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La inflación acumula 8 meses seguidos arriba de 3% mensual (algo que no pasaba desde 1991)

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17 junio de 2021

La inflación de mayo, informó ayer el Indec, fue de 3,3%. Así, acumula 21,5% en 2021 y 48,8% en los últimos 12 meses. La división de mayor incremento en el mes anterior fue la de transporte (6%), impulsada principalmente por subas en adquisición de vehículos, combustibles, GNC y taxis. Salud (4,8%) fue la segunda división de mayor aumento, donde incidieron las alzas observadas en productos medicinales, artefactos y equipos para la salud y en gastos de prepagas. Las divisiones comunicación (1%) y bebidas alcohólicas y tabaco (1,6%) fueron las de menor aumento en el período.

La suba en la división alimentos y bebidas no alcohólicas (3,1%) fue menor a la general, aunque sigue en niveles altos.

En mayo, los bienes subieron 3,5% y los servicios, 2,7%. Los estacionales avanzaron 1,5%; los regulados 3,8% y los que no entran en ninguna de esas categorías (IPC núcleo) avanzaron 3,5%.

Tras cierta tregua nominal a mediados de 2020, centralmente por la dura cuarentena, la inflación empezó a tomar calor hacia finales de año. Los precios de las commodities, la brecha cambiaria (luego controlada), la normalización de la movilidad y la masiva emisión monetaria se montaron sobre una inflación que, si bien se redujo, permanecía latente. Hoy, la economía sigue en ese andarivel, más allá de las subas y bajas mensuales. El pico de 4,8% de marzo podría no volver a repetirse en los próximos meses, pero la inflación no baja de 3% mensual desde octubre de 2020.

La última vez que hubo 8 meses seguidos de inflación arriba de 3% mensual fue entre septiembre de 1990 y abril de 1991. Los valores absolutos de aquel entonces eran otros, por cierto, pero el dato sirve para ilustrar que el piso de la inflación ha venido subiendo desde 2018 y que el proceso inflacionario es más rígido.

Hay varias “anclas” operativas, que van desde el dólar oficial casi planchado hasta la presión sobre los regulados (suben 32,6%, es decir, 15 puntos menos que la inflación general), hay varios controles de precios, hubo escasa movilidad y la economía real está fría. Aun con ese esquema, la inflación sigue alta. Eso habla de una inercia de fondo muy pujante. Además, plantea la duda sobre qué pasaría en un esquema menos regulado. “Salarios y dólar planchados, tarifas congeladas, controles de precios, cierre de exportaciones de carne y la inflación siguió arriba del 40% anualizado en mayo. Muy preocupante. Cuidado con festejar que la piedra retrocede mientras estiramos el elástico de la gomera”, dijo ayer el diputado Luciano Laspina en redes en referencia a la “inflación reprimida”.

¿Cómo sigue?

Con el acumulado de 2021 en 21,5%, alcanzar la meta de 29% anual establecida en el Presupuesto queda prácticamente descartada, destacó LCG. “Implicaría asumir una tasa de aumentos del 0,9% promedio para los 7 meses restantes)”, señaló en un informe.

El Indice de Relevamiento de Precios de los Alimentos de LCG muestra subas de 0,6% y 1,6% en las dos primeras semanas de junio, respectivamente. “Aun sin nuevos aumentos en las próximas semanas, junio reflejaría una suba de alimentos del 3% promedio mensual. No obstante, sin aumentos puntuales como se daban en los primeros meses del año (por ejemplo, combustibles) y con una política cambiaria más agresiva que implica convalidar una tasa de depreciación del peso del 21% anualizada (25 puntos por debajo de los precios), en la medida que esto no se refleje en un aumento de la brecha cambiaria dando sensación de mayor inestabilidad/ incertidumbre, esperamos alguna moderación del índice general en los próximos meses”, agregaron en LCG.

Para lo que resta de 2021 proyectan registros que promedian el 3% mensual, un punto por debajo del promedio de los últimos 6 meses. Aun así, dicen, “eso dejaría una inflación cercana al 50% anual a diciembre 2021”.

En ACM son un poco más optimistas (en estándares nominales de Argentina) y creen que en los próximos meses la inflación continuará desacelerándose, “incluso pudiendo romper los niveles del 3% mensual”.

“La compleción de los ajustes en combustibles sumado al impacto rezagado que tiene la política monetaria contractiva del primer cuatrimestre y la desaceleración del ritmo devaluatorio serían los principales drivers. Por otro lado, existe una inercia inflacionaria y ciertos ajustes pendientes como es el caso de telecomunicaciones y el gas que podrían traccionar el índice de junio. En consecuencia, estimamos una inflación para junio en torno a 3,1%. Finalmente, si bien dichos factores podrían morigerar la aceleración inflacionaria, buena parte de la desaceleración sería producto de medidas que simplemente postergan el fenómeno inflacionario. Sumado a esto, se espera un incremento en el gasto público de cara a las elecciones (con su impacto en la emisión monetaria), lo cual podría provocar un resurgimiento de la inflación de cara a fin de año, razón por la cual estimamos una inflación en torno al 47% para el 2021”, concluyeron.

“Teniendo en cuenta que la suba de precios de mayo fue la más baja en lo que va del año, el cierre del semestre podría ser el inicio de la desaceleración, que se combinará en los próximos meses con una depreciación muy lenta del tipo de cambio oficial y un freno a las autorizaciones de incrementos en distintos precios regulados”, dijeron en Ecolatina.

Sin embargo, advierten que “el relevamiento quincenal del IPC GBA Ecolatina da indicios de la rigidez de ese proceso” y señalan que “durante la primera mitad de junio el índice subió 3,8% respecto al mismo periodo de mayo, destacándose nuevamente el avance de casi 4% de alimentos y bebidas (+3,9%), posiblemente afectado por el desarme de Precios Máximos hace unos días”. Desde la consultora proyectan que la inflación cierre por encima del 3% en junio, sin una considerable desaceleración respecto a mayo.

Proyectamos que la inflación rondará el 47% en 2021. Teniendo en cuenta que la inflación acumularía una suba en torno al 25% en el primer semestre, la suba de precios debería promediar alrededor de 2,7% entre julio y diciembre para alcanzar nuestra proyección, algo que podría lograrse utilizando el tipo de cambio y las tarifas como ancla, a costa de postergar ajustes para el año entrante. Por este motivo, es difícil que también en 2022 la inflación esté por debajo del 40%”, concluyen.

Los reclamos salariales cada vez más elevados, señalaron, “complicarán la desaceleración en la previa electoral” y advirtieron que la tenacidad del proceso inflacionario (8 meses seguidos arriba de 3% mensual) no se observó tras los saltos cambiarios ocurridos en el Gobierno anterior.

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