Argentina es el país más expuesto con el FMI (y viceversa), pero no es el único que tiene un programa de asistencia financiera. Aunque tampoco son muchos, por cierto. A comienzos de 2019, Ecuador también acudió a las puertas de Washington. En otra modalidad (optó por un Extended Fund Facility) y por un monto menor (US$ 4.200 millones), el Gobierno de Lenin Moreno pidió y logró un préstamo.
Pero la oposición, como en Argentina, está lejos de estar satisfecha. Quien expresó sus críticas, ayer, fue el expresidente Rafael Correa. “El FMI reconoce que con su programa la economía ecuatoriana decrecerá, pero sin el programa hubiese crecido a tasas del 5 y 8%. Entonces... ¿para qué intervinieron? No hay país que se haya desarrollado sin crecimiento económico. ¿Estamos locos? Por eso es ajuste inducido...Es 100% ideológico. Sólo tenían que seguir el camino que dejamos trazado con inversión pública programada (...). ¡Nunca he visto una locura así!”, dijo, enojado, por Twitter.
https://twitter.com/MashiRafael/status/1151149549488095232
Adjuntó, además, un gráfico de un informe del FMI que muestra que, sin el ajuste fiscal pedido por el organismo, la economía hubiera crecido entre 5% y 8% hasta 2022, mientras que ahora proyecta un crecimiento anual promedio de 0,8%, con una caída de 0,5% en 2019, y un ascenso del desempleo.
En una misma línea opinaron desde el CEPR, un think tank heterodoxo con sede en Estados Unidos, en un informe. “El programa del FMI para Ecuador exige eliminar un conjunto de políticas que a lo largo de los últimos años han tenido mucho éxito en estimular el crecimiento económico, reducir el desempleo y reducir la desigualdad y la pobreza”, señaló Mark Weisbrot, codirector de CEPR y uno de los autores del reporte. “Desafortunadamente, incluso el mismo FMI pronostica una disminución de estos y otros indicadores sociales y económicos a medida que, junto al actual Gobierno ecuatoriano, vayan revirtiendo esas políticas”, concluyó.
