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La economía local en 2024: recesión y nuevos ganadores

Con sus diferencias, ni Macri ni Fernández lograron resolver el estancamiento secular. Milei apuesta a cambios radicales.

Javier Milei inflación
Javier Milei inflación .
Claudio Caprarulo 02 febrero de 2024

La Ley Ómnibus que continúa en debate parlamentario busca modificar, entre otras cosas, al sistema económico argentino mediante una nueva desregulación económica. En consecuencia, habrá nuevos ganadores y perdedores

Así, el Gobierno profundiza el camino que ya inició a través del cambio en el régimen macroeconómico: fuerte devaluación, liberalización de precios y reducción de la tasa de interés de política monetaria.

Al menos en una primera etapa, las decisiones de la nueva gestión tienen consecuencias negativas. Una de las principales, producto de la forma en que se decidió devaluar y liberalizar los precios, es el salto en la inflación: el promedio diciembre-enero estuvo por encima del 20% mensual. Más allá de que algunas paritarias ya cerraron en porcentajes superiores al 15% mensual, la masa salarial (trabajadores x salarios) caerá. De la mano del menor poder de compra de las familias y el ambicioso ajuste fiscal que intenta el Gobierno, en 2024 atravesaremos una recesión. 

A nivel sectorial, las empresas más perjudicadas son aquellas dedicadas al mercado interno. La construcción es un sector clave de la economía y ejemplificador de la dinámica descrita. Por un lado, se ve afectada por la reducción de la inversión en obra pública. Y al mismo tiempo, la caída del salario medido en dólares disminuye el ahorro que las clases medias y medias altas pueden destinar a la construcción o ampliación de sus viviendas.

Mientras, el comercio, que cayó 11,5% con Mauricio Macri y escaló 14,4% con Alberto Fernández, se verá perjudicado por la caída de la masa salarial, aunque beneficiado en parte por la afluencia de productos finales importados de menor precio. La intermediación comercial se adaptará a la nueva realidad económica, de forma similar a lo que sucedió en la década de 1990.

Dentro de los servicios, que treparon 1,3% con Macri y 0,2% con Fernández, habría un cambio en la composición de los demandantes. Los residentes se verían afectados por la baja en la demanda de los asalariados, pero los no residentes resultarán beneficiados por el tipo de cambio alto. Esto podría dejar "neutral" al turismo.

De todas formas, existirán brotes verdes. Las buenas noticias llegan del lado de las exportaciones. Al tener una base de comparación tan baja como fue 2023, fácilmente las ventas del sector agroexportador crecerán. A su vez, un tipo de cambio más alto en términos reales incentiva las ventas de otros sectores exportadores, como el de software, hidrocarburos y la minería. Vale mencionar que de todas formas eso no es condición suficiente para ver un boom exportador.

El incremento exportador no es automático, sino un proceso que puede tardar meses e incluso años. Para acceder a los mercados externos, además de disponer de clientes, las empresas deben cumplir con normativas y estándares internacionales, y tener aceitada una estructura empresarial para tal fin, entre otros requisitos. La apertura de mercados, en ocasiones, también depende de cuestiones geopolíticas o de relaciones entre Estados. El proceso exportador es complejo. Las ventas externas de nuestro país se encuentran estancadas en lo que hace a cantidades, ya que en 2022 se comercializaron volúmenes similares a 2006. Asimismo, el número de firmas que exportan en la actualidad es inferior al del año 2007.

Por último, la inversión mostrará un comportamiento ambiguo. El encarecimiento de las importaciones en el marco de una recesión genera menos incentivos a la inversión en capital para abastecer el mercado argentino. Al mismo tiempo, las políticas promercado de la nueva gestión y un tipo de cambio más competitivo pueden dinamizar inversiones, principalmente en sectores con inserción internacional.

En 2023 el nivel de producción general resultó similar al de 2015. Con todas sus diferencias, orientándose más hacia el mercado interno o hacia las exportaciones y con distintos shocks externos, ninguno de los dos últimos gobiernos logró resolver el estancamiento secular. Milei apuesta a cambios radicales para hacerlo, con algunas recetas que ya se probaron en nuestro país y fracasaron. Si su plan funciona, los resultados positivos no se verán en el corto plazo. La pregunta, entonces, es cómo va a atravesar esa transición.

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