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Hay muchas diferencias entre 2016 y 2020 en EE.UU.

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28 octubre de 2020

Los comportamientos electorales en Estados Unidos son muy volátiles y se expresan tanto a través de un cambio de partido como de la concurrencia electoral. Muchas veces ocurrió que luego de la elección de un Presidente, su partido es arrasado en las elecciones legislativas realizadas dos años después. El ejemplo más cercano es el triunfo demócrata en 2018 luego de que Donald Trump hubiese ganado en 2016.

A una semana de las elecciones, hace cuatro años, Trump estaba en una situación parecida a la de hoy y sin embargo terminó ganando para sorpresa de todos los analistas. Si lo hizo una vez, lo puede hacer otra, piensan los republicanos. Pero las condiciones son bastante diferentes en esta oportunidad y casi todas se alinean en contra de Trump. Algunas de ellas serían:

> La cantidad de votantes va a ser mucho mayor. En 2016 votaron 135 millones de personas y en esta oportunidad se estima que podrían superar los 160 millones, una cifra que perece razonable teniendo en cuenta que ya votaron de manera anticipada 69 millones de personas. Teniendo en cuenta que la elección anterior se definió porque Trump ganó por una mínima diferencia de sólo 77.000 votos si se suman las ventajas que obtuvo en tres estados industriales clave: Pennsylvania, Wisconsin y Michigan. Los analistas coinciden en que una mayor concurrencia favorecerá a Biden.

>Además, en 2016 hubo otros candidatos que sumaron 6 millones de votos, y en una elección reñida, todo cuenta.

>Otra ventaja con la que ya no cuenta Trump en esta elección es tener como rival a una candidata que despertaba muchas resistencias en gran parte del electorado. Pero Biden no es Hillary, su imagen personal es mejor y no ofrece flancos para los ataques personales. No exacerba los conflictos y tiene un perfil moderado, que hoy el electorado reclama luego de cuatro años frenéticos y conflictivos con Trump.

> Trump suele decir que si Obama y Biden hubiesen hecho las cosas bien, nunca hubiese sido presidente. Algo de razón tiene, porque en 2016 sólo un tercio de la población decía que el país estaba en el buen. El problema para Trump es que ahora sólo el 25% de la población está conforme con el rumbo del país y ahora gobierna él.

Por supuesto que más allá de las comparaciones de los escenarios electorales, los datos objetivos tampoco ayudan. El país tiene más de 225.000 muertos por Covid, la tasa de desempleo se ubica por encima del 8% y solo la mitad de los 22 millones de personas que perdieron su empleo entre marzo y abril, lo recuperaron.

De todas maneras, luego de la experiencia de 2016, nadie quiere hacer pronósticos contundentes aunque lo encuestadores aseguran que corrigieron sus mediciones y que no volverán a equivocarse. Los sondeos se mantuvieron bastante estables, y según el promedio que elabora el sitio Real Clear Politics, la ventaja de Biden es de 7,1 puntos en el total nacional, que es un porcentaje elevado dado que las diferencias en las elecciones presidenciales suelen ser más ajustadas. Por otra parte, la ventaja en los estados decisivos es de 3,5%, siendo en el caso de Pennsylvania, que el lugar que todos miran, de 3,8%.

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