comunicación entre empresarios”, según Susana Carrillo, del BM. La presidenta Dilma Rousseff ha
confirmado que su Gobierno continuará dando prioridad a Africa. Su próximo viaje a ese continente está previsto para mayo de 2012. Allí presenciará la 3ra Cumbre de Africa y América del Sur, a realizarse en Guinea Ecuatorial.
(De la edición impresa)