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Fundar: "Tenemos niveles inflacionarios incompatibles con un proceso de crecimiento sostenido y reducción de la pobreza"

Fundar afirma que se trata de un fenómeno multicausal, por lo que se deben atacar todos los frentes al mismo tiempo para que un plan antiinflacionario sea eficaz

Fundar: "Tenemos niveles inflacionarios incompatibles con un proceso de crecimiento sostenido y reducción de la pobreza"
15 diciembre de 2022

Argentina se mantuvo 14 de los últimos 16 años entre las 10 economías con mayor inflación y está a punto de unirse al pequeño club que enfrentó tasas superiores al 100% en al menos un año de la última década (Burkina Faso, Líbano, Sudán del Sur, Sudán del Norte, Venezuela y Zimbabue), según un informe de Fundar.

La inflación mostró una tendencia ascendente a lo largo de los últimos 20 años, llegando hoy a niveles cercanos al 90% anual. 

"Estos niveles inflacionarios son incompatibles con un proceso de crecimiento sostenido, mejora en la distribución del ingreso y reducción de la pobreza. De hecho, entre 2011 y 2021 el ingreso por habitante de Argentina cayó 13%, una performance decepcionante que se encuentra muy por debajo de la experimentada por otros países de la región como Bolivia, Paraguay, Perú y Colombia", señaló Fundar.

"Para retomar la senda del crecimiento, reducir la inflación es una condición necesaria y la prioridad macroeconómica número 1", agregó.

Sin embargo, no hay consensos con relación a las causas del proceso inflacionario que atraviesa el país. Un correcto diagnóstico es central para enfrentar el problema.

Fundar realizó un estudio acerca de los determinantes de la inflación, como paso previo a sugerir un abordaje de una política antiinflacionaria.

"En el corto plazo se observa que, por un lado, incrementos en la inflación pasada, depreciaciones de la moneda y aumentos en la oferta monetaria elevan la inflación de manera duradera", indicó el informe.

"Por otro lado, alzas en el precio de bienes regulados y en las tasas de interés también tienen un efecto al alza, pero transitorio. Finalmente, incrementos en el nivel de actividad y en el precio internacional de commodities no tienen impacto relevante", agregó.

"En resumen, la inflación argentina es un fenómeno multicausal, de modo que cualquier abordaje parcial está destinado al fracaso. Tanto una política de ingresos sin consistencia macroeconómica como un planteo único y exclusivamente monetario carecerán de eficacia. En cambio, se deben atacar todos los frentes de manera simultánea", dijeron desde Fundar. 

En este contexto, señalan que un plan antiinflacionario debería tener en cuenta:

  • Consolidación fiscal. No es posible financiar déficits fiscales crónicos con emisión sin esperar consecuencias sobre los precios, menos aún en una economía bimonetaria como la argentina. Es necesaria la consolidación fiscal para permitir que el Banco Central lleve a cabo una política monetaria consistente. Asimismo, dada la situación social del país, es indispensable que la consolidación sea progresiva, tarea para nada sencilla dada la resistencia a la baja del gasto y a la elevada presión tributaria (particularmente en los segmentos formales de la economía). 

Al respecto, una de las claves consiste en implementar una reforma tributaria que corrija las inequidades y superposiciones en el sistema impositivo. Del lado del gasto, es posible que las tarifas sigan teniendo margen para hacer un aporte al respecto.

  •  Mejorar la gestión de la liquidez y la intermediación financiera. En la economía argentina se da la paradójica situación de contar, al mismo tiempo, con una liquidez excesiva (causada parcialmente por el financiamiento del déficit fiscal) y dificultades de financiamiento del sector público e importantes segmentos del sector privado.

Parte de la explicación se debe a que una parte significativa de los ahorros del sector privado y de entidades superavitarias del sector público es canalizada a pasivos remunerados del Banco Central (Leliqs y Pases), que crean un factor adicional de expansión de la base monetaria.

Así, es imprescindible mejorar la intermediación del sistema financiero para fomentar el ahorro en moneda local y aceitar los canales de financiamiento tanto del sector público como el privado.

  • Reducir el bimonetarismo. El carácter bimonetario de la economía argentina está relacionado con la incapacidad de la moneda nacional para cumplir ciertas funciones como la reserva de valor y, en determinados mercados, la unidad de cuenta y el medio de pago. Esto dificulta el funcionamiento del sistema económico en general y la efectividad de la política económica en particular. Para fomentar el ahorro en moneda local es necesario contar con una tasa de interés real positiva y reducir las expectativas de devaluación.
  • Alinear precios relativos. El cepo genera una brecha cambiaria que desincentiva exportaciones e incentiva importaciones, afectando la sostenibilidad externa de la economía. No hay dudas de que el horizonte debe ser la unificación cambiaria. Más aún, casi la totalidad de los procesos de estabilización se inician con un tipo de cambio alto para permitir su apreciación real al tiempo en que la inflación cede. 

El problema entonces está en cómo evitar los costos de la devaluación, relacionados con la aceleración de precios, la caída del poder adquisitivo de los ingresos, la recesión económica, y el aumento en la pobreza.

  • Política de ingresos. Para esto último se necesitan mecanismos de coordinación para abordar dos objetivos: 1) evitar que shocks, como una devaluación, se trasladen a precios en toda su magnitud; y 2) a fines de frenar la inercia inflacionaria. 

Fundar propone un pacto social de duración temporal con el objetivo de colaborar en la estabilización de la economía.

  • Fomentar las exportaciones para acumular reservas internacionales: La estabilización requiere que el Banco Central acumule reservas internacionales, para lo cual es necesario un incremento en las exportaciones de nuestra economía. 

Desde Fundar se propuso un marco regulatorio para el desarrollo del sector de gas natural licuado (GNL) en Argentina, un bien que en la actualidad se importa pero que, al mismo tiempo, se tiene en Vaca Muerta con reservas para abastecer 200 años de demanda local y con un potencial de exportaciones por unos US$ 27.000 millones anuales por 30 años.

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