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Emular al éxito

El capitalismo no ha sido y no es "uno". Las características estructurales de cada economía capitalista lo hacen muy diferente aquí y allá.

Casa Rosada
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Carlos Leyba 07 julio de 2023

Ha surgido una fuerte corriente de afirmación del "capitalismo". La propuesta implícita es con "más capitalismo" se crece. 

El crecimiento de las economías capitalistas, en la historia, es superior a la del socialismo real. Una evidencia. 

El discurso actual de "más capitalismo" reivindica el derecho de propiedad. El capitalismo es el dominio de la propiedad privada de los medios de producción. Es cierto que, en su historia, la propiedad pública de medios de producción ha sido muy extendida. Hace décadas la tendencia es la disminución de la presencia pública en la producción. 

Un segundo componente del discurso local es la "indignación" -de dirigentes peronistas- ante la afirmación del carácter secundario del derecho natural de propiedad, concepto de la cultura occidental que gráficamente implica la negación del derecho de generar economías externas negativas que producen daños irreparables o que impiden la realización de bienes indispensables: por ejemplo plantar y vender "coca" en "mi" campo o impedir la construcción de una represa para contener la inundación. 

¿Es necesario aclarar que el derecho natural primario es el derecho a la vida? Muchos partidarios del subsidio al aborto (libre y gratuito) aun aceptando que se trata de "una vida", no tienen empacho en sostener que la propiedad de los bienes sí es un derecho "primario" y no el "a la vida". Volvamos.

La idea de "más capitalismo" se traduce en transformaciones del tipo "más mercado" y -sobre todo- de "más apertura económica". Finalmente, el discurso actual de "más capitalismo" se concreta con "menos Estado". Veamos.

El capitalismo no ha sido y no es "uno". Las características estructurales de cada economía capitalista lo hacen muy diferente en términos de la vida de la sociedad y en términos de resultados, por ejemplo, en el crecimiento (el incremento del PIB a lo largo del tiempo; o en el desarrollo (el aprovechamiento del producto potencial), o en el progreso (el aumento en el grado de satisfacción de las necesidades sociales) o en la evolución (el cambio cualitativo en la organización de la sociedad). 

Si examinamos el resultado de "nuestro capitalismo" en crecimiento, las tasas de largo plazo señalan decadencia; en desarrollo, los "capitales" inexplotados llegan al absurdo; en progreso, la contabilidad de las satisfacciones sociales señala que son miserables y en evolución, la organización de la sociedad, sin duda, va para atrás. Este "capitalismo", el nuestro, es una hipoteca de largo plazo que exige mucha capacidad y honestidad, también intelectual, para levantarla.

¿Cómo somos? Pocas grandes empresas (la mayor parte concesionarios), muchas pymes y un universo gigante de micropymes. Los establecimientos que ocupan hasta 5 personas brindan 43% del trabajo, excluidos planes sociales (MTySS). 

Este débil costado capitalista convive con un Estado grande de muy baja productividad social que ocupa 3,8 millones de personas: 60% municipios, 32% provincias y 9% Nación. En 1974 lo municipal era 20% del total del empleo público, nacional 35% y provincial 45%. La baja productividad del Estado ha incidido mucho en la decadencia. 

Hubo tiempos de excelencia en educación, salud, seguridad y Justicia. Deterioros de medio siglo: deterioro del lenguaje de los profesionales de la palabra (comunicadores), índices de obesidad en los niños, enrejado de las casas, juicios que no terminan. La consecuencia obscena 43% en la pobreza. Ejemplo magno: Carlos Menem condenado y ¡murió siendo Senador de la Nación! Ejemplos trágicos: pocos días de clase y los chicos no entienden lo que creen leer. 

En el ámbito privado no se registran, desde hace décadas, grandes inversiones reproductivas, por ejemplo, nuevas plantas de más de US$ 1.000 millones. La inversión bruta fija reproductiva de los últimos 20 años no alcanzó para la reposición y ni remotamente para la superación tecnológica. Y desde 1976 se acumulan fuera del sistema financiero US$ 400.000 millones producto del excedente de nuestra economía. 

Por eso, en los últimos 10 años, sólo se han creado 100.000 puestos de trabajo privado registrado, 740.000 empleos públicos y 700.000 puestos no registrado, más 1,3 millones de trabajadores por cuenta propia (Idesa). Imagine la productividad agregada. 

Poca inversión y economía cada vez más negra: empobrecimiento colectivo inevitable. La mayoría de los trabajos se ejercen en un mundo extraño al capitalismo tal como es ese sistema en el éxito. Volvamos.

Esos "liberales" derogaron el concepto del "Bien Común" (Estado). Pero las instituciones protegieron mucho terreno y si bien la "cuestión social" retrocedió dramáticamente, se preservó el capital social mínimo para recuperar lo perdido. 

Explotó Javier Milei en Twitter con acusaciones contra varios dirigentes políticos y los medios de comunicación.
Javier Milei

Milei va mucho más allá. Para él "el mercado" es, en sí mismo, una ética. Y todo lo que ocurre fuera de él es "criminal": vendo mis órganos, compró mi banca de legislador. Sin dinero no hay banca, con dinero hay órganos. Es la apoteosis de la deconstrucción de la cultura Occidental: que no la cumplamos plenamente no significa que haya dejado de ser el "Norte". 

