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Entrevista

"Argentina ocupa un lugar de relevancia para Europa tanto económica como políticamente"

El Economista dialogó en exclusiva con Pablo Grinspun, quien recientemente regresó a Argentina tras desempeñarse durante más de tres años como embajador nacional ante la Unión Europea

"Argentina ocupa un lugar de relevancia para Europa tanto económica como políticamente"
21 junio de 2023

Durante siglos, Europa ha sido considerada el centro político, cultural y económico del mundo y prueba de ello es que se la conoce como el "Viejo Continente". Sin embargo, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, ha perdido constantemente poder de influencia a manos de Estados Unidos y de China.

Pero, pese a esta situación, algunos países europeos siguen dando cátedra, particularmente en lo que respecta a la cooperación: allí se encuentra la Unión Europea, un actor con un nivel de integración nunca antes visto en la historia de la humanidad. 

La relevancia de este actor no solo se observa en que agrupa a más de 450 millones de personas, sino que posee un PIB de unos US$ 16 billones, el tercero más elevado del mundo, solo por detrás de los de EE.UU. y China. 

Como era de esperar, estas cifras convierten a la UE en un socio estratégica fundamental tanto para el Mercosur, con el que en 2019 firmó un acuerdo comercial que aún no fue ratificado, como para Argentina, ya que el bloque es nuestro tercer mayor socio comercial. 

Por ello, intentando esclarecer cómo pueden mejorarse los vínculos nacionales y regionales con la UE, y cuántas posibilidades existan de que se ratifique el acuerdo con el Mercosur, El Economista dialogó con Pablo Grinspun, quien recientemente regresó a Argentina tras desempeñarse durante más de tres años como embajador nacional ante el bloque europeo. 

  • A grandes rasgos, ¿qué papel desempeña la Unión Europea en el Sistema Internacional hoy en día? Parece haber perdido poder de influencia respecto a EE.UU. y China. 

La Unión Europea es uno de los actores globales dentro de este Sistema Internacional caracterizado por la multipolaridad. Su fortaleza está dada por el tamaño de su mercado (500 millones de consumidores) que le permite imponer su poder regulatorio al resto del mundo, y por ser un proceso de integración cuya profundidad y solidez le permitió superar exitosamente una serie de impactos de extrema gravedad, incluyendo la crisis del euro, el Brexit y la pandemia. 

Sin embargo, arrastra algunos problemas estructurales que han quedado en evidencia a partir del nuevo escenario internacional abierto por la guerra en Ucrania, básicamente en materia de seguridad, suministro de energía y pérdida de peso económico relativo. Ya en 2020 el Alto Representante Josep Borrell alertaba sobre la pérdida de peso de Europa en el mundo, señalando que hace 30 años representaba una cuarta parte de la riqueza mundial y que dentro de 20 años no representará más que el 11% del PIB global muy por detrás de China, y también de Estados Unidos y aún de India. La UE, por lo tanto, es muy consciente de la necesidad de superar lo que ellos mismos califican de "dependencias" y avanzar hacia una "autonomía estratégica", lo que no resultará fácil en esta nueva configuración internacional. 

Es aquí donde la relación con América Latina y el Caribe -una región con inmensos recursos, pero que a la vez necesita inversiones para su desarrollo sustentable- se evalúa bajo una nueva mirada por la UE, pasando a ocupar un lugar destacado en su agenda. Ello es muy positivo, pero encierra un desafío, puesto que -con independencia de los lazos históricos y de valores entre ambas regiones, que siempre estuvieron allí- de lo que se trata ahora es de plasmar esa alianza potencial en acciones y cursos de acción concretos. 

  • ¿En qué situación se encuentra la relación bilateral entre Argentina y la Unión Europea en general? 

Dentro de esta revitalización de la agenda bi-regional -en la que Argentina tuvo mucho que ver desde su papel de Presidencia CELAC el año pasado- nuestro país ocupa un lugar de relevancia para la UE tanto desde el punto de vista económico como del político. Por una parte, Argentina es junto con el MERCOSUR una potencia exportadora a nivel mundial de productos agrícolas, y se espera que pronto lo sea también en materia de energía y minerales críticos para la transición a una economía baja en emisiones, y es un mercado atractivo para las empresas europeas. Pero al mismo tiempo, nuestro país (miembro del G20 y con reconocida actuación en los foros multilaterales y regionales) ha jugado un papel de articulador y estabilizador en la región, lo que ha sido siempre muy apreciado por la UE. Dentro de una región latinoamericana caracterizada por la volatilidad política, Argentina se ha transformado, en los últimos años y pese a sus problemas económicos, en un referente regional para la UE, confiable y previsible.

