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La inflación bajaría en abril tras el 4,8% de marzo, pero poco: privados la estiman cerca de 4%

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Alejandro Radonjic 16 abril de 2021

Por Alejandro Radonjic

La inflación fue de 4,8% en marzo. Superó, incluso, a las proyecciones más agoreras. Un día antes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, había anticipado un número malo y una desaceleración desde abril. Lo primero fue cierto y lo segundo, está en veremos. El Gobierno está desorientado con los precios, como lo estuvo Cambiemos.

Aunque usaron instrumentos distintos, los resultados (finales para el macrismo y parciales para el albertismo) son flojos. Según estimó Martín Polo de Cohen, la inflación promedio del Frente de Todos (FdT) ya supera a la de Cambiemos: 2,99% versus 2,88%. No va a ser fácil erradicar la inflación de Argentina y la aspiración debería ser reducirla gradualmente. Los perjuicios de la inflación sobre la vida económica no merecen mayores explicaciones.

Así, en el primer trimestre, los precios subieron 13% y 42,6% en los últimos 12 meses. Proyectado, el 4,8% de marzo da 76%.

Contra diciembre, la suba la lidera educación, con 29,4%. Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, por otro lado, avanzó apenas 4,6%. Contra marzo de 2020, lideran las prendas de vestir y calzado, con 71,5% y lo más rezagado fue comunicación, con 13,8%.

Alimentos y bebidas no alcohólicas, que avanzó 4,6% en marzo, quedó arriba del promedio general, en la interanual (44,8%) y contra diciembre, 13,8%.

Aunque hay grandes disparidades por productos. En el Gran Buenos Aires (GBA), los alimentos escalaron un poco más en marzo: 4,9%. Con un nivel general también mayor: 5,2%. En el rubro alimentario, foco de las preocupaciones oficiales y populares, carnes y derivados avanzaron 6,8%; leche, productos lácteos y huevos, escalaron 8,6%; aceites, grasas y manteca, 6,4% y café, té, yerba y cacao, 2,3%. El respiro vino por el lado de las frutas: bajaron 1,8%. Verduras, tubérculos y legumbres, en tanto, escalaron 6,3%. Pan y cereales, avanzaron “solo” 3,7%.

Desde diciembre, en GBA, los alimentos subieron 14,3%: las carnes y derivados avanzaron 16,7%; verduras, tubérculos y legumbres, 17,1%; las frutas, 17% y pan y cereales, 9,8%. A nivel interanual, las frutas subieron 82,5% en GBA y las verduras, 9,3%. Las carnes y sus derivados escalaron 62,8%.

Regiones, rubros y tipos

A nivel regional, GBA fue la más inflacionaria de marzo, con 5,2%. La menor fue el noreste, con 3,3%.

Por rubros, y a nivel nacional, en marzo destacó educación (+28,5%) y prendas de vestir y calzado, con 10,8%. Según estimaciones del Ministerio de Economía, el primer rubro aportó 0,5 punto al índice general y el segundo, un punto.

Por su parte, resaltó la evolución de bebidas alcohólicas y tabaco (+6,4%) donde se destacó el incremento de cigarrillos y recreación y cultura (+5,3%) en donde impactó la reapertura de cines.

Ningún rubro tuvo deflación y las subas más bajas fueron comunicación (0,1%) y vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con 1,3%.

Los bienes subieron 5,1% en marzo y los servicios, 4,3%. Los estacionales escalaron 7,2%; el IPC núcleo, 4,5% y los regulados, 4,5%. A nivel interanual, los bienes suben 50,5% y los servicios, la mitad (26,9%). A nivel interanual, los estacionales son los más que crecen (67,9%), sigue la núcleo con 45,7% y atrasados (clásico) quedaron los regulados, con 22,5%.

¿Y cómo sigue?

Ecolatina destacó que la inflación nacional se aceleró 1,2 puntos respecto a febrero y mostró la variación más alta desde septiembre de 2019, mes siguiente a la devaluación de las PASO.

En los próximos meses, añadió la consultora, “el Ejecutivo mantendría la política de reducción del ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial en el periodo previo a las elecciones para mejorar el poder adquisitivo de los hogares en lo inmediato”. A su vez, agregó, “el incremento de las tarifas de servicios públicos se ubicaría por debajo del ajuste necesario para corregir el atraso de precios relativos”. El atraso del dólar ayudará y la suba de tarifas (si la hubiera) pegará en la inflación, aunque sea un ajuste testimonial.

Por el lado de los controles de precios, cada vez mayores, la expectativa es baja. “Hay que tener en cuenta que este tipo de medidas de controles son ineficientes para bajar la inflación” dijo el informe. “La suba de precios podría mostrar una desaceleración en la previa electoral, pero como consecuencia principalmente de la menor depreciación del tipo de cambio oficial”, señaló el reporte.

En abril, en concreto, la suba de precios mostraría una desaceleración “ya que los factores estacionales (subas de educación e indumentaria) y regulados que impactaron en marzo no estarán presentes (salvo por el nuevo incremento de prepagas)”. De todas maneras, advirtieron: “Esperamos que la inflación núcleo -que muestra con mayor precisión la inercia del proceso inflacionario- se mantenga en niveles elevados en torno a 4%. Esto se daría como consecuencia, en mayor medida, de la elevada dinámica que mantendrán los precios de los alimentos”.

Hay consenso en que la meta de Guzmán de 29% quedó descartada. A excepción, claro, de que la inflación promedio entre abril y diciembre sea del 1,5%. “Si bien el Gobierno podría lograr que la inflación perfore el 3% mensual en los meses previos a las elecciones (entre el segundo y tercer trimestre), esperamos que la inflación anual cierre cómodamente por encima del 40% en 2021”, concluyó Ecolatina.