El efecto Milei, con la complicidad de la TV dedicada a la política, ha producido el vaciamiento intelectual del PRO que ha sido obligado a dejar de lado lo "propositivo" -por falta de interés mediático- y a ensayar aproximaciones sucesivas al lenguaje de la "motosierra". Claro, Patricia lo asume con naturalidad, siendo Carolina Serrano militaba montonera el socialismo nacional por las armas y hasta 1984 compartía escenario con R. Galimberti, el secuestrador de los Born. Para ella su "método" (violencia) es el discurso. 

La simplificación extrema (con valentía y coraje, Milei y Bullrich) convoca en tiempos de desesperanza y empuja, a la desaparición al debate de propuestas, por ejemplo Jorge Macri se niega a debatir con M. Lousteau. 

En la TV, C. Ratazzi, hombre de Fiat, señaló "son 90 años de desastre". Simpático. Olvidó que, dentro de esos 90 años, Fiat se instaló en el país con enormes protecciones estatales que pagó el pueblo argentino y poco recibió a cambio. Lo dice Ratazzi. Como empresario no asume responsabilidad alguna. Señaló que necesitamos un "voto audaz es una parte de Milei y de una parte de Juntos por el Cambio". (LN). La audacia suprema es una política que no considere el escenario de batalla inundado por 43% de pobreza y no menos de otro 20% en los márgenes de la misma. Claro que si uno no vive aquí puede tener otra mirada. ¿Se entiende?

Otro de los empresarios citados por la prensa en estos días es el gran concesionario E. Eurnekian que declaró "La dirigencia política ha tomado las decisiones equivocadas que nos han llevado a las circunstancias en las que hoy nos encontramos... Sin embargo Eurnekian ha influido y seguramente mucho, en las decisiones públicas por omisión o presión. El silencio habla. 

Eduardo Eurnekian y Cristiano Rattazzi.
Eduardo Eurnekian y Cristiano Rattazzi.

Por ejemplo, en los últimos años, en el gobierno del Frente de Todos, don Eduardo logró o aceptó, que Vilma Ibarra -Directora de Legales de su empresa- haya pasado sin solución de continuidad al mismo cargo en la presidencia de A. Fernández, y que numerosos de sus ex funcionarios sean parte de este gobierno. Pasando al futuro, Milei, que hasta asumir como diputado fue su economista jefe, puede llegar a ser -Eurnekian no oculta su apoyo - según encuestadores y periodistas, el próximo presidente. 

Citar a ambos empresarios, podrían haber sido otros si no hubieran salido en estos días en los diarios, es para recordar la innegable influencia, presencia, circulación de ellos (y otros) en el ámbito (apoyo, consejo) de las decisiones públicas, lo que cívicamente los obliga a reconocer, mínimamente, su cuota de responsabilidad. Recordemos, por ejemplo, Cuadernos. 

No hay manera de construir un consenso hacia el futuro -para un capitalismo de crecimiento, desarrollo, progreso y evolución- con todos los sectores y principalmente con los más influyentes, si no aportamos al diálogo. Eso requiere, primero que nada, reconocer nuestra indelegable responsabilidad en la decadencia nacional. 

Podemos encontrar distintos orígenes de la misma. Pero no podremos superarla si no dialogamos acerca del futuro y sólo se tiene derecho al diálogo si, primero, se escucha la propia conciencia para poder escuchar a los demás. La mecánica de "la culpa está en los otros" es la prolongación del monologo que nos aleja de la sabiduría y sin sabiduría seguimos en este abismo.

 

Es habitual que en la Argentina de a pie se propongan como "modelo" las sociedades nórdicas. Miradas desde afuera la igualdad (Coeficiente de Gini), el crecimiento (PIB), el aprovechamiento de los recursos (en climas difíciles), la calidad de vida, que apreciamos, nos señala a esos países, con profunda cultura democrática, como ejemplares.

Pueden ser nuestro "futuro deseable". En rigor esas sociedades son la aproximada concreción del modelo de Estado de Bienestar que, a la salida de la SGM, procuró la "edad de oro del capitalismo" y que rigió hasta la crisis del petróleo en todo Occidente. 

Hoy un nuevo paradigma de política económica, que incluye la discusión de la hiper globalización y la reconstitución de las políticas industriales, está ganando terreno en la política (la vanguardia es J. Biden) y en la Academia. 

Luego del retroceso del bienestar en Occidente, la desigualdad, la desaceleración, la cuestión climática, las sucesivas crisis de la pandemia, la invasión rusa, el avance geopolítico del capitalismo autoritario del Celeste Imperio, hay una reacción que el debate de los argentinos debería visitar. 

Esos empresarios podrían financiar, imitando a generación Meiji, a dirigentes políticos que visiten cómo lo hacen los países exitosos y no quedarnos sólo con lo que dicen. 

La generosidad es más virtuosa que la crítica.

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