Pablo Grinspun le presentó las cartas credenciales al Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en 2020
Pablo Grinspun le presentó las cartas credenciales al Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en 2020
  • ¿Qué puede destacar sobre su gestión?

Mi gestión coincidió con una nueva administración de las instituciones europeas, liderada por Ursula von del Leyen como Presidenta de la Comisión y Charles Michel como Presidente del Consejo, y con la nueva agenda impulsada por ellos, con centro en el Pacto Verde europeo. También, coincidió con la pandemia, el Brexit, y la guerra en Ucrania.

Pese a todo ello, y a que los tiempos que se requieren para ver los frutos de estos procesos suelen ser largos, en mi caso he tenido la satisfacción de ver concluidos una serie de instrumentos que considero contribuirán a potenciar la relación en temas clave (como ser los Memorandos de Entendimiento en materias primas y en energía), que servirán como catalizadores de inversiones europeas para la producción en nuestro suelo y la exportación en sectores fundamentales para nuestro desarrollo como por ejemplo energías renovables, hidrógeno y la cadena del litio.

También, hemos iniciado el proceso y dado los primeros pasos para la actualización del Acuerdo que da el marco institucional entre la Argentina y la UE, que data de los años 90, con el objetivo de llevar la relación bilateral a la de "socios estratégicos". En paralelo, hemos buscado impulsar desde la embajada una serie de temas que exploran las coincidencias profundas que Argentina tiene con la UE en temas como Derechos Humanos, Ciencia y Tecnología, Género, y agenda digital, entre otros. 

En materia bi-regional, no quisiera dejar de mencionar lo que significó la Presidencia Pro Tempore de la CELAC durante 2022, que nos permitió potenciar el nivel de interlocución a todos los niveles con la UE, liderar el grupo de embajadores de nuestros países en Bruselas, y proponer encuentros del más alto nivel como la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores el pasado mes de octubre en Buenos Aires, y la Cumbre de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno que tendrá lugar en Bruselas el próximo mes de julio. 

Finalmente, en el periodo a mi cargo, superada la pandemia se logró reactivar los contactos al más alto nivel, incluyendo visitas de varios ministros argentinos a Bruselas y los viajes a Buenos Aires de los Presidentes de la Comisión y del Consejo Europeo, así como el Alto Representante Josep Borrell. 

  • Después de Brasil y China, la UE es el tercer socio comercial de Argentina. ¿A qué sectores debería apuntar Argentina para poder incrementar el vínculo comercial? Las áreas nuclear y alimenticia parecen las de mayor potencial. 

La Unión Europea es un socio de importancia para nuestro país, con un intercambio comercial que muestra gran dinamismo. En particular, en los últimos dos años las exportaciones argentinas aumentaron un 24% (en 2022 respecto 2021) y 36% (en 2021 respecto de 2020), superando el año pasado por primera vez los 10.000 millones de euros y alcanzando su récord histórico.

Sin embargo, nuestras ventas a Europa muestran una fuerte concentración en pocos productos, principalmente del complejo sojero y cerealero, carne bovina, pescados y crustáceos y petróleo, lo que implica, además, un importante grado de primarización.

Grinspun, con Cafiero y Todesa Bocco, en febrero pasado
Grinspun, con Cafiero y Todesa Bocco, en febrero pasado

Si tomamos en cuenta las nuevas medidas autónomas que está implementando Europa en el marco de su Pacto Verde, tales como la norma sobre desforestación, el impuesto al carbono en frontera y la diligencia debida, nuestros productos exportables deberán adaptarse a estas nuevas normas lo que implicará mayores costos asociados que podrían, en algunos casos, dejarnos fuera de mercado.

