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El "qué quilombo se va a armar" frenó la mejora del mercado

Entre lunes y jueves, los activos argentinos resucitaron, pero hubo una clara inflexión el viernes

Luis Varela 29 agosto de 2022

A lo largo de la semana pasada hubo varias miradas internacionales que van mostrando de manera acelerada el cambio de época. En Estados Unidos se informó que ni los canales de televisión ni las televisoras de cable concentran el grueso de la audiencia: ahora la gente está en las redes, en el denominado "streaming", la tecnología que permite ver y oír contenidos que se transmiten desde Internet. Y al mismo tiempo desde el diario "El País" de España destacaron que Argentina tiene sobredosis de televisión, con 7 canales de noticias las 24 horas, contra 4 canales en Brasil y 2 en México.

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El País: “La proliferación de señales, iniciada en los noventa, sobrevive a las debacles económicas, el streaming y la crisis del cable”

¿Qué muestran esas dos informaciones? Que la gente está ávida por lo que sucede minuto a minuto. En EE.UU. ya descartan la televisión y el cable y prefieren las redes, porque las primeras son unilaterales y no permiten contestar al instante, mientras que el streaming da la posibilidad de refutar cualquier cosa que se dice con gran velocidad, por lo que lo unilateral tiene menor peso, las voces se van multiplicando con miles de opiniones, en debates a veces insultantes, que incluso llegan a bloquear a determinados emisores, pero con un ida y vuelta de comentarios que lentamente van llevando a una reflexión permanente.

Comenzar el panorama financiero con este tipo de información no es casual. Sin lugar a ninguna duda, la evolución de las inversiones estuvo plagada en los últimos tiempos por el devenir de la política. 

Por supuesto, la pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania, el ataque al Capitolio para evitar que se certificara derrota de Donald Trump, la tensión geopolítica en derredor de China, la destitución del premier británico y la presión sobre la primera ministra de Finlandia son muchos de los efectos que llevaron a la gente a buscar información veloz, puenteando el filtro de la televisión, de las radios, de los diarios, pretendiendo ver todo al instante, en vivo y en directo: "El pueblo quiere saber de qué se trata".

Al mismo tiempo, en línea con el vertical crecimiento del "streaming" en la última época hubo otra multiplicación: la aparición de encuestas. O sea determinadas organizaciones que hacen consultas, muestras, sobre grupo de personas, con la intención de dar una idea sobre lo que se opina. Y esto, lo sabemos, puede ser totalmente direccionado o realizado de manera más seria. De manera exagerada no puede decirse si hay más hinchas de Boca o de River si la encuesta se hace en una casa de Núñez o en pleno barrio de La Boca. 

La parte, si se quiere buena de esto, es que las encuestas deben enfrentar después resultados: hoy por ejemplo hay encuestas que dicen que Lula tiene 45% de intención de voto y Jair Bolsonaro, apenas 33%. Y muy pronto, dentro de cinco semanas, sabremos cuál encuestadora estaba más cerca de la realidad, de decir la verdad.

Al respecto, hay dos encuestadoras que vienen trabajando desde hace rato, y sobreviviendo, y dieron sobre los hechos de la última semana indicios muy contundentes. La encuestadora Giacobbe y Asociados dijo que el 67% de los argentinos considera que "Cristina Kirchner debería ser condenada e ir presa". Y al mismo tiempo afirmó que la imagen positiva de Alberto Fernández, que al principio de la pandemia consiguió el récord más alto de toda la historia de los presidentes, con 68% de aceptación, en este momento tiene una imagen positiva de apenas el 8%. 

Y al mismo tiempo Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, señaló que "el poder en el oficialismo lo sigue teniendo Cristina Kirchner" y que ella es "la madre de la derrota" de la última elección legislativa.

Y en las últimas horas, luego de observar atentamente la reacción de Cristina Kirchner y todo su núcleo duro seguidor, gritando en todas partes "Si tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar", el grueso de las encuestadoras salió a decir que esta resistencia del kirchnerismo, pretendiendo involucrar a todo el peronismo a la causa de corrupción por vialidad, está profundizando la reducción de apoyo al kirchnerismo y ni que hablar al Presidente Fernández, sobre todo después de afirmar que espera que el fiscal Diego Luciani no se suicide como Alberto Nisman, cuando la Justicia no tiene todavía un fallo definitivo sobre lo que ocurrió con Nisman, es decir aún no está definido si se suicidó o si fue asesinado.

