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El exagerado gasto asistencial argentino ya generó una nueva corporación: los piqueteros

En medio de la decadencia, se suma una nueva corporación al modelo perimido del siglo pasado: los piqueteros. El gasto en planes asistenciales ya supera al de la inversión pública y está alcanzando al gasto en salarios de los empleados públicos nacionales.

El exagerado gasto asistencial argentino ya generó una nueva corporación: los piqueteros
Jorge Colina 05 abril de 2023

Hasta la crisis de 1930, Argentina tenía una organización económica liberal, con un Estado muy presente. El Estado de la Generación del '80, fundamentalmente el del primer Gobierno de Julio A. Roca, garantizaba -como el propio Roca lo reafirmaba- la paz y la administración. 

El Estado era el que le ganaba tierra a los indios, sofocaba los levantamientos armados y promovía activamente la llegada de capitales extranjeros y la inmigración. Pero este Estado presente era liberal en el sentido de que no se inmiscuía en las relaciones económicas de los ciudadanos. Las personas ejercían libremente la agricultura, la industria, el comercio y los servicios manejándose con el libre juego de la oferta y la demanda. 

Es muy importante tener presente este detalle porque el liberalismo económico no es la negación del Estado, sino un Estado presente que garantice la convivencia armónica entre los ciudadanos actuando en el libre juego de la oferta y la demanda. 

En 1930 el liberalismo entra en crisis en el mundo. No solo desde el punto de vista económico como consecuencia de la gran depresión que llevó al colapso del comercio internacional. También desde el punto de vista político. 

Luego de la Primera Guerra Mundial, con el surgimiento de la Revolución Rusa y una gran agitación social en los países de Europa continental, en Italia y Alemania se erige el fascismo. 

Lejos de sus dimensiones más negativas -que tiene que ver con la Segunda Guerra Mundial y el holocausto- el fascismo tenía como principio rector la sociedad corporativista

Esto es evitar la democracia inorgánica -entendida como una democracia donde la libertad deviene en desorden por la agitación socialista y comunista- para organizar a la sociedad en corporaciones, que son, grupos de individuos afines según sus ocupaciones. La representación política, entonces, de deja de organizar por elecciones democráticas libres y pasa a organizarse por la distribución de parcelas de poder entre las corporaciones. 

Deja de actuar el libre juego de la oferta y la demanda y las corporaciones organizadas son las que planifican y acuerdan el camino hacia el desarrollo económico y social.

Esta es la forma que el fascismo en Europa encontró de frenar el avance del socialismo y/o el comunismo. 

En Argentina, el temor al avance del socialismo y el comunismo también estaba presente. Los inmigrantes europeos que vinieron con la Generación del '80 estaban imbuidos con las ideas socialistas, anarcosindicalistas y comunistas del viejo continente y desarrollaron desde el año 1905 un clima de creciente agitación social, alimentado por la Ley Sáenz Peña en 1912 con el voto secreto y obligatorio que lleva al poder a un primer gobierno de carácter popular (Hipólito Irigoyen).

El General José Félix Uriburu, ejecutor del golpe de Estado de 1930, era un ferviente cultor del fascismo. Pero quien finalmente ejecuta el modelo fascista en el sentido de una sociedad organizada en base a los principios del corporativismo fue Juan Domingo Perón. Mientras era coronel en 1923, Perón estuvo en Italia donde aprendió el modelo corporativista.

Con Perón, en 1945, la Argentina adopta la organización corporativista. Esto es, el tránsito del país hacia el desarrollo económico y social será fruto de un gran acuerdo entre las corporaciones organizadas que son: los representantes del capital (empresarios), los representantes del trabajo (los sindicatos organizados), las profesiones (las agremiaciones profesionales), los militares y la iglesia.

El modelo evidentemente no funcionó en Argentina porque el país no pudo despegar. Pero ocurrió algo peor. Caída en desgracia una de las principales corporaciones del modelo (los militares), Argentina recupera la democracia liberal en 1983. Desde entonces conviven resabios del modelo corporativista con instituciones del modelo democrático liberal.

Así es como están, por un lado, los Consejos Económicos Sociales en sus variantes (cambian de nombre según el gobierno de turno) donde se sientan los representantes del Estado (los ministerios de Economía y Trabajo), las cámaras empresarias (la UIA, la Cámara de Comercio, de la Construcción, de bancos, etcétera) y los sindicatos organizados (la Confederación General del Trabajo). 

Por otro lado, están el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional donde están los representantes del pueblo, elegidos libre y democráticamente por el voto. Cómo se compatibilizan estos dos modelos de representación es un enorme interrogante.

El resultado de este modelo híbrido corporativista democrático liberal es ninguno: un país a la deriva.

Como si fuera poco, en medio de la decadencia, se suma una nueva corporación a este modelo perimido del siglo pasado: los piqueteros, como corporación del gasto asistencial

Ya pidieron sillas en el Consejo Económico y Social y tienen presencia importante dentro del gasto público nacional. El gasto en planes asistenciales ya supera al de la inversión pública y está alcanzando al gasto en salarios de los empleados públicos nacionales.

El problema es que en el modelo corporativista original estaban representadas organizadamente las fuerzas productivas. Con la entrada de la corporación del gasto asistencial al modelo corporativista se está institucionalizando la pobreza, ya que ninguna corporación -en este caso, la asistencial- atenta contra su propia representación. 

Por este camino, Argentina no va a salir de la decadencia.  

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