En el día de la independencia de Brasil, que es hoy, muchos analistas creen que la democracia está en peligro. Hoy se celebrarán masivas marchas en apoyo al presidente Jair Bolsonaro en las ciudades de todo el país y muchos temen que sea la antesala de un enrarecimiento general del clima político.
Según información del oficialismo, más de 2 millones de personas saldrán a las calles a respaldar al líder de ultraderecha, quien dijo que el acto será un “ultimátum” para los magistrados de su país. También se esperan marchas anti-Bolsonaro, por lo que se desplegarán importantes operativos de seguridad para evitar eventuales enfrentamientos o la toma de algún edificio público.
Desde hace semanas, Bolsonaro se está enfrentando con la Corte Suprema y el Tribunal Superior Electoral, ya que no aceptan contar los votos manualmente en las elecciones de 2022.
Más allá de este enfrentamiento institucional, la convocatoria busca respaldar a Bolsonaro. En las últimas semanas, envuelto en escándalos de corrupción y con una crisis sanitaria a cuestas, su imagen cayó al nivel más bajo, con el 54% de la población en su contra.
Bolsonaro podría salir con cierto impulso de cara a las elecciones del 2022, una carrera en la que está en desventaja. Según una encuesta de Quest, el expresidente Lula da Silva posee 47% de intención de voto, lo cual lo deja a un paso de ganar en primera vuelta, mientras que Bolsonaro quedaría en segundo lugar con el 26% de los votos.
Según el analista Brian Winter, “Bolsonaro hará literalmente cualquier cosa para evitar entregarle el poder a Lula. Eso hace que esta marcha sea tan imprescindible”.
“Bolsonaro nunca ha sido menos popular, pero su base sigue muy movilizada y por eso se pueden esperar millones de personas en las calles. Incluso podría ser la marcha más grande en la historia de Brasil”, agregó Winter, sugiriendo parecidos con el último periodo de Donald Trump en EE.UU.
Sin embargo, el especialista cree que, si los seguidores de Bolsonaro pierden el control, por ejemplo, atacando el Congreso, como sucedió en Estados Unidos el 6 de enero, el mandatario quedaría totalmente deslegitimado.