La realidad del mercado

Frente a toda esta situación, si nos enfocamos en temas eminentemente financieros (dejando ya de lado lo político para comentarios en el resto de la edición) debe decirse que los inversores altamente especulativos, que son los primeros en moverse, anticipando decisiones con la aparición de un rumor, comprando cuando se inicia un ciclo, y vendiendo cuando el "run run" se convierte en noticia, tenemos que lo ocurrido con la política en las últimas semanas disparó volúmenes operados y, en consecuencia, precios, como si este tipo de apostadores crean que Argentina está frente a una especie de cambio de época.

Y el tema se ve con absoluta claridad en los montos operados. Si hablamos de titulos públicos nacionales, los volúmenes diarios fueron de unos $12.000 millones por día hace un mes, llegando a casi $25.000 millones en los días previos a la reacción del "qué quilombo se va a armar", para reducirse a $19.000 millones el viernes, en un claro paso atrás. 

Y otro indicador contundente fue lo operado en acciones argentinas. En la segunda semana del mes hubo negocios diarios por $1.617 millones por rueda, en la tercera por $2.226 millones y en la cuarta (la semana pasada) por $2.468 millones por día, con una particularidad muy evidente: hubo $2.855 millones operados el miércoles, $2.727 millones el jueves y $2.331 millones el viernes, en un claro retroceso. 

¿Qué puede significar esto? Que al ver la resistencia a ultranza del kirchnerismo duro a no aceptar lo que diga un Poder Judicial que por entero fue nombrado en cuarenta años de democracia durante los cuales el PJ siempre tuvo mayoría en el Senado, donde se nombran los fiscales y los jueces, es evidente que en vez de ver con claridad un kirchnerismo en retirada, con una altísima chance de derrota y de cambio de Gobierno en 2023, hay riesgo de que se cruce una línea de violencia, y que el estado de situación derive en una dimensión desconocida.

Las palabras de Powell

Aparte de eso, en el mundo ocurrió también el viernes un acontecimiento que puede marcar un violento giro en las movidas de los inversores altamente especulativos. 

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Powell no se conforma aun con la leve baja en la inflación

En la clásica reunión de banqueros en Jackson Hole, en Wyoming, EE.UU., el titular de la Reserva Federal dijo que la inflación ha retrocedido algo, pero la velocidad del recambio de empleos marca que el temblor no se ha superado, por lo que las tasas de interés seguirán altas durante un tiempo, con chance de que en septiembre la tasa de la Fed suba otros 75 puntos básicos, por lo que los analistas ahora ven una tasa a 10 años que puede acercarse al 5% anual, desde el 3,1% actual, lo cual sería durísimo para todas las inversiones de riesgo y por supuesto para todos los mercados emergentes y los países endeudados.

Y es cierto lo que dijo Jerome Powell, el número uno de la Fed. En lo que va de agosto las commodities se frenaron. El cobre sube 2,9% y el girasol de Rosario se mantuvo sin cambios, pero luego todo está a la baja: el aluminio pierde 0,1% en agosto, el oro 1,5%, los granos promedio de Rosario 1,7%, el maíz de Rosario 1,8%, la soja de Chicago 2,1%, la soja de Rosario 2,3%, el trigo de Rosario 5%, el petróleo 5,4%, la onza de plata 7,1%, el níquel 9,1% y el Bitcoin se hunde 14,9%. Todo para abajo, como directa consecuencia de las recientes subas de tasas de todos los bancos centrales y de la absorción de liquidez que están realizando.

Esta suba de tasas y baja de las commodities hizo que el grueso de los inversores mundiales cambiara de posición y se fuera a otra moneda. A lo largo de la semana pasada el dólar subió 0,8% contra el franco suizo, 0,8% contra la libra, 0,8% contra el yuan, 0,7% contra el euro y 0,6% contra el yen. En cambio, en América Latina el dólar bajó: cedió 0,7% en México, 2,4% en Brasil y se desplomó 5,6% en Chile. No pareciera haber un claro motivo de la baja en México, pero Brasil está en vísperas de una elección histórica y en Chile se aliviaron porque el cobre sobrevivió al bajón.

