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"Parece difícil que la inflación de 2023 pueda ser sustancialmente más baja que la de 2022"

"Este año no parece haber condiciones para que la actividad pueda crecer", dice Adrián Yarde Buller (Facimex)

Adrián Yarde Buller lidera el Area de Research de Facimex Valores
Adrián Yarde Buller lidera el Area de Research de Facimex Valores
08 enero de 2023

"Este año no parece haber condiciones para que la actividad pueda crecer", afirmó el Economista en Jefe de Facimex Valores, Adrián Yarde Buller. En diálogo con El Economista, el entrevistado tiene una visión menos optimista que el ministro de Economía, Sergio Massa, quien aseguró a Perfil que su expectativa para 2023 es "crecer más de 3 puntos". Yarde Buller reveló sus proyecciones en relación a qué sucederá con las principales variables macroeconómicas en un año electoral, sequía de por medio y atados a un acuerdo que cumplir con el FMI. 

  • Dólar, inflación y salarios son algunas de las claves a las que el economista hizo referencia.

¿Cuáles son las expectativas de inflación para este año? ¿Qué factores positivos y negativos influirán?

Parece difícil que la inflación de 2023 pueda ser sustancialmente más baja que la de 2022. La desaceleración que vimos en noviembre y diciembre generó algo de esperanza, pero la realidad es que en buena medida refleja efectos transitorios vinculados a los precios de los alimentos por el impacto de la sequía. Mi sensación es que la inflación de este año probablemente va a estar en niveles similares al 95% que tuvimos en 2022, aunque hay ciertos riesgos de una aceleración mayor. El ajuste fiscal que vimos en los últimos 6 meses está ayudando a que se enfríen un poco los números de inflación y, si el Gobierno logra sostenerlo por unos trimestres más, podríamos ver una baja más pronunciada de la inflación. Sin embargo, veo más probable que aparezcan presiones para aumentar el gasto a medida que nos acerquemos a las elecciones y eso termine poniendo un límite a la desaceleración inflacionaria que se pueda lograr, incluso si el Banco Central intenta reeditar el uso del ancla cambiaria. Así, la elevada emisión monetaria de los últimos meses, las tensiones alrededor del roll over de la deuda en pesos y las expectativas en un año electoral aparecen como factores de riesgo cruciales para el escenario de inflación.

¿Qué proyecciones hace respecto de la evolución del dólar para el 2023?

Desde Facimex, nuestro escenario base es que el tipo de cambio va a subir unos 10 puntos menos que la inflación hasta las elecciones. La tentación de usar el tipo de cambio como ancla para bajar la inflación va a estar, como en todo año electoral, pero la realidad es que los números del sector externo están bastante ajustados para intentar ir por una apreciación más significativa del tipo de cambio real. Especialmente teniendo en cuenta que ya el año pasado tuvimos 2 ediciones del dólar soja que terminaron adelantando parte de la liquidación de exportaciones que se hubiera producido este año y, además, los efectos de la sequía van a tener un impacto importante sobre la disponibilidad de divisas este año. En cuanto a los dólares financieros, creo que hay elementos para pensar que se puedan apreciar un poco en términos reales, especialmente si en la antesala de las elecciones se genera la expectativa de un giro de políticas hacia un rumbo que apueste por la corrección de los desequilibrios macroeconómicos.

¿Cree que el Gobierno podrá disminuir la brecha cambiaria? En el caso que no lo haga, ¿qué distorsiones puede seguir generando esta?

La mayor parte de la reducción de la brecha ya la vimos. Cuando Massa asumió como ministro de Economía la brecha estaba cerca del 160% y hoy la tenemos cerca del 90%; así que estamos hablando de una reducción muy significativa. Incluso cuando la brecha sigue en niveles altísimos. La estrategia para bajar la brecha fue hacer un ajuste fiscal, acelerar la tasa de devaluación, subir las tasas de interés y contener lo más posible la emisión monetaria. Es una receta de manual que fue muy efectiva, pero parece difícil que el equipo económico la pueda seguir aplicando con tanta dureza en medio de un año electoral porque también tiene otros costos que son importantes para los indicadores de popularidad del Gobierno. En este contexto, me da la impresión de que vamos a seguir con una brecha cambiaria instalada en torno a estos niveles, alimentando las clásicas distorsiones sobre el comercio exterior en materia de adelantamiento de importaciones y demoras para embarcar exportaciones. La experiencia de 2022 nos enseñó que el Gobierno prefiere esquivar estas distorsiones introduciendo esquemas de tipo de cambio diferencial como fue el Dólar Soja.

En 2022 el Gobierno logró cumplir con las metas del FMI, ¿piensa que podrá hacerlo nuevamente en el 2023? ¿Cuáles serán las más difíciles de cumplir y por qué?

Algunas metas seguramente se cumplan, aunque hay otras que van a ser desafiadas. La más fácil va a ser la meta de financiamiento monetario ya que, como quedó demostrado en 2022, el Gobierno tiene algunos mecanismos a los que puede recurrir para financiarse con emisión monetaria sin incumplir la meta. El camino más directo es venderle Derechos Especiales de Giro (DEG) al Banco Central, aunque el camino más importante es indirecto y está asociado a las compras de bonos en pesos que hace el Banco Central en el mercado secundario. La meta fiscal también se va a poder cumplir seguramente, porque las distintas metas trimestrales fueron calibradas de manera que el Tesoro pueda mostrar cumplimiento hasta el tercer trimestre y luego tengamos un cambio de administración cuando se produzca el traspaso de mando en diciembre. La más difícil va a ser la meta de reservas netas, porque los objetivos son muy desafiantes y encima la oferta de dólares de este año va a estar muy afectada por la sequía y la incertidumbre electoral.

¿Qué proyecciones de crecimiento hace para este nuevo año? ¿Qué sectores podrían ser los principales motores? ¿El contexto internacional ayudará?

Este año no parece haber condiciones para que la actividad pueda crecer. La sequía va a tener un impacto importante, probablemente tengamos mayores restricciones a las importaciones a medida que el Banco Central quiera ir acercándose a las metas de reservas, la incertidumbre con respecto al escenario macroeconómico poselectoral va a paralizar la inversión y el consumo difícilmente pueda mostrar dinamismo con ingresos reales que van a seguir deprimidos. El contexto global puede ayudar si Estados Unidos logra evitar una recesión fuerte y la Fed puede empezar a bajar tasas hacia fin de año.

¿Cree que el poder adquisitivo se podrá recuperar un poco este año? ¿Los salarios le van a ganar a la inflación?

Tengo la sensación de que la macro de este año va a ser parecida a la de 2019, ya que el Gobierno va a estar forzado a hacer ciertos ajustes para evitar un desborde inflacionario ante encuestas que muestran que la principal preocupación de la gente es la inflación. Con este panorama parece difícil que el poder adquisitivo se pueda recuperar demasiado. Seguramente vamos a tener algo de política de ingresos cerca de la elección, pero el margen para hacerlo va a ser muy limitado, especialmente teniendo en cuenta que hoy prácticamente todo el déficit fiscal se financia con emisión.

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