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Con un acuerdo de palabra, el mercado fue del infierno al cielo

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Luis Varela 04 agosto de 2020

Por Luis Varela

Empezó agosto, un mes siempre difícil para los inversores porque la Bolsa de Buenos Aires en general siempre termina con fuertes bajas, y ayer arrancó ciertamente en una suerte de incendio: a lo largo de la primera hora de negocios todo parecía caer por un barranco: los bonos bajaban 2%, las acciones perdían 1% en Buenos Aires y hasta 8% en Nueva York y los dólares financieros libres pegaban un salto de $2, generando un verdadero caos entre los inversores.

El grado de desconcierto era tan marcado, encima en un día en el que se confirmaban 4.824 contagios nuevos y un récord de 166 muertes en apenas 24 horas, que miles de pequeños inversores se montaron en sus computadoras, intentando comprar vía homebanking los US$ 200 habilitados por mes a precio de dólar turista, a menos de $100. La idea es correr luego al blue para venderlo a $131 (valor comprador), por lo que con la operación se ganan $6.200 (ponen $20.000 y cobran $26.200).

El apuro de los pequeños ahorristas por hacerse de los dólares turista fue tan grande que de manera notable los homebanking de al menos ocho bancos se colapsaron. Los que intentaban comprar, tocaban actualizar en sus teléfonos o computadoras y el acceso no se conseguía.

De esa manera, cuando parecía que teníamos un inicio de agosto ciertamente de luto, apareció un rumor, en medio de los acuerdos de confidencialidad que todavía se mantienen, que afirmó un acuerdo de palabra entre el Gobierno y los bonistas ley NY, por lo que en principio Argentina podría evitar el default.

Esto ocurrió luego de un fin de semana muy tenso en el que los bonistas seguían pidiendo US$ 56 por cada US$ 100 adeudados y bonos con otras condiciones, con Guzmán plantándose en US$ 53, sin cambiar nada de lo propuesto. Y con el presidente Alberto Fernández pateando el tablero, llamándolo a Guzmán, diciéndole “olvidemos a los bonistas, no les vamos a ofrecer un centavo más, empecemos a negociar con el FMI”.

Esa amenaza hizo que en las primeras horas del día, siempre como rumor, ya que todo es confidencial, llegara una propuesta de los bonistas, bajando su pedido de US$ 56 a US$ 54,90, con la modificación de algunos plazos en los pagos. El Presidente recibió la contra oferta, llamó a Guzmán a Olivos, le dio su aval, luego el ministro Guzmán fue a la calle Juncal, a la casa de Cristina Kirchner, también consiguió la venia definitiva, y así se llegó a un acuerdo de palabra para que hoy, en hipótesis, se presente ante la SEC la definitiva fumata de la paz.

Este acercamiento, que solo falta que sea cierto, estuvo acompañado por otras señales. Por un lado, el gobernador Axel Kicillof extendió la oferta para canjear la deuda de la provincia de Buenos Aires hasta el 14 de agosto. Y, ayer también, Ecuador logró reestructurar su deuda, consiguiendo una notable aceptación del 97% de sus acreedores, casi total, y la mantendrá abierta hasta el viernes para que el 3% que quedo afuera termine aceptando. La condición de Ecuador fue un achique de capital US$ 1.500 M, pudo reducir en los primeros cinco años pagos por US$ 10.000 M y bajó tasa al 5,3% anual.

En línea con eso, si el acuerdo de palabra anunciado ayer prospera, la quita de capital de Argentina sería nula, pero los pagos iniciales bajarían notablemente y la tasa iría al 3,4%. Cuando en el mundo los dólares se regalan: América Latina paga 3% anual, Estados Unidos 0,25%, Gran Bretaña 0,125% y la Unión Europea 1% a más de quince años.