Los intentos de Massa

En Argentina, con la llegada de Sergio Massa, autorizado por Cristina luego de haberlo primero rechazado colocando a Silvina Batakis, pero como con esa experiencia se despertó una corrida, la líder de la coalición oficialista aceptó que Massa se empodere, y ahora el líder del Frente Renovador está mostrando un claro cambio de dirección, pero con una particularidad que debe ser explicada aparte. 

Dio algunas muestras de baja del gasto, pero que parecen ser cambios de manos teatrales, ya que a los gobernadores se les dará la posibilidad de volver a subir impuestos, con los gremios se negocia por el tema de las obras sociales (con la CGT mostrando los dientes) y los maestros por ahora dicen que harán una movilización el Día del Maestro, un día en el que ya no habría clases, cuando hace poco dejaron a todos los chicos sin clases para defender a un sindicalista de ese sector, reclamando paritaria urgente.

Sea como fuere, las movidas de Massa, mas su intento de conseguir créditos donde sea, aplacó la corrida cambiaria. La semana pasada el dólar oficial subió 1,2% (una de las subas del dólar semanal más alta del mundo, salvo la corrida en Venezuela), el dólar blue cedió 1%, el contado con liquidación retrocedió 2,6% y el MEP achicó 3,2%. 

Pero lo más grave del caso es que la brecha entre el dólar oficial y el blue cerró el viernes a 102% y la del CCL y el mayorista fue del 113%. Y bien lo dijo el economista Daniel Artana (Fiel): con una brecha del 100% la economía es inviable. Al tiempo que en línea con Fiel, la economista de Eco Go, Marina Dal Poggetto afirmó que "la inflación de 2023 será mayor que en 2022”. 

Con ese contexto externo y esa realidad interna, con tasas de interés que todavía son claramente negativas (los plazos fijos pagan 4,5% mensual contra 6,5% de inflación) y con reservas que siguen sin crecer, la apuesta de los inversores especulativos permitió que los bonos argentinos tuvieran otro fuerte repunte del 5% semanal promedio, por lo que el riesgo país bajó de los 2.943 puntos de hace un mes hasta 2.316 el jueves, pero el viernes con "qué quilombo se va a armar" volvió a subir a 2400 puntos básicos.

Y en las bolsas la reacción fue clarísima. Después de que Powell avisara que es preferible causarle "cierto dolor" a la economía y a las familias ahora y no tener algo mucho peor más adelante, como pasó en los ´70, cuando la suba de tasas primero fue leve, la inflación regresó con fuerza y en 1981 tuvo que entrar Paul Volcker a la Fed y colocar una bomba atómica que terminó con todo: llevó la tasa a 10 años a nada menos que 15,5% anual, algo que apagó cualquier resabio posible de suba de precios desde Wall Street hasta Marte.

La advertencia de Powell, que puede subir la tasa hasta 75 puntos básicos  en septiembre y empezar a retirar de Wall Street de a US$ 95.000 millones por mes con venta de bonos federales, aplastó a las bolsas. En el balance semanal el Nasdaq cayó 4,4%, Frankfurt perdió 4,2%, el Dow Jones achicó 4,2%, Madrid perdió 3,3%, México cedió 2,5% y Tokio perdió 1%. En cambio, San Pablo (con Bolsonaro fogoneando para ver si repunta contra Lula) subió 0,7%, Santiago de Chile (gracias al cobre) trepó 3,2% y la gran estrella mundial fue la Bolsa de Buenos Aires que subió 8% en pesos y 9,1% en dólares.

Los temores del mercado

Pero atención: al escuchar "qué quilombo se va a armar", los inversores especulativos empezaron a vender con la noticia. Si llega a haber violencia, el trade electoral se mete en una gran nebulosa. El oficialismo busca eliminar las PASO para tener a Cristina como candidata única del peronismo y que los radicales, el PRO y los liberales se dividan, corneándose entre sí, por lo que, además de recibir la bomba financiera si llegan a ganar, los pone en una encrucijada compleja. 

Hoy Massa, más bien Gabriel Rubinstein, sale a colocar deuda, esta vez la mayor parte está en manos privadas, por lo que la prueba será un poco más difícil, por lo que pagará tasas de hasta el 78% anual o papeles ajustables por inflación. Pero la palabra "reperfilar" volvió al vocabulario de los inversores, por lo que el derrotero de esta semana puede ser bien diferente.

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