Vivimos una transformación sin precedentes en la forma de comunicarnos. La captura inteligente e interpretación precisa de grandes volúmenes de datos, gracias al uso de la tecnología, ha cobrado protagonismo hasta convertirse en un componente innegociable para las organizaciones que quieren seguir compitiendo, conectando y asegurando su relevancia, influencia y perdurabilidad.
Prácticamente todas las formas de expresión convergen hoy en un mismo ambiente: el ambiente digital. De ahí que la combinación perfecta de la inteligencia humana y la artificial nos permite anticipar tendencias y riesgos que pueden impactar sobre las marcas, su valor y los resultados del negocio. Las empresas que ya han capitalizado sobre esta realidad tienen la capacidad cierta, por ejemplo, de ofrecer a sus consumidores lo que quieren, incluso antes de tener conciencia plena de ese deseo.
En el audiolibro de LLYC "De la palabra al algoritmo: Inteligencia para entender la opinión pública", recorremos experiencias que ilustran esta oportunidad e invitamos a las empresas a reconocer en la tecnología a un verdadero aliado que nos permite entender mejor las preocupaciones, creencias y deseos de nuestra sociedad.
Claramente, la convivencia entre la data y el criterio humano pone al alcance de los tomadores de decisiones niveles de entendimiento nunca antes imaginados. Las compañías líderes ven hoy en el análisis de datos y su interpretación una oportunidad única para detectar, entre otros, cómo viven sus colaboradores, cuáles son los modificadores que más inciden en las preferencias de su consumidor o en qué dirección pueden estar gestándose nuevas regulaciones que podrían determinar su futuro.
Necesitamos ser conscientes de que enfrentamos tiempos impredecibles. Tiempos en los que la única certidumbre es la volatilidad y en los que la falta de anticipación está derivando en pérdidas de capital social, financiero, político. Asistimos a un escenario con altos índices de activismo por parte de los consumidores, nuevas y diversas prioridades de nuestro talento, hiperregulación, realidades ante las que no es suficiente con entender el hoy: hay que prever y actuar para el futuro, desde este mismo momento.
Las empresas hoy sólo tienen dos caminos: seguir por la senda de la reactividad amparándose en métodos que no van a la velocidad de las necesidades y el dinamismo de nuestras audiencias, o bien, mediante técnicas de predicción de la mano del Big Data, la IA y la destreza humana, crear las tendencias y escenarios que respondan eficiente, efectiva y eficazmente al contexto y a sus propias necesidades.