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El mercado ahora cuenta los minutos para bajarse del CER

Argentina acaba de sufrir la peor semana del año para los bonos. Los dólares financieros libres viajan con un aumento semanal del 4%. Massa debe enfrentar una montaña de deudas.

En Argentina el desgobierno llega a proporciones que no se tienen en la memoria.
En Argentina el desgobierno llega a proporciones que no se tienen en la memoria.
Luis Varela 03 octubre de 2022

Las finanzas están pasando por un momento ciertamente difícil. Algunos analistas advierten que estamos como en el arranque de la crisis internacional de 2008. Y economistas más puntillosos, que hacen las cuentas más en detalle, afirman que estamos como a fines de los años '20 del siglo pasado, un momento absolutamente intrincado que terminó en el crack de 1929.

Sólo por simplificar, puede decirse que los problemas mundiales están centrados en dos situaciones: una inflación que se autoindexa a pesar de las subas de tasas de interés y un Vladimir Putin que parece perder la guerra en el campo de batalla, pero hace jugadas kamikaze que nadie puede predecir dónde terminan. Y en Argentina el desgobierno llega a proporciones que no se tienen en la memoria, tuvimos un setiembre trágico, esperemos que octubre no se prenda fuego.

En el exterior, la evolución de las economías es muy dispar. EE.UU. sigue con el empleo muy firme y con una inflación núcleo difícil de perforar. Japón está en recesión desde hace un año. China desacelera. Y Europa se está por meter en la zona fría del año, con Putin manejando los hilos del gas. Hay países como Alemania o Gran Bretaña con niveles de actividad muy bajos ya con crisis sociales. Italia experimenta una corriente nueva con Georgia Meloni. Todo es incertidumbre.

Elecciones y mercados

Una de las economías que mejor venía funcionando, la de Brasil, enfrentó ayer una elección histórica,  su resultado será decisivo para la reacción del real y de la Bolsa de San Pablo, dos focos con mucha incidencia en la Argentina. Y dentro de cinco semanas se vota en EE.UU. (medio término, con riesgo para Biden que las dos cámaras del Capitolio queden en manos de los Republicanos). Unos días antes de las elecciones estadounidenses, se reunirá la Fed y ahí anunciaría que la tasa corta, que ya está en 3,25%, podrá subir otros  75 puntos básicos hasta 4%. El viernes las tasas largas de la Fed ya estaban en esa zona (4,1% anual a 1 año, 4,1% a 5 años, 3,8% a 10 años y 3,8% a 30 años) con el dólar mundial subiendo contra todo.

Del otro lado del Atlántico, Putin ya se anexó territorios, hay dificultades en el gasoducto que viene de Rusia, por lo que toda la industria del norte de Europa está complicada. Eso va a mantener caro el gas licuado (malo para la Argentina, ya que el gasoducto que viene de Vaca Muerta, además de soportar un paro, no estará terminado hasta agosto). El BTU bajó de US$ 85 a US$ 40, pero será complicado que baje de ese nivel y desde marzo los argentinos tendremos que volver a comprar barcos gasíferos con valores todavía muy elevados.

Pero el torniquete que está aplicando EE.UU. encuentra posiciones contrarias en otros países que ya están complicados. Como hace el Banco de Tokio desde hace más de dos meses, el Banco de Inglaterra empezó a liberar moneda. Y con eso la firmeza del dólar no se desarrolló la semana pasada contra todas las monedas por igual. Por las elecciones, el dólar subió 3% en Brasil, por poco efecto de la liquidez nipona también subió 1% contra el yen y avanzó 0,4% contra el franco suizo, con varios bancos de ese país en la cuerda floja. Sin embargo, el billete verde cedió 0,2% contra el yuan, 0,3% en Chile, 1,1% contra el euro y 2,8% contra la libra, con la flamante primera ministro Liz Truss anunciando baja de impuestos, algo que criticó duramente el FMI (?).

La gran pregunta que se hicieron en los focos de análisis financieros es cuán cerca está la cumbre del actual súperdólar. Y operadores de varios bancos de inversión importantes creen que tenemos por delante al menos otro semestre con el dólar fuerte, ya que ven las tasas largas norteamericanas entre el 5% y el 9% anual, como en el “fenómeno Volcker” en los '80, que llegó al 16% anual, algo que sería trágico para las inversiones de riesgo y para los mercados emergentes (ya lo dijo Powell: "habrá dolor para las familias, pero la prioridad es terminar con esta inflación tan peligrosa").