Ello, sumado a la transición en materia de descarbonización de la energía, implicarán en los próximos años una modificación del perfil de nuestras exportaciones a Europa, en el cual ganarán espacio -si hacemos las cosas bien internamente-, el hidrógeno verde, el GNL y el litio y otros minerales raros. Pero, además, será esencial, para mantener e incrementar nuestro volumen de comercio, diversificarnos lo más posible, incorporando al complejo exportador más PyMes y a las economías regionales.

  • Respecto al acuerdo UE-Mercosur, ¿qué tan viable es su ratificación? Algunas cuestiones medioambientales parecen haber frenado el proceso. Y si se aprueba, ¿qué tan beneficioso será para la Argentina? 

Mucho se puede decir y escribir acerca de esta larga negociación. La realidad es que, luego del Acuerdo en principio alcanzado en 2019, e independientemente que desde entonces se ha trabajado en los aspectos aún pendientes, la aprobación y firma del mismo se ha visto frenada por parte de Europa. Es cierto que este freno se debió a preocupaciones ambientales expresadas por países miembros, funcionarios y parlamentarios europeos y ONG´s a partir de los datos sobre deforestación en el Amazonia, pero no es menos cierto que detrás de estas expresiones siempre estuvo el lobby proteccionista agrícola europeo, que es muy fuerte y que no quiere competir con una potencia agrícola como es el MERCOSUR, aun cuando los márgenes de mercado adicional previstos en el Acuerdo para nuestras exportaciones más sensibles, como carne bovina, son muy exiguos.

Actualmente, la férrea oposición hacia el Acuerdo en Europa de estos últimos años se ha disipado fuertemente, por dos motivos principales: el cambio de Gobierno en Brasil que redujo las preocupaciones europeas en materia ambiental, y la guerra en Ucrania, que coloca al MERCOSUR como un potencial aliado y proveedor de energía y alimentos, que Europa y el mundo necesitan y necesitarán en el futuro. Estos factores, sumado al fuerte empuje de España, como próxima Presidencia del Consejo europeo, produjeron un cambio en el ánimo europeo, que busca ahora la conclusión y firma del Acuerdo durante el segundo semestre de 2023.

Opinar sobre la viabilidad de su ratificación sería hacer futurología, pero en todo caso, lo que es seguro es que, si no se concluye en lo que queda del año, esta ventana de oportunidad se cerrará y su conclusión será más difícil, entre otras cosas porque el año próximo habrá una nueva administración en las instituciones europeas. 

Queda aún camino por recorrer, porque desde el Acuerdo de principio de 2019, Europa ha modificado unilateralmente el equilibrio alcanzado entonces, a través de su normativa autónoma y planteando un instrumento adicional en materia ambiental, de difícil aceptación para el MERCOSUR. 

  • Históricamente, Argentina ha llevado a cabo una política exterior centrada en sus vínculos con Estados Unidos, Europa y otros países desarrollados. Sin embargo, en la actualidad existen otras regiones que podrían ser de gran interés para nuestro país, como es el caso del sudeste asiático. ¿La política exterior argentina debería reinventarse o actualizarse?

Es cierto que hay inercias que son difíciles de romper a la hora de plantear vínculos internacionales, pero la reconfiguración del escenario global es un hecho irreversible y hay que actuar bajo esas premisas. Argentina tiene que trabajar con todas las regiones y los países. Ciertamente, Europa y Estados Unidos seguirán siendo socios de gran importancia para Argentina, pero esto debe ocurrir sin perder de vista el tablero general. En lo que refiere al Asia, es común mencionar a China, pero en esa región pueden verse también otros países ya se perfilan como potencias emergentes, incluyendo India, Indonesia, Vietnam, al lado de otras ya consolidadas, como Japón y Corea del Sur. 

En el norte de África, Argentina tiene una balanza ampliamente superavitaria. Nuestra región, Latinoamérica ofrece aún un enorme potencial que debemos alcanzar profundizando los procesos de integración. Menciono apenas unos ejemplos en el marco de una agenda muy amplia, que incluye también los esfuerzos multilaterales que permitan avanzar en temas centrales como son por ejemplo la reforma de la agricultura en la OMC, la distribución justa de los costos de la transición a las energías limpias y la consecución de los objetivos de desarrollo sustentable de nuestros países.

 

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