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¿Por qué no baja más la inflación y cómo seguirá en los próximos meses?

Alejandro Radonjic 17 julio de 2019

Por Alejandro Radonjic

Los datos de inflación que difundió ayer el Indec para el mes de junio (2,7% mensual, 22,4% acumulada y 55,8% interanual) invitan a la clásica lectura vaso medio lleno versus vaso medio vacío.

Según la óptica optimista, el dato saliente es que la inflación sigue bajando y, de hecho, fue la más baja de 2019. Si se considera que, a mediados de abril, el Indec informó que los precios subieron 4,7% en marzo, el dólar picaba en punta, había cierta anomia nominal y algunos pronunciaban la palabra maldita (que empieza con hiper), la mirada optimista adquiere más sustento. Mirada de alivio, cuanto menos. La “nominalidad” salió del precipicio y las expectativas, que son clave para entender la inflación actual de Argentina, volvieron a anclarse. Por ahora.

La mirada pesimista indica que el 2,7% es un número alto si se tiene en cuenta que la economía está en recesión, el desempleo está subiendo y el consumo, bajando. También, considerando que hay un torniquete monetario feroz y el dólar no subió sino que bajó en junio. La baja de la inflación, así, deja gusto a (muy) poco. Por si fuera poco, no hubo nuevos ajustes de regulados (tarifas, centralmente) y se “aplanaron” los preexistentes.

Las visiones

El Economista dialogó con varios economistas para conocer su lectura de los números y sus proyecciones.

“Para julio estamos observando una nueva desaceleración con respecto al mes previo”, dice Nicolás Crespo desde Elypsis. “El número viene muy bien”, agrega. Si bien no es una proyección cerrada (recién estamos a mitad de mes), sus números apuntan a un IPC por debajo de 2,5% por primera vez desde mayo de 2018, aunque por encima de 2% todavía. “Es muy pronto para hablar de agosto, pero creemos que es un mes en el que se puede ver reflejado algún nerviosismo en el tipo de cambio”, dice Crespo. Eso, lógicamente, puede tener su correlato en una inflación más presionada. “Consecuentemente, es posible que los registros no caigan con respecto a julio aunque, de no mediar una mayor volatilidad cambiaria, podrían mantenerse”, pronostica.

La proyección de Ecolatina para la inflación de junio fue la más certera. En rigor, anticipó el mismo número que ayer dio el Indec: 2,7%. Según comentó Federico Moll, Director de Ecolatina, y con mitad del mes ya medido, julio mostraría un número de 2,4%. Si bien supondría una nueva baja, lo pondera como “no tan positivo”. Ante El Economista, agregó: “Nuestra proyección nos da una desaceleración acotada respecto a lo que se venía viendo, más teniendo en cuenta que el tipo de cambio no mostró movimientos relevantes en el mes. Parecería ser que el piso de inflación mensual es algo más alto que el observado en el período previo y esto tendría que ver con la velocidad a la que se mueve uno de los precios más relevantes en la estructura de costos de cualquier empresa: el salario. En el primer cuatrimestre la variación mensual promedio del salario privado registrado fue de 3,2%, lejos del 1,9% registrado en el mismo período del año pasado. Eso le pone un piso elevado a la inflación. Mantenemos nuestra proyección de 40% para 2019”.

“Un dólar anestesiado y algunas tarifas congeladas contribuyeron con el menor ritmo de inflación, pero el registro sigue siendo elevado: la medición anualizada de junio es del 38%”, dijo Irina Moroni, desde la Fundación Capital. “Incluso, ni los estacionales, ni la núcleo, ni los regulados se acercaron al 2% mensual. En el registro del mes, incidieron fuerte las subas en salud, telefonía y el último aumento en la tarifa de gas. Asimismo, se reflejan los desafíos que presenta el incremento de los precios mayoristas, que en los últimos meses se venían acelerando e implican una presión latente. En definitiva, falta encarar un verdadero plan antiinflacionario que involucre todas las variables de la economía”, agregó.

Desde Management & Fit, Matías Carugati opinó: “Lentamente, parece ir consolidándose un proceso de desinflación en el cual la estabilidad cambiaria tiene un rol central. Desde que el FMI habilitó la libre intervención, el tipo de cambio cayó nominalmente y se redujo la volatilidad. La política monetaria está enfocada en minimizar las tensiones cambiarias, evitando que haya saltos disruptivos que se trasladen a precios y que marchiten los pocos brotes verdes que empiezan a verse, como sucedió en marzo. Si no hay sorpresas, la estrategia se mantendría sin cambios hasta las PASO. La reducción de la tasa de interés de referencia acompaña unas expectativas de inflación descendentes, con lo cual la tasa real, que es la verdadera señal del sesgo de la política monetaria, se mantiene positiva. Después de las primarias, el BCRA tendrá que evaluar si las urnas empujan a tomar nuevas medidas o si 'equipo que gana no se toca'”.

