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Será difícil recuperar los votantes perdidos porque se consideran “laburantes” y no “planeros”

Los cuentapropistas no profesionales y los asalariados no registrados son “laburantes” en su imaginario, y no “planeros”.

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Jorge Colina 22 septiembre de 2021

Por Jorge Colina (*)

La rotunda derrota del oficialismo en las PASO y la posterior crisis política llevó al Gobierno a encolumnarse detrás de la idea de poner plata en el bolsillo de la gente para recuperar votos perdidos. Se aumentó el salario mínimo legal, el piso de Ganancias y más créditos a tasa cero para los monotributistas

Para evaluar el posible impacto electoral de estas medidas, hay que partir del hecho de que la destrucción económica producida con el confinamiento pegó de manera muy desigual entre los trabajadores. Una forma de verlo es con una pregunta de la encuesta de hogares del Indec que es: “¿Dónde realiza habitualmente sus tareas?”.

Antes del confinamiento los asalariados privados registrados y los empleados públicos realizaban sus tareas en la oficina en el 85% de los casos. A finales del 2020, o sea ya cuando había pasado lo peor del confinamiento, todos los empleados públicos que habían ido a la casa seguían trabajando en la casa. Entre los empleados privados registrados, de los que habían pasado a la casa, el 65% seguía trabajando en la casa y el otro 35% estaba en otra modalidad. 

Esto señala que todos los empleados públicos y dos tercios de los empleados privados en empresas no pasaron tanta penuria económica. Sus salarios fueron mantenidos por el Estado y ahora recibirán la zanahoria del aumento en el piso de Ganancias. Cuántos de estos cambiarán su voto por esta zanahoria es una incógnita.

Luego hay que mirar los cuentapropistas profesionales. Antes del confinamiento, el 50% trabajaba en oficinas y 30% en la casa. A finales del 2020, esto se había dado vuelta. Un 30% estaba en oficinas y un 50% trabajando en la casa. Estos monotributistas son los que más se beneficiaron el año pasado con los préstamos a tasa cero, que en el 2021 los están repagando. Por eso ahora sienten que no es beneficio tomar nuevo crédito a tasa cero que luego habrá que repagar en el 2022. El crédito a tasa cero ha sido oxígeno en el peor momento del confinamiento, pero no es un beneficio.

Luego viene lo más resbaloso del mercado de trabajo. Comenzando por los cuentapropistas no profesionales, que en la mayoría de los casos no pagan el Monotributo, o sea son informales. Antes del confinamiento, 33% trabajaba en un local, otro 33% en la casa del cliente y otro 33% en su casa. A finales del 2020 se distribuía de la misma forma con el aditamento que fue el único tipo de empleo que aumentó. La mayoría no accedió a los préstamos a tasa cero (por no estar pagando el Monotributo), sufrió y sufre la caída real de los ingresos y más que empleo es una vía de supervivencia.

Los que más sufrieron el confinamiento fueron los asalariados informales. Antes del encierro, el 70% trabajaba en un local y 20% en el domicilio del cliente (ayudantes de cuentapropistas que hace reparaciones en los hogares). A fines del 2020, los que trabajan en domicilio del cliente prácticamente no se modificaron pero los que trabajaban en un local disminuyeron en 600.000, de los cuales 35% trabaja desde la casa pero el 65% no está empleado. 

Lo que sucedió es que el asalariado informal es mayoritariamente aquel que trabajaba en un local comercial pequeño en zonas populares. Estos negocios son los que cerraron, los que a finales del 2020 no habían reabierto, los que no recibieron Repro (subsidios al salario). Sus empleados vulnerables no eran pobres, pero estaban cerca de serlo y con el confinamiento y la inflación se convirtieron en pobres de ingresos.

Estos dos colectivos, los cuentapropistas no profesionales y los asalariados no registrados de las zonas populares, son el 45% del mercado de trabajo y los que castigaron al gobierno en las PASO votando por otro partido o directamente no yendo a votar. A estos no se los recupera con salario mínimo, piso de Ganancias y préstamos a tasa cero para monotributistas porque no califican en ningún de los tres. 

Surge entonces la idea de hacerles llegar la plata electoralista mediante la ayuda asistencial. No parece mala idea.

Pero hay un obstáculo. Los cuentapropistas no profesionales que se les cayó el ingreso y los asalariados no registrados que perdieron el empleo porque se fundió el pequeño negocio donde trabajaba quedaron pobres de ingresos, pero tienen aspiraciones a retomar el estatus no pobre que tenían antes del encierro. En su imaginario, ellos son “laburantes”, y no “planeros”. Quieren recuperar lo perdido y tener oportunidades laborales para, por sus propios medios, generar más dinero. Ellos no quieren ayudas asistenciales y menos con intencionalidad electoralista.

El “pobrismo” tiene sus límites. Los votantes perdidos quieren volver a trabajar, no planes asistenciales. Por eso va a ser difícil recuperarlos porque es grande la destrucción económica ejecutada con el confinamiento como para repararla en dos meses.

(*) Idesa

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