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Juntos por el Cambio no se rompe y debate qué tipo de oposición hará

Los resultados de las generales apuntalan el camino convergente del actual oficialismo. El liderazgo de Macri en discusión y el juego posible de Carrió.

Oscar Muiño 01 noviembre de 2019

Por Oscar Muiño

Condenados a seguir. Por voluntad o conveniencia, los resultados del domingo consagran la continuidad de Juntos Por el Cambio.

Desde la formación de la coalición, Cambiemos atravesó diversos cuestionamientos y crisis. La pobre performance gubernamental alentó a algunos sectores díscolos de la Unión Cívica Radical a promover, en plena campaña, la idea de dar por terminada el acuerdo. Lo había expresado, por ejemplo, Juan Manuel Casella (“PRO-UCR: una experiencia agotada”, Clarín, 3 de septiembre). Los peores resultados de las PASO daban marco a ese camino.

Un sector de Juntos por El Cambio prefiere una oposición más áspera, sin importar lo que haga el futuro gobierno.

Pero la asombrosa escalada oficialista en los comicios generales torna virtualmente imposible la ruptura. El 40% es un inmenso caudal al que nadie está dispuesto a renunciar. Prohibido irse. Ahí vive el grueso de los votantes radicales, del PRO y de Coalición Cívica. Abandonar ese 40% conllevaría una pérdida de representación insoportable.

 

Sin Carrió

Elisa Carrió anunció su retiro de la política. Su volcánica actividad fue decisiva en la destrucción de UNEN y el giro de la UCR hacia la constitución de Cambiemos. La diputada casi no tenía partido pero su estilo frontal y su desinterés por toda “corrección política” la convirtió en una colaboradora incansable de Macri, a quien ungió con un manto de votabilidad que le había negado años antes. Esa unción ?y a la vez, perdón de pecados reales o ficticios? ayudó a convertir al intendente porteño en presidenciable primero y en presidente después.

Si Carrió se retirara definitivamente, supondría, parece, el lento ocaso de la Coalición Cívica. No inmediato, por supuesto, pero a menos que sorprenda la irrupción de algún nuevo liderazgo (nunca se produjo antes en las diversas agrupaciones de Lilita) es de presumir que esa fuerza no habrá de reponerse. En tal caso, ¿Dónde irán sus diputados?

¿Se jubilará realmente Carrió? Ella dice que sí pero siempre ha estado estimulada por la idea de RyR (retiro y retorno) de grandes líderes políticos y religiosos en la Historia mundial. El aislamiento, la lejanía, la reflexión y el retorno triunfal.

https://twitter.com/elisacarrio/status/1189665313232691203?s=20

El mando en duda

¿Tiene dueño el voto oficialista? ¿Pide la conducción de Macri? ¿O es una argamasa temerosa de las demasías peronistas? La respuesta está por verse y acaso tarde en llegar. Ayer jueves, el influyente periodista Marcelo Bonelli aseguró en Canal 13 que ni Horacio Rodríguez Larreta ni Alfredo Cornejo están dispuestos a aceptar la continuidad del liderazgo de Macri.

Esto confirmaría una convergencia entre el grueso del radicalismo (el eje Cornejo-Enrique Nosiglia), gobernadores de la UCR, el jefe de gobierno de la ciudad Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, el ministro Rogelio Frigerio y gran parte del aparato del PRO. Una franja dispuesta a ayudar a la gobernabilidad y realizar una oposición “constructiva” mientras no se ataque el Estado de derecho ni se repita la cooptación de dirigentes, como ocurrió durante la administración de Néstor Kirchner (y la jefatura de gabinete del propio Fernández).

Otro sector de Juntos por El Cambio prefiere una oposición más áspera, sin importar lo que haga el futuro gobierno. El argumento: la dicotomía Ellos o Nosotros mejoró la competitividad electoral entre las PASO y la primera vuelta. Y un eventual fracaso justicialista mejorará la chance de volver al poder. En esta posición se menciona a Miguel Pichetto, Patricia Bullrich, la Coalición Cívica, cierto radicalismo (hablan de Mario Negri) y diversos ministros actuales. Sus impulsores están convencidos de que serán guiados por Mauricio Macri, sin cuya presencia esta corriente se debilitaría mucho.

Otros dirigentes no se han definido. El gobernador jujeño Gerardo Morales, por ejemplo, tomará posición teniendo en cuenta, además del rumbo general de la futura administración, la actitud de Fernández hacia su provincia en dos cuestiones clave: Milagro Sala y el auxilio del Tesoro Nacional.

Pase lo que pase, las diversas agrupaciones mantendrán su individualidad. La intención de fusionar a radicales, cívicos y gente de PRO en un único partido parece ser una de las últimas intentonas de Marcos Peña, la figura estelar del gabinete Macri cuya estrella parece marchar hacia el ocaso.

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