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No la "V"

En 2024 no habrá V. Será difícil en 2025 acelerar la economía con atraso cambiario y sin promoción de la inversión reproductiva urbana.

No la "V"
Carlos Leyba 12 abril de 2024

La frase "no la ve" es moda libertaria. Refiere a aquellos que, afortunadamente, no compartimos ese pensamiento.

El título es una afirmación: no la V, o mejor dicho "la V no".

"No la ven", para los libertarios, sintetiza la incapacidad, de quienes no lo somos, de comprender las "transformaciones".

Serían las logradas gracias a la licuación de la moneda nacional (tasa de interés groseramente negativa) que así reduce el pasivo remunerado del BCRA y el valor de las tenencias en pesos (ahorro) de los ciudadanos (¿versión benéfica de Milei del "robo anarco capitalista?) lo que a su vez contribuye a pulverizar la demanda de dólares.

Al mismo tiempo se genera una extraordinaria transferencia (implícita) de riqueza a favor de quienes cambiaron excedente de dólares, que se devalúan a 2% mensual, por pesos que, colocados en el sistema, rinden -p.ej.  8% nominal- y, convertidos en dólares, rindieron 6% mensual en moneda dura, Maslaton dixit.

Una "transformación" que pocos pueden aprovechar y por eso, otros, "no la vemos", pero la sentimos: inflación en dólares.

Pero si se produjera la "V", fin de la caída y el inicio de un crecimiento vertiginoso, Milei tendría un salvavidas que le permitiría salir de este pantano en el que hoy se hunde la economía real. La economía financiera realmente vuela.

La V financiera existe para pocos y seguramente por poco tiempo. Los éxitos financieros se registran día a día: son tapa de diarios. El "triunfo de la economía casino" es una droga: tal vez en un primer momento "distrae, alegra, excita"; pero extendida en el uso y en el tiempo, inexorablemente destruye la economía real.  

La real, es la economía en la que vive la mayoría de los mortales que carecen de excedentes en dólares para bicicletear: esa es la que se está hundiendo y la que se mide cada tanto y no es tapa de diario.

No se hunde por accidente. No es un iceberg fuera del mapa. No.

Se hunde por la decisión gubernamental que dos componentes de la Demanda Global, el  consumo (satisfacción) más la inversión (futuro) que representan el 80% del total, sean torpedeados, desde el Estado, con el propósito de liquidar la inflación.

Sobre el desastre inflacionario heredado, aplicaron un sopapo inflacionario (devaluación 118% (14/12/23) sin compensación, más liberación de precios y desregulación de mercados, sin política de ingresos destinada a sostener mínimos niveles de vida.

Los precios por el ascensor: desde que asumió Javier, hasta fin de marzo crecieron aproximadamente 75%. Los ingresos informales y formales, se desplomaron en términos reales. Las ventas (CAME) desde diciembre a febrero cayeron 62%. Súmele marzo.

Estos tiempos calcan los de la "tablita" de R. Arriazu (1976) y su derrumbe de la economía real, trabajo y producción; y los inaugurales de la bicicleta financiera. La diferencia estructural del presente, respecto de aquellos tiempos, puede medirse por los niveles de pobreza, en 1976 veníamos del mínimo histórico (4%) que señalaba "capacidad de supervivencia"; hoy estamos en el máximo histórico (40%). En aquél entonces los chicos pedían limosna en los bares del centro y se robaban pasacasetes de los autos. Todo dicho.

Hoy -2025 en la mira - la mayor parte de los colegas, aún los simpatizantes libertarios, suponen un 2024 que termina "mal" con un PIB cayendo 4% respecto de 2023. No hay una moneda para poder decir "vamos bien". Una caída que será brutal en la economía urbana pero, morigerada en el promedio, gracias a la buena marcha de la economía rural y minera. Este no será el año de la "V", de la U o del símbolo Nike.

No estarán presentes los signos que garantizarían el sustento de más largo aliento para que el entusiasmo, que hoy genera, en la mayoría, ésta aventura libertaria, se sostenga. Habrá que esperar a 2025.

Dicen los que saben que para la próxima campaña se viene La Niña que afloja al campo.

En la Ley Ómnibus hay promoción para inversiones extra urbanas. Nada de promoción para inversiones industriales. El desempleo urbano continuará. El "caputismo" promueve la "liberación importadora": "Haga Patria, cierre una industria", salvo que esté en Tierra del Fuego y consista en desarmar y volver a armar. La industria del empaque.

Pero aún manteniendo la descomunal degradación suburbana y urbana, heredada del kirchnerismo y del menemismo (vertientes modernas del peronismo), que aterran la vida cotidiana, el primer presidente libertario del Planeta mantiene una enorme coraza de popularidad nacional (lo abrazan en los aviones) e internacional (de nicho) si nos referimos a las distinciones, que ningún otro presidente ha recibido de parte de la Lubabich como "Embajador de la luz".

