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Dólares en el colchón, Bitcoins en billeteras y oro en los helechos

Los inversores están inquietos y buscan refugios. El miércoles Massa saldrá a tomar más deuda en pesos.

En el exterior salen del dólar y compran oro o Bitcoin. En  Argentina compran dólares, para meterlos en cajas de seguridad o mandarlos al exterior.
En el exterior salen del dólar y compran oro o Bitcoin. En Argentina compran dólares, para meterlos en cajas de seguridad o mandarlos al exterior.
16 enero de 2023

Hay huida en este momento de todo lo que parece caro o que va a la quiebra. En las últimas doce semanas en el exterior el dólar global cayó 10% contra la canasta de monedas con las que  Argentina tiene más intercambio de bienes: euro, real brasileño, franco suizo, libra esterlina, peso chileno, yuan y yen. Y a nivel local lo que más se desintegra es el peso argentino: en las últimas 18 semanas, todas con Sergio Massa con triple ministerio, el dólar acaba de saltar 35%, de $274 a $369, con algunas capitales de provincia donde se negoció a $375, y con numerosos pronosticadores profesionales que lo ven arriba de $400 pronto.

Esta situación dual con el dólar, bajando afuera y subiendo adentro, también presenta una evolución dual con los valores argentinos: mientras el peso se hunde sin parar, los bonos argentinos suben 63% desde que Guzmán pegó el portazo y la Bolsa de Buenos Aires sube 83% en dólares (a un récord infinito medido en pesos) en los últimos 27 meses. Desquiciante. Cuándo se les pregunta a los expertos ¿por qué se dan estos resultados? dicen: "esto es un combo que incluye varias cosas: el peso es una moneda descartada por la población, hay 'trade electoral' y todos piensan que por lo menos no puede venir un gobierno peor que este, a las empresas no les puede ir peor que vigiladas por barras bravas, se sabe que habrá una reestructuración de la deuda en pesos y en dólares, por lo que acaban de subir del sexto al cuarto subsuelo".

Un contexto desafiante

La situación compleja no es solo local. El Covid-19, la invasión rusa a Ucrania y la súper emisión de moneda desató la inflación más alta en cuatro décadas y un salto en las tasas de interés con una velocidad que no se daba desde 1981 con Paul Volcker al frente de la Reserva Federal. El actual número uno de la Fed, Jerome Powell, subió la tasa corta de ese organismo de 0,5% a 4,5% anual en apenas 30 meses, y hará otra movida dentro de 16 días: los especuladores optimistas de Wall Street creen que la subirá otro cuarto de punto y algunos directores de la Fed hicieron pública su idea de subirla 50 puntos básicos. Por lo que de un modo u otro, 2023 parece orientarse a tener una tasa corta anual del 5% pronto, y probablemente de algo más, de acuerdo a cómo evolucione la inflación y el empleo. 

A nivel local, el descalabro es mucho más grande. Pasado mañana Massa saldrá a tomar más deuda en pesos: en el primer trimestre de este año tiene un vencimiento de bonos en pesos por casi $1,5 billones (en enero vencen $389.000 millones, en febrero vencen $ 411.000 millones y en marzo vencen $689.000 millones), y casi todo está en manos privadas. Y luego, entre abril y septiembre vencen otros $11,5 billones, que están creciendo a gran velocidad porque gran parte de esa deuda está atada a lo que se llaman bonos duales, que ajustan por CER o por tipo de cambio, dos variables que acusan aumentos mensuales de por lo menos 5%.

Y el problema argentino es todavía más complicado si se tienen en cuenta dos cosas. El sistema bancario está estatizado: gran parte de los depósitos están convertidos en Leliq. El BCRA le debe al sistema, o sea a los depositantes, Leliq por casi $11 billones. Entre la deuda del BCRA y del Tesoro, expertos en macroeconomía dicen que significan un bache del 20% del PBI (10% cada uno) y si Massa, con argucias contables, lograra bajar el déficit fiscal primario a 0%, cosa que no podrá hacer, igual no le podrá hacer ni cosquillas al déficit financiero en pesos, sin contar el déficit financiero en dólares por el canje que realizó Guzmán en agosto de 2020 y las deudas con el FMI, el Club de París, y los préstamos del Banco Mundial, del BID y con China que está tomando Massa desde que asumió para postergar la explosión, todo encuadrado en el "plan llegar". Como agregado, además de procrastinar la deuda para que la bomba le estalle al próximo Gobierno, ahora Massa tiene en marcha emitir bonos de "crédito fiscal", por lo que al próximo Presidente le dejará una deuda impagable y, además, un bache tremendo en la recaudación, la trampa perfecta.