La cuestión es que el anuncio de este principio de acuerdo hizo que el mercado se diera vuelta como un plato. Los bonos argentinos pegaron un salto, con una mejora de más del 2% (recuperando cuatro puntos desde la caída inicial), el riesgo país que había subido 40 unidades en la apertura terminó 150 unidades por debajo del viernes pasado, en 2.119 puntos básicos, el menor nivel desde febrero. La Bolsa pasó de bajar en Buenos Aires y caer los ADR en NY, a terminar con una fuerte suba del 6,6%, con los ADR anotando mejoras de más del 10%.

Y lo que más se enfrió fue el incendio cambiario. Como por arte de magia el flujo de oferta y demanda en los dólares financiero se dieron vuelta. Los dólares oficiales siguieron subiendo en su sistemático crawling peg, pero los otros dólares o se quedaron quietos o no se movieron.

Para mejor, en el mundo hubo buenas novedades con el tema vacunas contra el Covid-19, y hubo tranquilidad cambiaria y bolsas en general con subas en todas partes. En el exterior el dólar recuperó contra todo: subió 1,9% contra el real, 1,7% contra el mexicano y avanzó 0,1% contra el euro, el yen, la libra y el chileno.

Y en el mercado cambiario local, el dólar turista subió 32 centavos hasta $99,63. El dólar oficial subió 25 centavos hasta $76,64, el blue se mantuvo en $136, sin cambios. El dólar mayorista subió 20 centavos hasta $72,52. El Banco Central perdió US$ 39 millones de las reservas que quedaron en US$ 43.348 millones. Pero el dólar MEP bajó 21 centavos hasta $122. Y el contado con liquidación bajó $2,10 hasta $122. Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue estuvo en el 77,5% y la brecha entre el CCL y el mayorista fue del 68,2%. Y, medidos en pesos, la libra subió 3 centavos hasta 94,75, el euro bajó 4 centavos hasta 85,22 y el real bajó 28 centavos hasta 13,62.

Todo esto estuvo coronado con los bancos subiendo las tasas de interés, para desactivar el interés de los ahorristas por seguir escapándose hacia el dólar. El BCRA subió la tasa: la Leliq se mantuvo en 38% anual (45% ef.) pero los plazos fijos subieron de 30% a 33% (38% ef.). Veremos si este premio logra amainar algo las cosas. Luego de 3,3 millones de personas comprando dólares en junio, se estima que en julio ese número llegó a casi 4 millones, y el tema preocupa porque el BCRA se está quedando con reservas netas mínimas.

Los negocios financieros mundiales estuvieron muy tranquilos. Empujada por la súper emisión de la Fed, la Bolsa de Nueva York volvió a subir: avanzó entre 0,7% y 1,5% en sus índices principales, con el Nasdaq arriba de todo. Mientras que la Bolsa de San Pablo bajó 0,1% y la de México subió 1,4%.

En la Bolsa de Buenos Aires todo fue alegría. Mientras los bonos llegaban a su mejor precio en un año, se operó en acciones el volumen diario más alto en dos meses ($3.083 millones), con un salto en el índice Merval que terminó con una suba del 6,6%, luego que media hora antes arañara un incremento mayor, cercano al 8%. Este retroceso final fue explicado con claridad por los operadores: “El mercado, operando, puso la plata ante el rumor, pero a última hora muchos inversores viejos decidieron tomar ganancias, esperar y ver si mañana, por hoy, todo se convierte en realidad”.

Detrás de todos estos movimientos, las commodities mostraron mucha tranquilidad pero no hubo buenas noticias para la Argentina. Con muchos inversores aún temerosos, el oro subió otra pestaña, pero otras posiciones refugio como la plata o el bitcoin no se movieron o retrocedieron algo. El petróleo y los metales básicos, insumos clave de las industrias, lograron algunas mejoras. Pero los precios de los granos siguen empantanados. Estuvieron mixtos tanto en Chicago como en Rosario, encima con pronóstico de Niña, lo cual puede derivar en sequía y con una cosecha no tan grande como se estimaba.

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