En la zona euro, la inflación interanual en abril fue de 0,3%, la menor tasa desde 2016. En marzo había sido de 0,7% mientras que hace un año se ubicaba en 1,7%. Al igual de lo que ocurrió en todos los países, la mayor suba se dio en el precio de los alimentos y la caída más pronunciada fue la de la energía en un contexto de derrumbe del petróleo por la baja del consumo.
El mes pasado estuvo signado por las medidas que adoptaron los gobiernos para enfrentar el coronavirus y que produjeron una gran contracción de la demanda.
La recesión se sentirá con particular fuerza en este segundo cuarto del año y el consumo tardará mucho en recuperarse por lo que cabe esperar una tendencia declinante en los precios en los próximos meses. Con los datos publicados hoy por Eurostat, el temor a una deflación persistente, que profundizaría la recesión, vuelve a instalarse en la zona euro como ocurrió entre 2014 y 2016. La respuesta estará en las medidas que tomen los gobiernos y el Banco Central Europeo para sostener la actividad económica.