En un momento de gran incertidumbre, aquí, allá y en todas partes, los mercados de todas las latitudes siguen vibrando con millones de inversores que ahora realizan movimientos financieros instantáneos, con un clic en el celular, y la volatilidad se convierte en algo casi infinito, porque nadie tiene ninguna seguridad ni confía en la baldosa en la que está parado.
Esto se ve con claridad en muchos merados del mundo y se intensifican aún más en las plazas denominadas en la jerga financiera "de alto beta", que reaccionan con subas más violentas cuando los mercados grandes mejoran y se desploman con mayor intensidad cuando las plazas financieras principales retroceden.
Y en estos días en los que estadísticas de todo tipo de diferentes organismos internacionales muestran un horizonte de desaceleración económica o incluso de peligro de recesión, los países de mucho beta, como Argentina, Turquía, Brasil, México y otros, lo sienten con mayor intensidad: allá la fiebre sube unas líneas y acá sentimos una gripe durísima con fiebre de 40°.
Además de todo eso, el mercado argentino está sumergido en un momento político decisivo. Estamos en una suerte de cambio de época, tras el dominio absoluto del kirchnerismo durante casi dos décadas, y los tres candidatos que quedan para reemplazar al actual oficialismo se muestran más amigables con los mercados, pero ninguno despierta la suficiente confianza como para que alguna tranquilidad aparezca.
El ritmo de los depósitos
De ese modo, según cifras oficiales del Banco Central, el stock total de depósitos a plazo fijo en pesos que estaba algo arriba de los $ 16,1 billones hace un mes y medio, y que por multiplicador de tasa de interés debería haber crecido al menos 14%, es decir hasta $ 18,4 billones, se encuentra según el último dato de la autoridad monetaria exactamente en $ 16,1 billones, lo cual significa que en el proceso, desde las PASO, se fueron de los plazos fijos $ 2,3 billones, que tuvieron tres direcciones: fondos de inversión a un día (listos para desensillar antes de la elección), compra de bienes (más inflación) y compra de dólares (lo cual también empina todos los precios en pesos de la economía).
Es tan grande el descalabro, que ahorristas e inversores de todo tamaño se comunican con sus asesores financieros para preguntarles qué hacer, y nadie tiene una respuesta concreta, porque el joystick de lo que ocurrirá no está en manos de la lógica, ni de la ciencia, sino de la emoción, de lo que decidan votar los argentinos el próximo 22 de octubre. Y nadie sabe qué pasará ese día. El encuestador Eduardo D´Alessio dijo que "los que votaron a Larreta votarán casi a pleno a Bullrich, y que muchos de los que votaron a Milei lo harán por Massa. Pero en estos tiempos es imposible encuestar, porque además en las PASO hubo 11.000.000 de personas que no votaron, y nadie tiene ni idea sobre la decisión que pueden tomar dentro de 16 días".
Temblores externos
Pero esta sensación de emergencia tremendamente inestable no es propiedad única de Argentina. Ayer hubo un momento inquietante en México, donde su Bolsa cayó fuerte y el precio del dólar contra el mexicano saltó hasta 18,30 pesos, cuando hace un par de semanas cotizaba a 16,70 (la tendencia se inició exactamente el día en el que Elon Musk le comunicó a Andrés Manuel López Obrador que no instalaría su planta de Tesla en tierra azteca, sino en Texas, en algo parecido a lo que le pasó a Marcos Galperín con Alberto Fernández, cuando el dueño de Mercado Libre decidió irse a Uruguay, después de escuchar lo que le dijo el Presidente a solas en una reunión en Olivos).
Lo paradójico del caso es que en los principales centros financieros vienen repitiendo desde hace rato: calidad, calidad y calidad, recomendando a los inversores cautela por lo que viene. Y en la primera parte del año, de alguna manera siguiendo la cartera del multimillonario Warren Buffett, estos bancos de inversión aconsejaron a miles de inversores que compraran activos seguros, y entre los elegidos estaba la gaseosa más conocida del mundo. Pero en esta ocasión, a contramano de su histórico jingle publicitario, "todo va peor con Coca Cola", ya que el precio de la acción de la clásica gaseosa se desploma en Wall Street de US$ 65 a US$ 52 en cuatro meses y ayer, junto a Pepsi, sufrieron una dura estocada, con duras caídas del 5%.
