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La duda del mercado: ¿quién pone pesos a tasa de interés?

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Luis Varela 30 marzo de 2021

Por Luis Varela

En línea con la falta de claridad en la información en cuanto a la contratación de vacunas con todos los laboratorios del mundo, algo que el Gobierno no termina de explicar, ayer volvieron a correr como un reguero de pólvora en todo el sistema financiero las consultas sobre la participación o la ausencia en nueva licitación de deuda que hizo ayer el Ministerio de Economía.

Las preguntas que se hacían entre sí los operadores eran las mismas: ¿Vos participaste del llamado? ¿Yo señor? No señor. ¿Pues entonces quién lo hizo? Y la gran incógnita se profundizó por la gran diferencia que tuvo ayer la colocación de Letras que realizó el ministro de Economía, en un resultado completamente diferente al de los llamados anteriores, luego de una puja que hubo en las redes sobre la peligrosidad que está teniendo la actual forma de endeudamiento.

En respuesta a críticas de la oposición, encabezadas por el expresidente Mauricio Macri, el ministro de Economía, Martín Guzmán, salió a decir que la deuda que toma este Gobierno no es en dólares, carísima y con una agenda imposible de cumplir, sino deuda en pesos, escalonada, manejable, que plantea un horizonte completamente sustentable.

Para entender bien este intenso debate entre los operadores debe decirse que ayer, en un nuevo llamado de colocación de deuda, Guzmán consiguió 231 oferentes que le prestaron al Gobierno $95.126 millones, que le permiten ir pagando los vencimientos que van cayendo cada semana. Y lo particular del llamado de ayer es que esta ver la parte del león no fue deuda ajustable por inflación, sino con tasa de interés.

En los últimos diez llamados, más de la mitad de las ofertas de dinero que aceptó el Estado fueron tomadas en Letras ajustables por CER, es decir por la evolución del proceso inflacionario. Pero ayer, del total del dinero captado, el 51,6% fue en una letra a descuento a seis meses, el 38,7% en una letra también a seis meses con tasa variable más 2% y apenas el 9,7% del total en Letras CER, a un año.

Al tiempo que también se anunció que se hizo una particular conversión del Boncer 2021 (un papel identificado bajo el símbolo T2X1), un título que ajusta por CER más 1,1% que vence el 17 de Abril, en menos de tres semanas, por una canasta de papeles que vencen mucho más adelante, como los Lecer 2022 (X28F2), Boncer 2022 (T2X2) y Boncer 2023 (T2X3).

En los hechos, esta conversión es un reperfilamiento de vencimientos, o sea: algo que debía pagarse en tres semanas, y liberar en el mercado 127.503 millones de pesos, será pagado (quizás) en 2022 o 2023. De ahí que los operadores se preguntaron de manera reiterada: ¿Vos participaste de ese cambio? "No, pero voy a averiguar, a ver si alguno de los grandes jugadores lo hizo".

Todo esto viene a cuento porque la gran certeza que tiene hoy el mercado, y que antes era sospecha, es que los cambios de manos de bonos, que terminan afectando la cotización de los dólares financieros libres, son operaciones intraestatales, entre Anses, Banco Central, Tesoro, Economía y AFIP.

El gran riesgo es que la masa de depósitos a plazo fijo que tienen los bancos, que en general pagan 37% anual, son toreados por los bancos y pasados íntegramente al BCRA que les paga 38%. Pero en las últimas semanas los ahorristas abrieron los ojos, cancelan plazos fijos tradicionales y ahora pagando 38% el Central absorbe plazos fijos UVA que los bancos tendrán que pagar seguramente con tasas de más del 47%, de ahí que les hayan permitido cobrar más comisiones en cajeros y demás operaciones, para que el sistema financiero no colapse.

El dólar, aquí y allá

Pero lo único concreto es que a través de estos manejos financieros el ministro Guzmán cumplió ayer 150 días de pax cambiaria, con el dólar local completamente tranquilo, mientras en el exterior la cotización mundial del dólar se sigue afirmando, con un planeta inquieto por el virus, y con muchos inversores internacionales buscando refugio en bonos largos del Tesoro de EE.UU. que rinden cada vez más: ayer la tasa a 10 años subió al 1,72% anual y la tasa a 30 años subió al 2,42%.

Con ese marco, ayer en el exterior el dólar subió 0,4% en Brasil y China, 0,2% contra la libra y el euro y 0,1% en Chile y Japón, y el billete verde sólo logró empatar contra el franco suizo, moneda con la que no tuvo ningún cambio.

