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¿Apareció la luz al final del túnel en Brasil?

Es todavía prematuro dilucidar si podrá salir pronto del escenario recesivo, pero los empresarios empiezan a mostrar cierta percepción de mejora.

Héctor Rubini 11 agosto de 2016

por Héctor Rubini (*)

La economía de Brasil sigue en recesión y la incertidumbre política no se va a disipar en el corto plazo. Por 59 votos contra 21, el Senado aprobó el procesamiento de la ex- presidenta Dilma Rousseff, y aun cuando se espera una condena en el juicio político previsto para fines de este mes, la incertidumbre y los ruidos políticos no terminan.

El próximo mes comienza a pleno la campaña publicitaria para las elecciones municipales que se realizarán el próximo 11 de octubre. Mientras tanto, el actual canciller José Serra aparecería salpicado por la investigación Lava Jato, y no se descarta que el Gobierno de Michel Temer sufra nuevos sacudones. En este contexto luce demasiado prematuro aventurar un giro hacia una política económica relativamente predecible, y además comprometida con metas de rigor fiscal y monetario políticamente poco tolerables.

La economía, y en particular, el sector empresarial, estarían mostrando señales de expectativa positiva. Indicadores de consultoras brasileñas e institutos de investigación muestran que el ambiente empresarial percibe un giro positivo para los próximos 6-9 meses, aunque no es claro determinar cuándo tendría fin la actual recesión. Si bien la industria automotriz ha mostrado indicadores preocupantes, tanto para las firmas de ese país como para automotrices y autopartistas argentinas, varias otras ramas han mostrado en el primer semestre ciertos signos relativamente alentadores.

El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) publicó los indicadores físicos de la actividad manufacturera por regiones y estados de Brasil. En general, todavía se observan variaciones interanuales negativas prácticamente en todos los estados, pero algunos brotes verdes empezaron a aparecer.

Los indicadores ajustados por estacionalidad muestran, por ejemplo, que en junio pasado el índice de producción física industrial en los estados de San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro han mostrado un comportamiento ascendente desde febrero último. A su vez, en junio se ha registrado con una fuerte caída de las variaciones interanuales en los estados de Río de Janeiro, Santa Catarina y Río Grande do Sul, y en este último se ha observado un aumento de la producción industrial de 4,3% (primer guarismo positivo en ese estado desde febrero de 2014). Los indicadores de confianza de los empresarios de la Fundación Getulio Vargas (FGV), a su vez, muestran una visible recuperación desde el primer trimestre, siendo bastante más firme en el caso de los empresarios industriales que los de servicios y construcción, de menor exposición a la demanda externa. Sin embargo, también en estos casos hay indicadores de incipiente recuperación de la confianza en cierta reactivación futura (en el primer trimestre del año próximo o quizá antes de fin de este año, según los más optimistas).

La FGV también publicó su Indicador Anticipado de Empleo. En junio alcanzó su mayor valor en lo que va de 2016, con una dinámica alcista desde marzo pasado. Cierta mente es todavía prematuro interpretar tal suba como permanente, pero en línea con los indicadores ya mencionados sugiere un paulatino cambio de humor en el ambiente empresarial brasileño. El nivel alcanzado por dicho índice (89,2) es el mayor observado desde marzo de 2014, y la media móvil trimestral muestra un comportamiento inequívocamente ascendente. A su vez, el indicador coincidente de desempleo de la FGV registró en junio una segunda caída mensual (-0,8 puntos) en julio, aunque con cierta variación alcista (+0,4 puntos) de la media móvil trimestral. Esto sugiere que la destrucción de vacantes laborales se estaría compensando de manera no necesariamente transitoria con la creación de nuevos empleos, aunque se observan diferencias por tipo de salario. Los que mensualmente perciben hasta 9.600 reales revelan que encuentran un aumento en las dificultades para conseguir empleo mientras que los trabajadores con salarios más altos encuentran una reducción en las dificultades para hallar una nueva vacante laboral. Se requerirá, sin embargo, información de al menos dos o tres meses más para evaluar cuál de estas tendencias será la que predominará por un horizonte superior a uno o dos trimestres.

En definitiva, es todavía prematuro dilucidar si Brasil podrá salir del escenario recesivo en los próximos 3, 6 o 9 meses, pero parece que los empresarios empiezan a mostrar cierta percepción de mejora. Sería una buena noticia tanto para empresarios trabajadores brasileños como argentinos, especialmente del sector automotriz tan ligado a la dinámica de la economía del país vecino. Sin embargo, aun cuando el fin de la recesión no está tan lejos, no es tan fácil determinar cuándo retomará Brasil un sendero de crecimiento sostenido, y la magnitud y “timing” de su efecto derrame sobre la economía de nuestro país.

(*) Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la USAL.

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