El Índice de Relevamiento de Precios de los Alimentos de la consultora LCG (que acertó el 4,6% de marzo y puede considerarse un buen indicador) muestra subas de 1,3% y 1,1% en las dos primeras semanas de abril, respectivamente. Con eso suma, la octava semana al hilo con subas por encima del 1% semanal, “dejando un arrastre de 4% para lo que queda del mes”.

Más allá de la presión en ese rubro, “esperamos alguna moderación del índice general, a partir de una menor incidencia de las subas ya previstas”. Por ahora, señalaron, opera un nuevo incremento de los combustibles (+5%), suba de expensas por el cierre de paritarias de encargados de edificios (entre 5% y 7%), prepagas (5%) y subtes, taxis y peajes desde mediados de mes. “Entendemos que el índice de inflación seguirá ubicándose en un nivel todavía alto, en torno a 3,5% y 4% mensual. En la comparación anual, los bajos registros en los primeros meses de la pandemia auguran por sí solo una aceleración de la inflación”, señalaron.

“Por el momento, el Gobierno parece estar concentrando esfuerzos en profundizar los controles precios por parte de la Secretaría de Comercio Interior, demorar y moderar el ajuste de tarifas y apelar a la herramienta del ancla cambiaria para anclar las expectativas. Respecto a esto último, la tasa de depreciación diaria del tipo de cambio oficial se redujo del 27% anualizada, el ritmo más bajo desde octubre último, cuando el Ministerio de Economía tomó el mando del manejo de la política monetaria marginando de ese lugar al BCRA”, agregó LCG.

¿Impactarán las restricciones? “No esperamos un ajuste a la baja de la inflación a partir de medidas de restricción de las actividades que puedan darse a partir de la suba de casos de Covid. Vale recordar que la marcada desaceleración de los precios en 2020, respondió al desplome de la actividad que implicó la extensión de la fase 1 a todo el país y por un período extenso de tiempo. Por ahora, las limitaciones siguen siendo 'moderadas' en comparación con las que operaban hace un año atrás y, difícilmente puedan profundizarse, sobre todo en los hechos. Sostenemos nuestra proyección de inflación en 50% interanual a diciembre de 2021, lo que todavía significaría una aceleración de casi 15 puntos contra el cierre 2020”, ratificaron.

Según ACM, en los próximos meses “la inflación se mantendrá por encima del 3% producto de la inercia inflacionaria y la abundante liquidez del sector privado”. Sumado a eso, agregaron, “en abril están estipuladas subas en prepagas (4,5%), lo cual sumado a ajustes en combustibles y tarifas podría determinar que la inflación se ubique en torno a 4%”. Un posible aplazo en el ajuste de ciertos precios regulados como también la intención explicita de desacelerar el ritmo devaluatorio podrían traccionar hacia abajo el índice. “En consecuencia, si bien dichos factores podrían morigerar la aceleración inflacionaria, la continuidad de ajustes de precios regulados y la inercia combinado con el impacto de la emisión monetaria del año anterior podrían ponerle un piso a la inflación en torno al 47% en 2021”, concluyeron.

La historia oficial

Según señalaron desde Jefatura de Gabinete ante El Economista, los instrumentos del programa económico seguirán alineados para evitar que las dinámicas observadas durante el primer trimestre se repliquen en los restantes meses del año. El aditivo serán mayores controles directos sobre los precios, con eje en los alimentos.

En el plano macroeconómico, apuntan desde Casa Rosada, el BCRA ha mantenido desde el inicio del año un sendero de tipo de cambio compatible con lo planteado en la Ley de Presupuesto. Eso podría ayudar, pero tampoco es una estrategia antiinflacionaria.

Por otro lado, “los sindicatos han mostrado un accionar responsable, compatible con los objetivos de la política macroeconómica”, ponderó el Gobierno. Aunque los números que va dando el Indec mes a mes inquieten a las bases porque sus representantes negociaron paritarias cerca de 30% y ya anticipan otro año de salarios bajo el agua.

Por último, Jefatura de Gabinete destacó la política fiscal, que continúa en un sendero progresivo de consolidación de la mano de una recuperación gradual y heterogénea de la actividad económica. No hubo mención a la emisión monetaria de 2020 ni a la que se espera para 2021, agravada por la segunda ola y un mercado de deuda en pesos más exigente.

Los responsables de la inflación parecen ser las commodities y los formadores de precios.

Durante el primer trimestre de 2021, el índice de precios de las materias primas que elabora el BCRA aumentó un 14%, acumulando un incremento del 34% desde septiembre de 2020, explicado fundamentalmente por el alza del precio de los productos agropecuarios. Se trata de uno de los mayores aumentos de precios internacionales de los últimos años, alcanzando máximos que no se observaban desde el año 2014. Si bien el alza de estos precios mejora las condiciones del sector externo para el país, ha significado también una presión continua sobre los precios internos, en particular aquellos vinculados con la canasta alimentaria. El Gobierno buscará garantizar a través de los instrumentos de política que este impacto no genere efectos regresivos”, dijeron desde Balcarce 50.

Por otro lado, dijeron, “se observan aún comportamientos en la formación de precios que internalizan expectativas que no están alineadas a los principios del marco macroeconómico”. Es necesario, señalaron, “profundizar la coordinación, mediante acuerdos y regulaciones que permitan una mayor previsibilidad para los próximos meses, que serán acompañados de controles y monitoreo sobre los formadores de precio, de modo que eviten la generalización de conductas especulativas”.

Sería positivo retomar las mesas sectoriales para coordinar medidas (que deben incluir a la política monetaria y fiscal) para tender a reducir la inflación y evitar recostarse, como en las últimas semanas, sobre un intervencionismo excesivo que desaliente la inversión privada y quite previsibilidad.

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