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Reunión con gobernadores

El Gobierno pide tiempo al FMI para bajar el déficit y negociación está en “tiempo de descuento”

Fuentes oficiales dijeron ante El Economista que la diferencia “no es tan grande” respecto al sendero fiscal, pero aclararon que “no nos vamos a bajar”

Alberto Fernández y Martín Guzmán en la reunión con los gobernadores
Alberto Fernández y Martín Guzmán en la reunión con los gobernadores Agencia Telám.
Agustín Maza 06 enero de 2022

Luego de dos años de negociaciones, el Gobierno dio a conocer ayer frente a los gobernadores la principal diferencia entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la postura del Ejecutivo por la deuda de US$ 45.000 millones desembolsados durante los dos últimos años de la gestión de Maurico Macri: el sendero fiscal. 

En concreto, lo que pide Argentina es tiempo para reducir el déficit con crecimiento para tener superávit primario. En ese sentido, la postura oficial se dejó en claro y redunda en que “no habrá un ajuste que condicione la recuperación”. 

Así lo expuso ayer el Ministro de Economía, Martín Guzmán, en el Museo del Bicentenario en el que fueron convocados los mandatarios provinciales y el gran ausente fue el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta

Los vencimientos con el organismo multilateral de crédito para este año y el próximo son superiores a los US$ 19.000 millones, cifra que en las condiciones actuales son impagables. Mientras tanto, el Gobierno se apura y trata de precipitar, al menos, un acuerdo técnico con el staff del organismo antes de que finalice enero. 

Los vencimientos que se aproximan complicarán el nivel de reservas del Banco Central y en marzo quedarían en cero. En concreto vencen: US$ 731 millones en enero, US$ 372 millones en febrero y US$ 2.873 en marzo. Ahí se encuentra el motivo para apurar un entendimiento. 

Estamos en tiempo de descuento y por eso convocamos a esta reunión para que sea pública nuestra postura”, dijo a El Economista una fuente con acceso al despacho presidencial.

La diferencia

En su exposición, el ministro Guzmán precisó que la diferencia “medular” en la que hoy no hay un acuerdo con el organismo es el sendero fiscal. Sin embargo, el funcionario no dio detalles concretos en números sobre las diferencias. 

“La diferencia entre lo que plantea el FMI y lo que propone el Gobierno argentino es entre un programa que con alta probabilidad detendría la recuperación económica que estamos viviendo, que es esencialmente un programa de ajuste versus un programa que le dé continuidad a esta recuperación fuerte de la Argentina”, afirmó el titular de Economía.

Fuentes oficiales dijeron ante El Economista que la diferencia “no es tan grande” respecto al sendero fiscal, pero aclararon que “no nos vamos a bajar”. El proyecto de Presupuesto 2022 contemplaba un déficit del 3,3% para el año corriente y los gráficos que mostró Guzmán en su presentación de ayer mostraban que la intención es llegar al cero en 2027. 

Según deslizaron las mismas fuentes, la diferencia en 2022 sería de 0,5 puntos porcentuales, pero para 2023 el FMI quiere una reducción mayor a la que plantea el Gobierno. En ese marco, el presidente tomó la palabra y afirmó que la palabra ajuste “quedó desterrada” de la discusión y que el objetivo es crecer. 

Hace un tiempo que el oficialismo endureció su postura en las negociaciones, sobre todo luego de la evaluación ex post que publicó el FMI en la que se consignó que el acuerdo firmado en 2018 bajo la gestión de Macri “no cumplió los objetivos”. 

Habrá que esperar a ver cómo reaccionan hoy los mercados, en vistas de que la negociación está estancada en un punto en la que el Ejecutivo dejó en claro que no aceptará algo diferente. 

Además, el ministro de Economía repasó los otros tres puntos en los que sí hay un consenso con el organismo que conduce la búlgara Kristalina Georgieva. Estos son, el sendero monetario-financiero, el externo-tipo de cambio y la inflación.

Respecto al primer punto, las partes están en “la misma página”. La búsqueda tendrá que ver con buscar un crecimiento de las reservas del BCRA que permita construir una estabilidad económica que no frene la recuperación. La idea es que ese rango esté en US$ 3.000 millones o US$ 4.000 millones por año y “si puede ser más mejor y si es menos en un escenario contingente es razonable”, planteó el ministro.

