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Boris Johnson y Nicola Sturgeon profundizan la crisis británica

Por un lado, Johnson renunció a su banca como diputado mientras es investigado por realizar fiestas en plena pandemia del coronavirus. Por su parte, Sturgeon fue detenida durante más de siete horas en el marco de una investigación policial por el mal manejo de fondos de su partido.

Boris Johnson y Nicola Sturgeon profundizan la crisis británica
11 junio de 2023

El viernes, tras el histórico encuentro entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, y de que ambos firmaran la "Declaración del Atlántico", todo parecían buenas noticias para el Reino Unido. 

Sin embargo, dos importantes crisis se han generado desde ese día a lo largo de todo el archipiélago europeo: por un lado, el ex primer ministro Boris Johnson renunció a su banca de diputado, mientras que en Escocia la ex premier de Escocia, Nicola Sturgeon, estuvo detenida durante más de siete horas el domingo. 

Respecto a la situación del predecesor de Sunak, el viernes a últimas horas de la noche Johnson renunció a su banca en protesta por una investigación de los legisladores sobre su conducta como primer ministro durante el momento más crítico de la pandemia del coronavirus, cuando celebró varias fiestas en Downing Street.

En su declaración, criticó la investigación que examinó si engañó a la Cámara de los Comunes sobre las reuniones y dijo que no había encontrado "ni una pizca de evidencia" en su contra. 

Johnson, que también apuntó contra Sunak, debió renunciar a mediados del año pasado por la organización de dichas fiestas, ya que, al igual que Alberto Fernández en Argentina, él mismo rompió con las estrictas reglas de confinamiento que le impuso a la población. 

El ex primer ministro consideró que era "muy triste dejar el Parlamento, al menos por ahora. Pero sobre todo estoy perplejo y horrorizado por haber sido expulsado antidemocráticamente. Estoy siendo expulsado por un pequeño puñado de personas, y sin la aprobación incluso de los miembros del Partido Conservador, y mucho menos del electorado en general".

Además, Johnson dijo que "la mayoría de los miembros del comité, especialmente el presidente, ya habían expresado comentarios profundamente perjudiciales sobre mi culpabilidad incluso antes de haber visto las pruebas. En retrospectiva, fue ingenuo y confiado por mi parte pensar que estos procedimientos podrían ser remotamente útiles o justos".

Junto a Johnson también presentaron su renuncia sus aliados conservadores Nadine Dorries y Nigel Adams, lo que implica elecciones parciales en tres circunscripciones para renovar el titular de esas bancas. Esto agranda la crisis del partido e incluso podría poner en peligro la mayoría conservadora.

Y, aprovechándose de este grave momento, el Partido Laborista incluso está exigiendo elecciones generales anticipadas: el jefe de la oposición, Keir Starmer, instó a que "esta farsa debe terminar. Los ciudadanos ya tienen bastante".

Sunak debe "convocar elecciones y dejar que la población se exprese sobre estos 13 años de fracaso de los conservadores", agregó.

Por el momento, Sunak tiene mandato hasta enero de 2025, fecha en la que se celebrarían las elecciones generales. Sin embargo, el panorama de los conservadores es muy delicado, ya que el Partido Laborista tiene una ventaja de aproximadamente 16 puntos de cara a esos comicios. 

Sturgeon, de héroe a villana

Mientras el Partido Conservador se desangra por dentro, lo que podría llegar a representar una oportunidad para que Escocia busque su independencia del Reino Unido, este primer país tampoco le escapa a la crisis: el domingo, la ex primera ministra Nicola Sturgeon estuvo detenida durante más de siete horas en el marco de una investigación policial sobre el supuesto mal manejo de los fondos del Partido Nacional Escocés.

Dicha investigación está analizando lo que sucedió con más de 600.000 libras (US$ 754.140) en fondos recaudados por los activistas independentistas escoceses en 2017, que se suponía que estaban reservados, pero que pueden haber sido utilizados para otros fines.

En abril, el esposo de Sturgeon, Peter Murrell, y el entonces tesorero del partido, Colin Beattie, fueron arrestados y luego liberados sin cargos en espera de una mayor investigación como parte de este asunto.

Tras su detención, Sturgeon consideró que encontrarse "en la situación que tuve hoy cuando estoy segura de que no he cometido ningún delito es a la vez un shock y profundamente angustioso. Nunca haría nada para dañar al SNP o al país".

"Dada la naturaleza de este proceso, no puedo entrar en detalles. Sin embargo, sin lugar a duda que soy inocente de cualquier delito", agregó.

En febrero, Sturgeon, quien llegó al poder en 2014 y fue la persona que más tiempo ocupó dicho puesto, además de la primera mujer en hacerlo, presentó su renuncia como primera ministra de Escocia alegando que ya no poseía la energía suficiente para cumplir con sus deberes.

Sin embargo, esta renuncia estaría vinculada con los reveses a los que se enfrentó a la hora de cumplir con su promesa de celebrar otro referéndum independentista. 

Durante su gestión, Sturgeon consideraba que, tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, algo a lo que los escoses se oponían, Londres debía permitirles realizar un nuevo referéndum de independencia, luego del celebrado en 2014.

Pero, tras obtener un contundente triunfo en las elecciones parlamentarias de 2021, desde el Parlamento británico dijeron que, como mínimo, debían pasar 10 años del último referéndum para una nueva votación.

Y, después de recurrir a la justicia, el Tribunal Supremo del Reino Unido dictaminó que no se podía celebrar un segundo referéndum sin la aprobación del Parlamento británico.

Esquivando las balas

Como era de esperar, Humza Yousaf, sucesor de Sturgeon, fue consultado sobre la detención de su predecesora y describió la investigación policial como desafiante, aunque defendió el historial del SNP. 

Pero intentando aprovecharse de la crisis en Londres, Yousaf dijo que el SNP estaría dispuesto a llegar a un acuerdo con los laboristas en caso de un parlamento sin mayorías.

Según los sondeos, el SNP podría perder alrededor de la mitad de sus escaños ante los laboristas, aunque seguiría siendo el partido más grande en Escocia.

En este sentido, Yousaf dijo que estaba preparado para llegar a un acuerdo con los laboristas, ya que trabajaría "con cualquier partido francamente progresista para ver la espalda de los Tories, pero el precio, por supuesto, el primero de esa lista, sería tener un referéndum de independencia".

"Nunca apoyaríamos a un gobierno conservador, subraya eso y ponlo en negrita. Pero, por supuesto, si los laboristas no quieren cooperar con nosotros, entonces les haríamos la vida muy difícil", agregó.

 

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