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Alemania, entre la cuestión moral de no endeudarse y los desafíos de una nueva era

Si el Parlamento aprueba el nuevo presupuesto, Alemania suspenderá su famoso freno de endeudamiento por cuarto año consecutivo. Por ello, tras la pandemia del coronavirus y la guerra en Ucrania, la gran cuestión es si el país germano debe adaptarse a los nuevos tiempos.

Alemania, entre la cuestión moral de no endeudarse y los desafíos de una nueva era
Damián Cichero 27 noviembre de 2023

Este lunes, la coalición gobernante de Alemania presentó un presupuesto suplementario tras un fallo del Tribunal Constitucional, que le puso un freo a los planes de gasto del gobierno.

Hace dos semanas, el Tribunal Constitucional anuló la reasignación de 60.000 millones de euros de deuda contraída (para afrontar la pandemia del coronavirus) que se hizo en 2022 a un Fondo para el Clima y la Transformación. 

En diciembre de 2021 se había acordado transferir la deuda recaudada para ayudar al país a hacer frente a la pandemia a un fondo climático a través de la Segunda Ley de Presupuesto Suplementario de 2021, que modificó retroactivamente la Ley de Presupuesto de 2021.

Pero ahora el Tribunal Constitucional dictaminó que la Segunda Ley de Presupuesto Suplementario era incompatible con el freno de la deuda consagrado en la Ley Fundamental de Alemania y, por tanto, era nula.

Por ello, el nuevo presupuesto, que aún debe ser aprobado por el Parlamento, provocará que Alemania suspenda su famoso freno de endeudamiento por cuarto año consecutivo y le permitirá a Berlín pedir prestado aproximadamente 45.000 millones de euros adicionales.

Como consecuencia de la crisis de las hipotecas en 2008, y las sucesivas crisis financieras y de la deuda en Europa en los años posteriores, los partidos alemanes introdujeron un freno que limita el nuevo endeudamiento público al 0,35% del PIB anual.

Sin embargo, este fue suspendido desde el inicio de la pandemia de coronavirus en 2020, para apoyar a las empresas y los sistemas de salud, algo que está permitido hacer en caso de "emergencias excepcionales".

Desde la oposición consideran que no hay argumento para implementar esta medida nuevamente. No obstante, el gobierno dijo que los efectos indirectos de la crisis energética que se produjo en 2022, después de la invasión rusa de Ucrania, provocó un significativo aumento de los precios y creó una situación de emergencia que justificaba la suspensión del freno de la deuda.

"Había y existe el riesgo de que la caída del consumo de los hogares pudiera desencadenar una espiral descendente en la economía alemana, provocando caídas significativas en la prosperidad y el empleo", argumenta el proyecto de ley. 

Sin embargo, pese a la posible suspensión de dicho freno, el país germano igualmente se vio obligado a congelar la mayoría de los nuevos compromisos de gasto, ya que el nuevo endeudamiento no cubrirá completamente el agujero de 60.000 millones de euros y el gasto de 2023 caerá en 15.100 millones de euros.

Aún no está claro si el presupuesto se someterá a votación en lo que resta del año, ya que apenas queda una sesión ordinaria del Bundestag. Por ello, si no se cuentan con los votos necesarios, es probable que la definición se estire hasta enero del año que viene. 

Gran preocupación

Ante el complicado panorama, el canciller Olaf Scholz instó al gobierno a considerar la posibilidad de suspender el freno de la deuda, algo que no es visto con buenos ojos por el Partido Democrático Libre (FDP).

"No tenemos ningún problema de ingresos. El freno de la deuda debe permanecer, afirmó el líder del grupo parlamentario del FDP, Christian Duerr.

El gran temor es que Berlín no pueda financiar respuestas a desafíos crecientes, como el cambio climático y la guerra de Ucrania, a lo que se sumaría que es probable que la economía continúe estancándose.

En este sentido, las empresas alemanas temen verse privadas de apoyo para mantenerse competitivas a nivel mundial.

Además, ante la nueva situación, miles de millones de euros en subsidios estatales, acordados con el fabricante estadounidense de chips Intel, ya no estarían confirmados para construir las plantas planificadas en Sajonia-Anhalt, considerada clave para la transición de Alemania hacia una economía neutra en carbono.

Actualmente, según Scope Ratings, la subinversión alemana ya ronda los 300.000 millones de euros en la última década en comparación con otras economías con calificación AAA.

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Olaf Scholz 

Diferencias internas

Desde 2021, Scholz llegó al poder gracias a la coalición entre su partido (SPD), el FPD y Los Verdes. Sin embargo, como siempre sucede en momentos de crisis, las discrepancias se empiezan a hacer ver. 

Actualmente, Alemania tiene, con gran diferencia, la deuda más baja entre los integrantes del G7. De todas formas, el rechazo germano es una herencia cultural creada sobre la base de que esa misma disciplina allanó el camino para la reconstrucción de posguerra, a lo que se suma el recuerdo de lo costoso que fue reintegrar a la endeudada ex comunista Alemania del Este.

Según el Ministro de Finanzas, Christian Lindner, del FDP, no se realizarán aumentos de impuestos y dijo que los ahorros tendrían que buscarse en otra parte, respaldados por una reforma del estado de bienestar.

Sin embargo, el ministro de Economía, Robert Habeck, de Los Verdes, ha criticado el freno de la deuda por ser inflexible y por bloquear un apoyo vital a la industria para impedir que los empleos y la creación de valor se trasladen al extranjero.

La relación deuda-PIB de Alemania está apenas por encima del 60%, mientras que en Francia, Italia y España se encuentra por encima del 100%. 

Para Habeck, los tiempos han cambiado, ya que, cuando se creó el freno de la deuda, "la protección del clima no se tomaba en serio, las guerras eran cosa del pasado, China era nuestro banco de trabajo barato".

La creencia es que dicho freno se implementó cuando Europa tenía un problema de sostenibilidad de la deuda y Alemania quería dar el ejemplo, aunque ahora el país germano tiene un problema de crecimiento y competitividad. 

alemania
Alemania es considerada la "locomotora" de Europa 

La coalición se tambalea 

Teniendo en cuenta que Alemania celebrará elecciones generales en 2025, la coalición gobernante aún tiene tiempo para revertir la situación, aunque, poco a poco, va perdiendo credibilidad.

Desde que llegó al poder, la coalición tripartita ha visto caer el apoyo y, según la última encuesta de Forsa, solo un tercio de los electores votaría por los partidos de la coalición si las elecciones se celebraran ahora.

Además, varios legisladores del FDP continúan presionando para que el partido, que ha caído de varios parlamentos estatales en las elecciones regionales del año pasado, abandone la coalición.

Por su parte, Los Verdes, convencidos de que la lucha contra el cambio climático es una prioridad, siguen reclamando más inversiones en la materia, provocando al FDP que aboga por apegarse a las reglas y permanecer fiscalmente cauteloso.

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