A su imagen pública no la afectan las sospechas de acuerdos con el kirchnerismo para imponer a los hermanos Lijo como abracadabra de la Justicia. Y tampoco la defensa de los espantosos privilegios de los zares de Tierra del Fuego (uno de ellos miembro del caputismo en el poder, que sobrevivió a los Kirchner, Kicillof, el socio Macri y el bróker Fernández); y la continuidad del señor cigarrillo (apañada por los mismos que sostienen al caputismo),  que son evidencias de que la "moral" profesada en la campaña, no es la misma "moral" (si es eso) ejecutada en la Rosada. Ambiguo.

Nada de esto afecta su imagen. No reducen, según las encuestas, el apoyo mayoritario de la población, ni debilitan la militancia obscena de algunos periodistas de la TV, en particular de las dos señales más vistas, asociadas a grandes diarios, en los horarios más apetecibles.

Como bien señala Agustín Laje, el brillante ideólogo de la nueva derech y la parte culta del mileismo, citando a Gramsci, el aparato cultural y los medios forman "sentido". Y el sentido que forman estos medios (no creo que Laje piense eso) es que "si lo hace o lo dice Milei, tiene razón". Perfumes de Cristina. Aunque sea proteger los insólitos privilegios del señor tabaco, los de Tierra del Fuego y los empresarios concesionarios del Juego.

R. López Murphy, economista de larga trayectoria y coherencia liberal (no libertaria) ha propuesto una ley reparadora para producir un saneamiento fiscal más sustentable, más moral y más eficiente, que lograr la apariencia de superávit reduciendo las jubilaciones, deteniendo la obra pública y extorsionando a las provincias, que es el núcleo duro de esta política económica que, por otra parte, será efímera.

¿Porque será efímera?

Primero ¿por qué empecé diciendo que "afortunadamente" algunos no somos libertarios, más aún, no lo somos la inmensa mayoría de ciudadanos en Occidente? No confundir "conservadores", "derecha", liberales u ortodoxos, con "libertarios".

La diferencia entre los libertarios y aquellos que no lo somos, no es una diferencia en los "instrumentos", las "políticas".  

Se trata, como dice Milei, de una diferencia de raíz. Unos y otros no sólo no podemos sino que no queremos dar el mismo fruto.

Simple. Los libertarios, quienes siguen rajatabla el pensamiento de Murray N. Rothbard (1926/1995) - el autor preferido de Javier- no creen ni en la necesidad, ni en la conveniencia, ni en la existencia del Bien Común.

Los conservadores, la derecha, los liberales o los economistas ortodoxos, proponen políticas para el Bien Común.

Javier ha sido claro. Admira a Margaret Thatcher. Pero no por la reacción miserable y criminal de la Dama de Hierro (ej. el hundimiento, (2/5/1982) fuera del área de exclusión, del crucero Gral. Belgrano,

Milei admira a la Thatcher por su frase dogmática "No hay tal cosa como "la sociedad", sólo hay individuos", lo que explica porque, para los libertarios, es una insensatez el propósito del Bien Común (y todas las ideas de justicia).

De esta afirmación thatcheriana,  "la sociedad no existe", se deriva la idea de Milei que "el Estado es una organización criminal".

En España, por TV, señaló que su objetivo es "dinamitar el sistema". Y en Paraguay el 7/7/2019, "Cara o Cruz", sostuvo "Los contrabandistas son héroes. Uno de mis grandes héroes es Al Capone". Esta es la fe de Milei.

Los dichos de esta semana con el relator deportivo Fantino -además de insultos y groserías, propios de la baja ralea de los personajes- no difieren un ápice de lo dicho en aquella entrevista de 2019.

En el blanqueo impositivo a Milei no le importa el origen de los dólares. Rothbard, en "Hacia una nueva libertad. El manifiesto libertario" (1978) dice que para los libertarios el comercio de pornografía, prostitución, narcóticos, debe ser liberado. Si los gobiernos los persiguen "se ponen fuera de la ley" (sic) porque "están invadiendo el derecho de propiedad de otros ciudadanos" (sic).

Más allá de las contradicciones oportunistas (aumento de impuestos, etc.) Milei se propone la destrucción del sistema porque no cree en el Bien Común y la única finalidad del Estado es el Bien Común. Por eso sostiene que es una organización criminal.

El Parlamento está dispuesto a votar la ley ómnibus y un blanqueo, que es la consagración de la amoralidad política, eliminar Bienes Personales, mientras jubilaciones y salarios están destruidos por el impuesto inflacionario.

Pero lo más grave es que le otorgaran facultades extraordinarias a quien ha declarado su vocación por dinamitar el sistema porque no cree en el Bien Común. El pueblo le dio una minoría parlamentaria para que la mayoría controle la razonabilidad de sus actos.

En 2024 no habrá V. Será difícil en 2025 acelerar la economía con atraso cambiario y sin promoción de la inversión reproductiva urbana.

Puede entonces desplomarse el apoyo que hoy tiene Milei y en peores tiempos, engendrarse una tensión cuya administración sería mejor respetando la sabiduría de la Constitución: tres poderes y el Presidente no legisla.

No está próxima una V económica. Más allá de las encuestas, la moral erosiona. La reacción ante las dificultades puede ser tormentosa.

Los que "no la ven" son los parlamentarios que votan sin pensar que cuidar la salud es mejor que atender al enfermo. Prevenir es mejor que curar.

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