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Precios Cuidados (hoy Precios Justos): desde su arranque, los precios de los alimentos se multiplicaron por 43
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Precios Cuidados (hoy Precios Justos): desde su arranque, los precios de los alimentos se multiplicaron por 43

Según un economista, Precios Cuidados "está impidiendo bajar la inflación": "Es contraproducente y debe ser eliminado".

23 agosto de 2023

"Precios Cuidados (hoy en su versión 'Precios Justos') es un programa que hoy está impidiendo bajar la inflación", sentencia el economista Iván Baumann Fonay

En un posteo en Substack, el economista admite que "Precios Cuidados es una política pública que, aún cuando completamente equivocada, goza de una gran popularidad". El programa cuenta con una imagen positiva muy alta y "de allí que el político de turno sea renuente a suspenderlos, aún si tuviese la convicción de que no sirven".

Si bien las empresas se quejan (con razón) del programa, también es cierto que aquellas que ingresan a Precios Cuidados suelen tener un crecimiento en sus ventas y aumenta su conocimiento y valoración en el público. Esto les permite ganar posicionamiento resignando margen. En la práctica, dice Baumann Fonay, pareciera ser la mejor campaña publicitaria posible. 

Las 6 razones por las cuales se debería eliminar este programa.

Produce faltantes de bienes

Típico problema de los controles de precios (el economista evita usar el eufemismo de "acuerdo voluntario de precios"). Los productos dentro del programa suelen ser más baratos que el resto, lo cual produce faltantes a medida que pasa el tiempo, en particular mientras más cerca se encuentre del fin del período. De hecho, es común que en varios de ellos sólo se puedan comprar un número limitado de ellos "por familia," lo cual ilustra claramente el hecho. Tampoco es raro ver góndolas vacías donde deberían estar exhibidos los productos del programa.

Esto en parte se debe a que, al pasar el tiempo y con una inflación récord, se hace difícil mantener los precios congelados. Las empresas han buscado la vuelta para seguir vendiendo a pesar de ello (después de todo, el acuerdo es voluntario), algunas ya ridículas. 

El caso de las Oreo fue más que elocuente y un gran ejemplo de las prácticas que llevan a cabo algunas empresas para "engañar" a los consumidores. La firma ofrecía las reconocidas galletitas en dos presentaciones idénticas en cuanto a su envoltorio, color, diseño y frases, pero con un gramo de diferencia (117 gramos y 118 gramos) entre ambas. No obstante eso, la variación de precio era de más del 50%. 

Genera subsidios cruzados

Los precios baratos de (algunos) productos de Precios Cuidados supuestamente vienen de un supuesto esfuerzo tanto de las empresas como de los supermercados, resignando márgenes para poder ofrecer productos más baratos. "Sin embargo, de ambos lados esto no es enteramente cierto. Lo que ha terminado sucediendo es un encarecimiento de los otros productos para 'subsidiar' los precios de los productos del programa. Aún cuando esto es una perversión del sentido del programa, uno podría llegar a apoyarlo si se tuviese acceso a estos productos subsidiados. Pero como vimos en el pirmer punto, ni siquiera esto sucede", dice Baumann Fonay.

No funciona para bajar la inflación

Esto, dice, "es indiscutible, dada la historia evidente de la última década". Pero aún si alguien tuviera ganas de discutrlo, debería venir con evidencia a favor del programa. 

"No he encontrado ninguna evaluación de impacto que sea pública sobre Precios Cuidados. Esto es llamativo para un programa que ya lleva vigente casi diez años. Si el programa se ha mantenido durante tres presidencias, ¿no debería ser porque se sabe que funciona?", cuestiona.

No funciona para que la gente acceda productos baratos

Un contra argumento escuchado varias veces para el punto anterior es que en realidad Precios Cuidados no busca bajar la inflación sino que busca que la gente acceda a productos "baratos". Incluso durante el Gobierno de Mauricio Macri, que mantuvo el programa, se lo consideraba como parte de una "agenda de cuidado," una forma de cuidar los ingresos reales de los estratos más bajos que como una herramienta para bajar la inflación (aunque esta última visión tampoco fue abandonada del todo).

"La realidad es que tampoco funciona así. La inflación es un aumento generalizado del nivel de precios, y los productos del programa sólo son baratos relativo a productos similares. Entonces al final del día esta canasta viene subiendo al mismo ritmo de la inflación. No hay ningún beneficio para el consumidor (quizás sólo lo pudo haber tenido la primera versión del programa). A la larga el aumento de los precios se traslada uno a uno al producto esté dentro del programa o no", dice.

"Es más, si tomamos los precios de los alimentos desde el momento en que comenzó el programa, vemos que los precios se multiplicaron por 43. Es decir, en estos diez años hubo un 4200% de inflación en la mesa de los argentinos. No estoy diciendo que esto sea culpa de Precios Cuidados, sino que no cumple la función que se espera de él", dice.

Ha llevado al Estado a niveles ridículos de intervención

Dado que Precios Cuidados/Justos no cumple (ni puede cumplir) con su objetivo, cada pocos meses el Gobierno redobla la apuesta. Por ejemplo, en junio el Gobierno anunció que si bien la participación es "voluntaria," no permitirían importar a aquéllas empresas que no ingresaran al programa.

"Es un acuerdo voluntario. El que no quiere, no entra", afirman desde el Gobierno. Pero, recuerda Baumann Fonay en el posteo, Matías Tombolini fue bien claro en remarcarles que si no acompañaban, no tendrían aprobaciones de SIRAs por los próximos meses. "Y las empresas son rehenes de esa situación, ya que necesitan de estos permisos para ingresar insumos del exterior para poder producir. En algunos casos, también producto terminado que complemente la oferta de surtido nacional", razona.

Es más, la Secretaría de Comercio ha llegado a extremos que rozan ya con lo absurdo, recuerda. Ejemplo: el secretario de Comercio se enteró que una firma norteamericana de gaseosas tenía en sus planes la presentación de un nuevo envase 2,35 litros de su bebida principal, 100 ml más que la versión de 2,25 litros tradicional. Y se lo prohibió.

Saca el foco de la política monetaria

En casi todos los países del mundo el órgano responsable de controlar la inflación es el banco central. Durante los cuatro gobiernos kirchneristas, en cambio, se designó a la Secretaría de Comercio (Interior) a cargo de "el control de precios" y "cuidar la mesa de los argentinos". 

"Esto llevó a muchas otras políticas que fueron muy dañinas tanto en lo macroeconómico como en el bolsillo de las familias como la prohibición de exportaciones de alimentos", dice Baumann Fonay.

"Si el Banco Central le hubiese puesto la misma energía que la que puso la Secretaría de Comercio quizás estaríamos con niveles de un dígito a esta altura", dice.

Conclusión contraintuitiva: "Hay que eliminar Precios Cuidados para poder volver a usarlo"

La conclusión de todo, dice el autor, parece contraintuitiva: pasa por "eliminar Precios Cuidados si los queremos volver a utilizar"

Así lo exploca: "Existe tal nivel de inercia inflacionaria ante cuatro años de ausencia de un ancla monetaria que cualquier plan de estabilización requerirá, además de componentes ortodoxos, algunos otros heterodoxos. En este sentido, un 'acuerdo social' que incluya algún compromiso de precios y salarios podría ser parte de la partida. Sin embargo, como ya vimos, el acuerdo de precios sólo funcionaría si primero se desactivan los vigentes para permitir que funcionen. En resumen, hay que eliminar Precios Justos/Cuidados para poder bajar la inflación, pero fundamentalmente el Banco Central debe ponerse a cargo de ello".

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