El fin del dólar soja

En Argentina, mientras tanto, el "dólar soja" terminó con un efecto secundario cantado: el BCRA pudo juntar algunos dólares, pero menos de los que se esperaban. En septiembre se liquidaron porotos por US$ 8.123 millones con la venta de 13,7 millones de toneladas, por lo que los silos quedaron semi vacíos. Pero contra lo que pudiera esperarse, en semejante mes el BCRA sumó reservas brutas por sólo US$ 890 millones, el 11% de lo que se liquidó, por varios factores: pagos a organismos, operaciones de comercio exterior, devaluación del yuan e intervención en el mercado de cambios.

Y eso incentivó una fuerte demanda de todo los que se podía comprar para sacarse los pesos de encima y otro principio de corrida para el dólar. De hecho, organismos oficiales intervinieron fuerte en el mercado con operaciones con bonos, con un solo objetivo, frenar la nueva corrida hacia el dólar, apagar otro foco de incendio, con un pico de temor: el jueves 22 de septiembre el dólar ADR llegaba a $320, el valor más alto desde la corrida con Silvina Batakis de fines de julio.

Este fuerte impulso para el billete verde derivó en la decisión de anclar otra vez el tipo de cambio: frenaron la devaluación de los oficiales, el crawling peg es otra vez más lento. Así, plancharon artificialmente los dólares libres (con el viernes muy caliente) pero el dólar blue terminó el mes 0,7% abajo, a $288.

Los riesgos

Semejante liquidación de porotos obligó al BCRA a emitir $1,6 billones, una parte fue absorbida vía Leliq, que ya abultan la deuda del Central a casi $9 billones. Y en el medio, apagando el incendio actual, Massa inició el “paga el que sigue”: organismos públicos le dieron los pesos recibidos por el BCRA y le compraron un dólar dual que le vencerá al próximo Gobierno, a dos meses de asumir un primer bono y en el último año de su administración el segundo.

Hay una masa gigantesca de deuda que vence entre junio y septiembre. Eso va a tener las PASO en el medio, y si no hay PASO, va a haber internas o encendida campaña electoral.  Con semejante marco, los bonos argentinos acaban de sufrir la peor semana del año con un derrumbe del 11%, con el riesgo país arriba de los 2.700 puntos, subió 400 puntos en menos de tres semanas. 

Con el contexto local e internacional de este momento, mucha gente siente que el dólar libre no está barato y prefiere comprar cosas, abastecerse de lo que sea. Por lo que los números del BCRA ya calculan para septiembre una inflación de más del 7% mensual (si eso es confirmado por el Indec ya habremos tenido tres meses seguidos con ese nivel de suba de precios, lo cual anualizado da 125%. Y octubre arranca picante: vienen subas en agua, gas, alquileres, expensas, prepagas, colegios privados y naftas (según parece, no logran segmentar las tarifas de luz y eso se posterga).

Las contradicciones

Massa dijo que se congelaban los empleos estatales; y por presión de ATE incorporan otro 11.172, que serán bancados de por vida por los privados. Con esto ya son 341.681 personas que los privados tienen que abastecer para siempre. Y sus subas salariales son superiores a lo que reciben los empleados en blanco, y ni que hablar si se los compara con los empleados en negro (o sea, la misma Argentina que se repite desde hace 100 años).

Además, para contener la tensión social habrá un bono, más emisión de pesos, para sectores vulnerables. Y tras el acuerdo con neumáticos, camioneros advierte que pedirán más, y si la paritaria no avanza advierten que el conflicto será igual o peor que con lo que pasó con Fate, Pirelli y Bridgestone.

Por esto, no solo los bonos sufrieron. El mundo bursátil es un tembladeral porque vienen tasas de interés globales cada vez más altas que complicarán a todos los endeudados y llevará a una recesión a muchas economías. Con eso, los estados contables se verán afectados. En el S&P 500 las 10 empresas más grandes (las Fang entre ellas) tienen hoy una relación precio ganancia superior a 20, cuando el promedio de las 500 empresas es de 16 veces ganancias y las 490 empresas restantes del S&P cotizan a 10 veces ganancias...

Caída de la bolsas

Frente a eso, y a los estados contables que van a venir, hay chance de que aparezcan impagos y hasta quiebras. En consecuencia, las bolsas se derrumbaron la semana pasada y la de Buenos Aires  estuvo entre las peores de todas, solo superada por Tokio, con Japón ya sumergido en una larga recesión. En la semana Tokio cayó 4,5%, el Merval de Buenos Aires en dólares achicó 3%, el Dow Jones y Madrid perdieron 2,9%, el Nasdaq de Nueva York y el Merval en pesos aflojaron 2,7%, Santiago de Chile perdió 1,8%, México 1,7%, San Pablo 1,5% y Frankfurt 1,4%.