“Si bien es positivo que la inflación haya bajado del 3% tras cinco meses, me parece que aún estamos lejos de poder celebrar y hablar de estabilización. La inflación mensual de 2,7% aún está muy arriba del nivel promedio de 2% previo a la corrida cambiaria de abril del año pasado. Son quince meses sin recuperar ese nivel, un período mucho más prolongado al visto en episodios devaluatorios anteriores como los de 2014 y 2016”, dijo Pablo Neira, Coordinador de Análisis Económico de Radar, ante la consulta de El Economista. “A esto hay que agregar que durante el mes de junio el dólar bajó, el costo de financiamiento también, los incrementos de tarifas en general están suspendidos y en particular el gas viene con un nuevo sistema de ajuste estacional que suaviza el impacto tarifario en invierno. Además, el consumo está apagado por la fuerte caída del poder adquisitivo que ya acumula un año y medio. En estas circunstancias, que el nivel de inflación permanezca tan alto lleva a pensar que posiblemente estemos ante un nuevo piso superior que existía previo a la devaluación”, concluyó.

Desde Bull Market Brokers, Axel Cardin dijo que el número estuvo entre las previsiones. “De todas formas el gran riesgo estará en lo que suceda con el dólar en lo que resta del mes, con el clima de las elecciones cada vez más latente”, señaló. “En ese aspecto, el BCRA sumó poder de fuego para intervenir en futuros, dado que el FMI lo habilitó a venderse hasta US$ 3.600 millones. Como hoy está, aproximadamente, US$ 3.000 millones comprados, puede llegar a venderse hasta US$ 6.600 millones si el dólar se pone volátil luego de las PASO”, agregó.

“No podemos descartar nuevas tensiones en el mercado de cambios, pero en un contexto de estabilidad cambiaria y con tarifas congeladas esperamos una inflación que converja en tasas de 2,5% en la segunda mitad de 2019”, dijeron desde LCG. “La recomposición de salarios en un escenario (económico y político) en el cual no existe demasiado espacio para seguir comprimiendo márgenes puede sumar algo de presión. Pero, en todo caso, la rigidez del programa monetario aseguraría que la oferta de crédito no convalide el aumento de la demanda”, ampliaron y detallaron que tienen una proyección de inflación de 40% (diciembre versus diciembre), “consistente con una inflación promedio del 50% anual”.

Para el resto del año, dijeron desde el Grupo SBS, las perspectivas parecen haber mejorado. “Los indicadores de confianza en el programa monetario muestran una recuperación, las expectativas de inflación suman tres meses de estabilidad y se ven señales de mayor anclaje, todos factores que reflejan los efectos positivos que está teniendo la dureza monetaria. Más allá de lo que muestra esta clase de indicadores, el tipo de cambio refleja claramente este cambio de condiciones y parece ser el principal canal de transmisión por el del cual la mejora de la confianza y las expectativas se está trasladando hacia la inflación. Condicional a que la estabilidad cambiaria se mantenga en los próximos meses, y con la ayuda de menores aumentos de precios regulados, esperamos una inflación promedio de 2,4% mensual en el 3° trimestre y 2,1% mensual en el cuarto, dejando la cifra final del año en 40%”, explicaron en una nota a clientes.

“Si bien el dato de la inflación del mes de junio continuó hacia la baja, acorde a lo esperado, no hay que perder de vista que aún continúa muy elevado”, dijeron desde ACM. “En este escenario, la inflación en 2019 mostraría una desaceleración en torno a 40% interanual en diciembre, con un costo en términos de actividad que puede llegar a 1,8% según nuestras proyecciones”, dijeron. “Seguiremos observando la dinámica de los próximos meses respecto a la indexación de salarios de la mayor parte de los sectores, como es el caso de los docentes de la provincia de Buenos Aires. Otros datos que creemos que pueden empeorar son los del nivel de pobreza e indigencia, ya que ambos están muy influenciados por el precio de los alimentos”, concluyeron.

***

“La tendencia es clara y en julio va a seguir bajando”

“Sigue siendo una inflación demasiado elevada”, dijo un realista Guido Sandleris, presidente del BCRA, ayer en una conferencia de prensa. “Sin embargo, está bajando”, dijo. “Ya son tres meses consecutivos y va a seguir bajando, aunque no va a ser un proceso lineal”, señaló, como tendencia. Más allá de eso, expresó, “la tendencia es clara y en julio va a seguir bajando, tal como estamos viendo en los datos de alta frecuencia”. La baja del segundo trimestre, dijo el banquero, tuvo que ver con la ausencia de ajustes de regulados y la calma cambiaria. “Están dadas las condiciones macroeconómicas para que siga la desinflación”, auguró. “El Tesoro va hacia el equilibrio primario y el BCRA ya no emite más para financiarlo, el tipo de cambio ya es competitivo y el retraso tarifario se corrigió”, dijo.

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