¿Qué está pasando? Hoy se conocerán los datos oficiales de empleo de EE.UU. y los rumores indican que la actividad laboral sigue extremadamente firme, lo cual promete que la presión inflacionaria seguirá todavía muy dura de domar. Por eso, ayer las tasas largas de EE.UU. se siguieron aplanando: se pagó 5,4% anual a 1 año, 4,7% a 5 años, 4,7% a 10 años y 5,9% a 30 años. Y con esos rendimientos, en el exterior el dólar saltó 1,6% en México y subió 0,3% en Brasil, no cambió en China, pero bajó 0,3% contra el euro, 0,4% en Japón y Gran Bretaña y cedió 1% en Chile.
El dólar en Argentina
Y a nivel local, mientras el mundo estornuda, nosotros sufrimos un principio de pulmonía, y el Gobierno se asustó, tanto que sacó a la calle inspectores de la AFIP para intentar parar los negocios que se hacen en diez manzanas del microcentro, como si en este nuevo mundo de telecomunicaciones al instante se pudiera parar el sol con un dedo. Así, a pesar de los inspectores, lo que lograron fue generar todavía más temor, sin que el Gobierno diera ninguna explicación sobre Insaurralde ni mucho menos sobre las maniobras de "Chocolate" con las tarjetas de débito. Todos se sienten estafados, y con eso la huida del peso se agudiza.
Así, con todos los dólares especiales nuevos (soja 5, Vaca Muerta, Minería, Economía Regionales y Pymes exportadoras), el BCRA pudo comprar en el mercado apenas US$ 11 millones. Y al final del día, a la hora del cómputo último, el BCRA dijo oficialmente que perdió otros US$ 78 millones en las reservas y que chupó de los bancos depósitos por otros $2 billones en Leliq cortas.
Temporalmente, con algunas cuevas haciendo alguna pausa, los inspectores lograron que el dólar blue terminara el día sin cambios, en su récord de $843, el Senebi bajó $9,57 hasta $846,89 y el contado con liquidación bajó $11,06 hasta $895,59. Pero el dólar MEP -que es el que compran los que salen de los plazos fijos o los fondos de inversión- brincó $36,22 hasta un récord histórico de $784,83. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 129% y la del CCL con el mayorista fue del 156%.
En medio de todo ese movimiento se vio que los negocios con bonos quedaron transformados en una gigantesca casa de cambios, ya que casi todo se opera a través de los bonos AL30 y GD30, que son los que se usan para ir a los dólares MEP o CCL. Así, con buen volumen, los bonos argentinos casi no se movieron, pero como el mep tuvo un impulso, el riesgo país subió 20 unidades, hasta 2.719 puntos básicos el mayor nivel de los últimos tiempos.
Las bolsas aguantaron
A la expectativa de lo que pueda pasar hoy con el dato de empleo, ayer hubo una baja mínima en la Bolsa de Nueva York: el Dow no cambió, mientras que el Nasdaq y el S&P cedieron 0,1%. Pero la Bolsa de San Pablo bajó 0,3% y la de México se hundió 2,5%.
Y a nivel local, tras una dura caída de más del 23% en las últimas seis semanas, la Bolsa porteña actuó mejor. Con $12.299 millones operados en acciones y $25.097 millones en Cedears, el índice S&P Merval repuntó 3,5%. Mientras que los ADR argentinos en Nueva York mostraron subas del 1% al 5,5% para Telecom, Edenor, IRSA, Francés, TGS, Galicia, Supervielle, Central Puerto, Cresud, Pampa E y Macro; con bajas del 1% al 1,5% para Mercado Libre y Bioceres.
Caída del petróleo
El foco de todo está en lo que pueda pasar con el nivel de actividad en los próximos meses, y el que más sintió el impacto ayer fue el barril de crudo, con una nueva caída del 2,7% para el petróleo. Mientras que los metales preciosos estuvieron estancados, los metales básicos cedieron más, los granos tuvieron un muy buen día en Chicago, con un clima muy volátil e intervenido en Rosario (soja en alza y maíz en baja). Y el mundo cripto, agazapado, titubea: hubo una baja del 0,9% para el Bitcoin con debilidades mayores para el resto de los valores del panel.
Sin lugar a dudas, el dato de empleo que salga hoy en EE.UU. hará ruido. Y para Argentina lo decisivo es qué pasará el 22. No se le puede creer a ninguna encuesta, no porque pueda estar ensobrada o no, sino porque realmente nadie sabe de qué modo puede reaccionar la sociedad ante el susto actual. En situaciones de temor siempre se actúa por pura emoción, y la hipersensibilidad de los inversores no bajará hasta que se conozca quién entrará en Casa Rosada el 10 de diciembre, qué plan anuncia y que puede ocurrir en sus primeros cien días.