El segundo punto, que se refiere en particular al financiamiento del déficit fiscal está atado al resultado fiscal que es la “base del programa”. “Desde el gobierno planteamos que haya reducción que converja a que no haya financiamiento monetario sistemático del BCRA al Tesoro. Debe respetar la premisa central que el Estado tenga un rol que ayude a que la economía argentina continúe en la senda de la recuperación y de desarrollo inclusivo”, agregó el funcionario.

Respecto al último punto, será vital como viene sosteniendo el Gobierno un acuerdo amplio de precios y salarios que ahora forma parte de las discusiones por la deuda. “La secretaria de Comercio Interior está negociando con el sector privado un acuerdo de precios que nos dé un elemento más para coordinar y anclar expectativas”, dijo Guzmán.

Futuro complejo

Lo que se firme con el FMI condicionará la política económica de, por lo menos, los próximos 10 años. Buscar la sostenibilidad de la deuda resultará importante para que, cualquiera sea la fuerza política que gobierne, mejore la situación social que se deterioró bastante durante los últimos cuatro años. 

En esa línea, Guzmán aseguró que la negociación para resolver el problema de la deuda “no es una cuestión de visiones sino de intereses en juego”. ”Los intereses de los acreedores son cobrar y si la economía argentina hace un programa recesivo, crecerá menos; la prioridad del Gobierno es que siga Argentina en la senda de la recuperación. Por eso es importante que actuemos con la firmeza necesaria”, afirmó.

A su vez, el ministro dejó claro que aun renegociando la deuda por US$ 45.000 millones “eso no solucionará los problemas de deuda que tiene Argentina”. A partir de 2026, los vencimientos serán superiores a los US$ 20.000 millones, según se desprende de la presentación que utilizó Guzmán.

Cerrar un entendimiento entonces servirá para ganar tiempo para generar condiciones de pago. “No existe un buen acuerdo porque el mundo no cuenta con opciones para generar un perfil de pagos suave, solo existe ganar tiempo", aseguró el titular del Palacio de Hacienda.

Búsqueda de apoyos

El Gobierno buscaba con la convocatoria de ayer mostrar sus cartas públicamente. Por eso el presidente Alberto Fernández se involucró directamente para convencer a los gobernadores radicales de asistir al encuentro. Los mandatarios no querían asistir a un encuentro de carácter “político” para que el Gobierno sacara rédito del mismo.

Quién acercó posiciones fue el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien mandó a sus representantes. Además, el jujeño consiguió que Gustavo Valdés (Corrientes) y Rodolfo Suárez (Mendoza) también mandaran emisarios. Por otro lado, Rodríguez Larreta pegó el faltazo y no aflojó su postura. 

"Tenemos mucho que rendir cuentas todos: el kirchnerismo, el peronismo, el radicalismo, el PRO, Juntos por el Cambio, todos. Esta deuda que se está renegociando la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es, si decimos que vamos a construir, es ir y escuchar", dijo ayer a FM Urbana Play Gerardo Morales.

Por otro lado, el Gobierno busca un mayor apoyo internacional a la propuesta Argentina para llegar a un acuerdo técnico con el staff del Fondo. “Estamos transitando un proceso de negociación de toda la República Argentina con el resto del mundo; con todos los Estados Nación del mundo. Eso es lo que significa una negociación con el FMI”, sentenció Guzmán.

En particular, el país a convencer es Estados Unidos, que cuenta con el 16,5% de los votos del directorio del organismo multilateral. “Estados Unidos es el que pide ajuste, pero creemos que el acuerdo no está lejos”, detalló la fuente oficial a este medio. 

De llegar al ansiado acuerdo, el Gobierno deberá presentarlo al Congreso para su aprobación, por lo que también deberán sintonizar consensos con las fuerzas políticas opositoras y, en particular, con Juntos por el Cambio. Ese es el famoso Plan Plurianual que el Presidente anunció para las primeras semanas de diciembre último y finalmente se retrasó. 

Para eso, se espera la próxima semana una reunión similar a la de ayer pero con los gobernadores que no pudieron asistir, los principales jefes de bloque en el Parlamento de la oposición y del oficialismo. El miedo es que suceda lo mismo que con el proyecto de Presupuesto 2022, que fue rechazado en Diputados.

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