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Conflictividad

Entre reclamos y estrategias: el sindicalismo ahora apuesta a desgastar al Gobierno de Milei

Aunque desde la CGT advierten la posibilidad de un nuevo paro general, el escenario de conflictividad sindical se está construyendo a nivel sectorial a través de medidas de fuerza y negociaciones con el Gobierno

La cúpula de la CGT.
La cúpula de la CGT.
22 febrero de 2024

El país está atravesando un proceso recesivo con alta inflación y una caída sostenida de los ingresos reales. Junto a otros factores de carácter político que se mezclan con la crisis, se genera un ambiente propicio para el endurecimiento de los reclamos y las medidas de fuerza. En ese escenario, los niveles de conflictividad sindical aumentan considerablemente. 

La presentación del DNU 70/2023 a los pocos días de asumir generó un fuerte rechazo por parte del sindicalismo, que inmediatamente interpuso amparos en la Justicia y logró su objetivo de suspender el capítulo laboral. Además, el 24 de enero la CGT le hizo el primer paro general al gobierno de Javier Milei, a un mes de asumido, en rechazo a todas las medidas de desregulación económica propuestas en el decreto.

Pablo Moyano, cotitular de la CGT y secretario adjunto de Camioneros, advirtió que, de incrementarse los conflictos, el llamado a un nuevo paro nacional se convertirá en una realidad. 

"Lamentablemente, esto va a terminar mal", presagió tras afirmar que la central obrera "tomará las medidas que sean necesarias".

Sin embargo, según los informes del Gobierno, el acatamiento al paro general realizado el mes pasado fue "muy bajo". El vocero presidencial, Manuel Adorni, había dado, en aquel entonces, el porcentaje de adhesión a la medida de fuerza: "Paró el 0,19% de los trabajadores".

Además, aquella medida había sido criticada, principalmente, por la inactividad del sindicalismo durante el último gobierno, en manos de Alberto Fernández; y por la celeridad con la que tomó acción a 45 días de la administración de La Libertad Avanza

Dado que esas acciones tuvieron una carga más bien simbólica, y no generó grandes costos políticos para La Libertad Avanza, la cúpula de la CGT tuvo que redefinir su estrategia. 

Presión sectorial

Mientras la CGT dilata la definición a una segunda convocatoria, también acompaña medidas de fuerza por sectores y monitorea de cerca el humor social. Es así que ya hubo un paro de trenes, en Sanidad, y los docentes esperan que el Gobierno los cite a la paritaria nacional esta semana, para garantizar el inicio de las clases.

También acompañó a La Bancaria en su lucha contra la privatización del Banco Nación y difundió un comunicado en rechazo a la visita a las Islas Malvinas del ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron.

Así, en este contexto de creciente conflictividad social que se construye a nivel sectorial, la central obrera busca posicionarse como referente en temas que van más allá de lo gremial. 

Si bien las negociaciones paritarias son cada vez más complicadas, al realizarlas por sector se podría alcanzar un mayor nivel de respuesta por parte del Gobierno.

La Libertad Avanza, en principio, se negaba a convocar a los gremios, pero ahora debió flexibilizar su posición

Al mismo tiempo, los reclamos sectoriales tienen un mayor grado de legitimidad, dado que buscan soluciones concisas a problemas específicos. De esa manera, evitan formar parte de un aglomerado sindical que, además, está atravesado por cuestiones de índole política. 

Piqueteros en las calles

Si bien en el primer paro general contra Milei piqueteros y gremios marcharon juntos al Congreso, con el avance de medidas por sectores, las organizaciones sociales se desmarcan y preparan su propio plan de lucha, que, una vez más, desafiará el protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Las organizaciones sociales preparan un nuevo plan de lucha "contra el ajuste", con la intención de recuperar centralidad en el escenario de conflicto y presionar a la CGT para que convoque a un nuevo paro general, esta vez por 72 horas.

El mapa de Milei

El Presidente tiene prevista una estrategia de negociación política que deriva en un mapa dividido en extremos. 

Por un lado, están los más dialoguistas, tales como los referentes gremiales de la UOCRA y UPCN, entre otros. De la vereda de enfrente se encuentran los duros de la CGT que impulsaron el paro nacional en enero.

También en este último sector, Milei ubica a los "marchistas" en relación con aquellos sindicatos o movimientos sociales que permanentemente organizan marchas de protesta. El Polo Obrero de Eduardo Belliboni está primero en esa lista.

El Ejecutivo apunta contra la denominada "caja negra" de los sindicatos, y busca "exponer" a quienes no lo acompañan en la cruzada libertaria contra la "casta". 

En ese sentido, La Libertad Avanza apuesta a mantener una imagen positiva que supere a la del sindicalismo. La contraposición entre Milei y la CGT acompaña el discurso característico del Presidente, que dicotomiza el campo entre "los argentinos de bien" y "la casta". 

Por eso, el oficialismo podría estar dejando escalar el conflicto, mientras que la CGT estaría apostando al desgaste del Presidente a través de los conflictos sectoriales. 

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