En Argentina, sin embargo, la tablita continuó, con los dólares oficiales subiendo más lento que la inflación y los dólares libres contenidos, con venta de bonos, además de la licitación, y con entrega de reservas. El dólar turista subió 7 centavos hasta $161,06, el oficial subió 4 centavos hasta $97,61, el blue cerró sin cambios a $142 y el mayorista subió 7 centavos hasta $91,91. El dólar MEP cedió 2 centavos hasta $138,70 y el contado con liquidación cayó $1,80 hasta $146,16.

Y lo más significativo del caso es que esta pax cambiaria se logró con entrega de bonos, que ayer volvieron a perder precio, y sumaron más costo a vencimiento, pero lo peor del caso es que el Banco Central perdió otros US$ 68 millones en las reservas que ahora alcanzan hasta US$ 39.471 millones.

Pero, como contrapartida, seguramente con una gran sonrisa en el rostro, el parsimonioso Guzmán, que está haciendo otra vez las valijas, en esta oportunidad para ir a Europa para tratar de frenar las quejas del Club de París, ayer se logró la brecha cambiaria más baja de los últimos doce meses: la diferencia entre el dólar oficial y el blue bajó al 45,5% y la del CCL y el mayorista se redujo al 59%.

Por supuesto, esta ancla del dólar para intentar frenar los precios tiene varios costos que se pagarán muy caros en algún momento. Ayer los bonos volvieron a caer, el papel más corto de los surgidos con el canje subió su tasa a vencimiento a un récord del 21,6% anual. Y lo increíble del caso es que todo el superávit comercial que se viene logrando, se va esfumando en una puerta giratoria.

En lo que va del año Argentina acumula un superávit de unos US$ 3.800 millones (un número que se confirmará oficialmente recién en algunas semanas) pero lo concreto y que ya está confirmado es que desde fines de diciembre hasta ahora la suba de reservas es de apenas US$ 62 millones. O sea, para mantener al dólar artificialmente quieto, todo lo vendido de la cosecha se está tirando como en un saco roto.

Este manejo cambiario, que ya se hizo otras veces en Argentina, con finales muy complicados, se dio ayer mientras por ejemplo en las puertas de las farmacias, la gente hacía cola con barbijos por el virus, pero no hablaban del virus, sino de una nueva suba de los remedios, y de los aumentos en los taxis, los subtes, las naftas, y todo lo demás.

Es que el país está presenciando un momento en el que la inflación se está estacionando en la zona de un 4% mensual, un valor que anualizado es del 55%, mientras que ahora el Banco Central, con Guzmán colocando un director en ese organismo, está subiendo el precio del mayorista sólo 2,4% al mes, retrasándolo un punto y medio cada 30 días.

En los hechos, esa estrategia está haciendo que el país tenga inflación en dólares y, por más que hayamos devaluado el ingreso de los argentinos hasta el último de los subsuelos, no logramos hacer que las exportaciones crezcan, ni que el superávit aumente, a pesar de cerrar a las importaciones con el más firme de los cepos.

El mundo, mientras tanto, sigue embretado en la vacunación, las nuevas cepas del virus, el alza de la inflación global y la vuelta de tasas más altas. Con eso, la Bolsa de Nueva York ayer se estacionó: sus índices estuvieron mixtos, con el Dow apenas arriba y el Nasdaq apenas abajo. Mientras que las bolsas latinoamericanas estuvieron un poco mejor, porque las materias primas sostienen precios altos, aunque ahora también frenados.

Mientras tanto, con muy pocos negocios, el mercado local logró tener mejores precios, ya que los papeles tienen cotizaciones 90% más bajas que hace tres años. Con 592 millones de pesos operados en acciones y 609 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires subió 1,7%. Y los ADR argentinos que operan en NY estuvieron mixtos, con Cresud arriba de todo y Bioceres como la peor del día.

Mientras el dólar se va sosteniendo a nivel global (gracias a la suba de las tasas largas de los bonos del Tesoro), las commodities siguen danzando con suerte diversa. Se liberó el canal de Suez y el petróleo pudo subir apenas. Pero los metales preciosos y básicos, y los granos bajaron, sin la fuerza de los últimos meses. Las únicas que brindaron fueron las criptomonedas: Visa le dijo sí al bitcoin, y esa moneda recuperó 5%, con el Ethereum y el Litecoin anotando subas mayores.

¿Qué se viene? En dos días cae el primer vencimiento del impuesto a la riqueza, que fue postergado al 16 de abril. Veremos si la oferta de dólares continúa. Mientras eso se alarga, empiezan a crecer las liquidaciones de la cosecha gruesa, que durará unos 80 días, por lo que Guzmán tendrá más espacio para mantener la tranquilidad del dólar. Habrá que ver qué pasa con las empresas, las inversiones y los empleos nuevos, algo por ahora casi inexistente.

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