El problema es que el esquema de "precios justos" que ideó el ministro, intentando permitir una suba mensual del 4% hasta marzo y del 3% entre abril y junio, está estrangulando a las empresas: los costos no para de subir, y con esos precios se les estrangula la rentabilidad. ¿Cuál es la solución que tomó el Gobierno? Manda a camioneros, piqueteros y estatales a controlar los precios en los centros de distribución, sin pensar en el efecto secundario que tiene ese garrote, como dejar de producir porque no da ganancia, decidir suspensiones de personal, e incluso llegar a despidos, todo dentro del año electoral.

El dólar para arriba

La potente suba que acaba de tener el dólar blue, hasta $369 en CABA pero hasta $375 en capitales de provincia, no es el único aumento. Centros de almaceneros reiteran que los precios justos no llegan a comercios de cercanía: siguen los aumentos del 10% en las listas que llegan cada 15 días, y es "si no pagás, no hago la entrega", y sin entrega no hay abastecimiento, los comercios se quedan sin producto para vender, las góndolas se vacían, y el negocio se agota en sí mismo. 

Con todo este contratiempo en el medio, que asusta aún más a los ahorristas, tras el dólar soja 1 y 2, las reservas del BCRA no paran de caer. En la última semana la autoridad monetaria perdió US$ 1.727 millones en lo que declara de reservas brutas, a pesar de préstamos recibidos del BID, de China y los DEG del FMI. Por lo que para los analistas la existencia de dólares líquidos es una verdadera incógnita. Y, además, luego de vender a cuenta granos de 2023 a fines de 2022, Massa se enfrenta ahora con la sequía, que según las Bolsas de Cereales achicarán sustancialmente la cosecha. Lo reunido en trigo cayó a la mitad y se esperan también muy pocos rindes de maíz y soja, por lo que este año habrá agro exportaciones US$ 14.000 millones más bajas que el año pasado. De ahí que cada vez más gente se encanuta en dólares, sin importar cuál sea el precio. Aunque algunos compran acciones o bonos argentinos, porque tienen precios que subieron del sexto al cuarto subsuelo, y con otro Gobierno pueden mejorar.

Wall Street optimista

Luego, a nivel global, EE.UU. informó que la inflación bajó en diciembre de 7,1% a 6,5% anual. Eso alentó a los inversores especulativos de Wall Street a que la próxima movida de Powell el 1 de febrero sea un aumento menor y no de medio punto. Y esa posibilidad, mantuvo viva a la Bolsa de Nueva York, que la semana pasada logró subir 3%. A los inversores parece no asustarlos que la Fed mantenga en la zona del 5% anual la tasa base todo el año, y tampoco los intimidaron los balances presentados el viernes, inaugurando la difusión de los números trimestrales de las empresas. 

Hubo infinidad de números, que no se pueden detallar todos en esta nota por cuestión de espacio, pero solo por dar una idea puede decirse que Wall Street avista la primera caída de los beneficios de las empresas desde el estallido de la pandemia: Goldman perdió US$ 1.200 millones en nueve meses en su unidad más nueva, JP Morgan gana US$ 11.000 millones en el trimestre, pero no convence de cara a 2023. Citi cae en Bolsa tras registrar una caída del 21% del beneficio hasta US$ 2.513 millones. Bank of America sorprende con ganancias de US$ 7.100 millones en el cuarto trimestre. Wells Fargo gana 50% menos. Y UnitedHealth gana 16% más...

En ese contexto, mientras en el mundo muchos inversores huyen del dólar, salieron a comprar dos refugios clásicos en épocas de crisis: volvió la adquisición de criptomonedas, de ahí que el Bitcoin suba 26% en lo que va de enero (mucho más desde el pozo de noviembre, ya que pasó de US$ 15.700 a US$ 20.800), y la onza de oro vuelve a brillar, al subir 5,4% en dólares en enero (desde octubre sube de US$ 1.622 a US$ 1.920 dólares). Hay expertos en metales preciosos que aseguran que pasará rápido los US$ 2.000 y dicen precios futuros que mejor no repetir. Pero, así como en Argentina la gente quiere tener dólares debajo del colchón, afuera mucha gente quiere tener lingotes enterrados debajo del helecho del jardín o Bitcoins en billeteras virtuales.

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