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Faltan dólares: sobre no llovido, helado

Con brecha de 90%, atraso cambiario y con la emisión que no para siempre van a faltar dólares y sobrar pesos. No se puede seguir poniendo el foco en las causas que no se controlan (el clima y la guerra) y empezar a ocuparse de las que sí (déficit y emisión, entre otras).

Faltan dólares: sobre no llovido, helado
Jerónimo Montalvo 16 marzo de 2023

En 2022, el récord de US$ 88.445 millones de exportaciones tras una buena cosecha y precios agrícolas altísimos por la guerra, puso de manifiesto que no faltaban dólares (el problema es que por desconfianza no se quieren quedar), sino que sobraban pesos.

En 2023 siguen sobrando los pesos (la emisión corre a un ritmo del 10% del PIB por año) pero ahora se suma la escasez de divisas por una aguda sequía que no encuentra piso.

La balanza comercial es casi el único canal superavitario de divisas: en los últimos 20 años (en promedio US$ 9.000 millones anuales), solo tres fueron deficitarios. El año pasado, cepo mediante, el saldo fue todavía positivo en casi US$ 7.000 millones, pero menos de la mitad de 2021. En 2023, el superávit comercial mostraría una fuerte reducción (-50%) ubicándose en torno a US$ 4.000 millones, muy bajo para el contexto actual, lo que podría repercutir en mayor escasez de dólares con implicancias directas en la brecha, la inflación y la actividad.

A la incertidumbre propia de cualquier año electoral -que típicamente deriva en una dolarización de carteras-, se suma un clima que no ayuda (las heladas complicaron aún más el mal panorama por la sequía, en un contexto donde siguen sin aparecer las lluvias y las perspectivas se deterioran a una velocidad significativa) y algunas demoras en la puesta en marcha del gasoducto (que se suponía que traería alivio a la demanda de divisas). 

Las últimas estimaciones para la cosecha 2023 la ubican 39 M de toneladas por debajo de la del año anterior. Con los precios actuales redundaría con estos precios en una caída de exportaciones del orden de los US$ 15.000 millones.

Además, la demora en la puesta en funcionamiento del gasoducto podría acentuar la demanda por divisas en un contexto de escasez. Una presunta demora de un mes respecto a la fecha original (20 de junio) costaría unos US$ 250 millones adicionales. 

Con el fin de incentivar al máximo las exportaciones en un contexto de atraso cambiario (23% en los últimos dos años) y brecha superior al 90%, el Gobierno sigue intentando medidas aisladas que se van agotando. 

Ahora es el turno del "dólar Malbec", anunciado para las ventas externas vitivinícolas impactaría potencialmente en ventas por cerca US$ 1.000 millones (US$ 6.000 millones si se extendiera a otras economías regionales), pero con el costo monetario, sumado a que, al tratarse de productos que sí integran la canasta de consumo local, tendría también impacto directo sobre el costo de la "mesa de los argentinos".

Además, los mecanismos para estirar artificialmente el excedente comercial ya demuestran tener rendimientos decrecientes y daños colaterales:

  • Endurecimiento del cepo: en los últimos meses las importaciones no energéticas bajaron a US$ 4.500 millones mensuales (desde los US$ 6.500 millones en los meses previos), con caída en cantidades y precios en todos los rubros. La consecuencia es una caída de la producción por falta de insumos (-2% en el último trimestre de 2022 que se extiende al primero de este año) y la acumulación de deuda comercial.
  • Tipos de cambio diferenciales ("dólar soja" en septiembre y diciembre, que probablemente repita en abril o mayo) para anticipar exportaciones, que lograron un crecimiento del 8% interanual en el último trimestre, pero a costa de una emisión monetaria inflacionaria para comprar dólares caros a sectores exportadores específicos y venderlos baratos a importadores seleccionados por el cepo.

Queda claro que se terminan los "conejos verdes", no se puede seguir con parches que sólo postergan las soluciones. Con brecha cambiaria del 90%, atraso cambiario y con la emisión que no para siempre van a faltar dólares y sobrar pesos. No se puede seguir poniendo el foco en las causas que no se controlan (el clima, la guerra) y empezar a ocuparse de las que sí (déficit fiscal, emisión, etcétera).    

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