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En todo setiembre la acción de Polledo sube 22,6%, la de YPF 19,8%, Capex 19,1%, TGS 16,2%, Semino 15,9% y Grimoldi 15,2%. Y del otro lado, el Grupo Concesionario del Oeste se desplomó 27,7%, el girasol de Rosario 26,3%, el bonos TVPP 25,2%, Autopista del Sol cayó 22% y Camuzzi Gas retrocedió 20,2%.

¿Qué se ve por delante? Vienen al menos cinco meses con mínimas liquidaciones de divisas del agro. Este viernes el directorio del FMI daría el visto bueno para que Argentina reciba los DEG por US$ 3.900 millones. Massa los necesita con desesperación, ya que debe afrontar pagos con los organismos; si no lo hace, entrará en default y se cortará el crédito con otras entidades multilaterales. Y los gobernadores están desesperados, piden que los créditos del Banco Mundial, del BIRF y de otras entidades sigan vivos. Son fondos que supuestamente deben ser destinados a obra pública, pero serán utilizados en el año electoral. 

Según pudo verse en el Presupuesto que presentó Massa, la política se prepara para un 2023 igual. Plan platita para convencer a muchos para obtener votos y mantener todo el poder político que se pueda, a costa de mayor presión impositiva a los privados, sin real interés para que la inflación baje demasiado. Y esto hace totalmente inviable a la inversión privada y a la formación de empleos de calidad, en blanco.

Y este marco se da con un agravante: la progresiva valoración del súper dólar está horadando la cotización de las commodities. El petróleo que estaba a US$ 124 ya cotiza a menos de US$ 80. Y la soja que estaba en Chicago a US$ 651 cerró  el viernes a US$ 501. De hecho, en todo septiembre el trigo de Rosario (sin liquidar porque hay poco y no tuvo el precio de $200) subió 9,1% en dólares (lo cual plantea incendio para todos sus derivados), la onza de plata subió 5,8%, el maíz de Rosario (igual que el trigo) subió 4,5% y el sorgo rosarino aumentó 2,4%. Todo el resto estuvo para abajo: el níquel perdió 0,5%, el oro 2,9%, el cobre 3,8%, el Bitcoin 4,3%, el aluminio 8,9%, la soja Chicago se hundió 9,7%, el petróleo perdió 11,6% y en el fondo de todo la soja Rosario cayó 16,4% y el girasol Rosario perdió nada menos que 26,3%.

Y ahora, según los meteorólogos, viene "la Niña", con sequía, por lo que la Bolsa de Cereales de Rosario emitió un comunicado donde dice que la cosecha será escasa. Hay que ver si llueve en la segunda quincena de octubre, sino eso no ocurre, todo se complicará mucho. Habrá más escasez de trigo y maíz, los aumentos seguirán, e impactarán en los costos de alimentación de animales, en harinas y derivados, por lo que el valor de los alimentos seguirá escalando.

¿Qué viene de corto? Lo que más estruendo va a provocar es el resultado de la elección de Brasil. Y a nivel local veremos más temprano que tarde el dólar Qatar, el dolar tecno, el dolar litio, más cierre de importaciones. La situación cambiaria es muy negativa y debería haber anuncios inminentes de Massa: los inversores más sofisticados temen una devaluación, por eso hay altos volúmenes y tasas tensas en el Rofex. Todos esperan más inflación con menos actividad.

La preferencia por el CER

En sus licitaciones, Massa paga tasas del 86%, pero los inversores institucionales prefieren letras CER muy cortas. La cantidad de deuda, basura debajo de la alfombra va creciendo, se toman todas medidas de emergencia, parches de corto plazo, por lo que tenemos otra vez riesgo Batakis, arriba de 2.700 puntos. Y en 2023, año electoral, quién va a liquidar soja si no la ponen de nuevo a $200. Y Cristina, sin entender que lo que ocurre es por una emisión sin límites, empieza a marcarle la cancha a Massa. Le pidió que aplique una "política precisa y efectiva" con las alimenticias. Y Massa, en línea con el primer aviso que le hizo Guzmán a Alberto dos meses antes de su portazo, le contestó que está dando las "últimas pisadas en su vida política" (sin ley falta envido y truco, y si hay flor, contra flor al resto).

Para peor, la oposición está con muchas divergencias. Nadie puede asegurar si seguiremos con el mismo rumbo o si habrá un giro. Ansiosos, esperando llegan con vida a ese momento, los inversores sofisticados esperan los vencimientos de los bonos TC23 (CER + 4% que vence el 6 de marzo próximo) y el TX23 (CER + 1,40% que vence el 25 de marzo). A partir de ahí para el mercado todo será aquí y ahora: el riesgo de reperfilamiento será una campana, que sonará y dirá que el round ha terminado.

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