El pasado viernes, ante el primer aniversario de la guerra en Ucrania, China presentó un plan de 12 puntos para resolver el conflicto. Y quienes este fin de semana se hicieron eco del mismo fueron Alemania y Francia, los dos países más poderosos de la Unión Europea.
Entre las mayores preocupaciones del gobierno chino figuraba el cese al fuego de ambas partes y evitar, a toda costa, el uso de armas nucleares. Además, abogaba por el respeto a la soberanía de los países y el fin de las sanciones unilaterales.
Para el gigante asiático, es necesario abandonar la mentalidad de Guerra Fría, por lo que "la seguridad de un país no debe buscarse a expensas de otros (...) el diálogo y la negociación son la única solución viable a la crisis de Ucrania".
Tras conocer el plan, este fin de semana el canciller alemán, Olaf Scholz, expresó sus reservas y consideró que la iniciativa tiene "luces y sombras".
Durante una visita a la India, Scholz consideró que en la propuesta había cosas "notablemente correctas", como la condena al uso de armas nucleares, pero cuestionó que no hubiese ninguna línea reconocible que dijera que las tropas rusas tengan que replegarse.
Scholz también subrayó la importancia de lograr una paz justa y equitativa y no una "paz dictatorial al estilo ruso".
Por su parte, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, manifestó que "cuando escucho informes, y no sé si son ciertos, según los cuales China podría estar planeando suministrar drones kamikaze a Rusia y al mismo tiempo presentar un plan de paz, entonces sugiero que juzguemos a China por sus acciones y no sus palabras", en referencia al plan de 12 puntos.
Quien también se expresó tras la presentación del plan de Pekín fue el presidente francés Emmanuel Macron, que confirmó su visita a China en el mes de abril: "El hecho de que China participe en los esfuerzos de paz es algo bueno (...) debe ayudarnos a presionar a Rusia para que nunca use armas nucleares y que detenga su agresión como condición previa para las conversaciones".
