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La sustitución de carne bovina por pollo continuará en 2020

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17 febrero de 2020

El consumo de carne (vacuna, avícola y porcina), en sintonía con el salario real, cayó en el último bienio. En 2019, el consumo anual per cápita conjunto alcanzó 109,5 kg, 5% menos que en 2018 y 7% por debajo del máximo alcanzado en 2017.

Según Ecolatina, sin embargo, no todos las carnes corrieron la misma suerte. La vacuna fue la de mayor contracción en 2019 (-10%), con tan sólo 51,5 kg/cápita/año, siendo el nivel de consumo más bajo de la Historia. Por su parte, la porcina retrocedió 2% anual (14,6kg/ cápita/año), interrumpiendo un crecimiento sostenido desde 2013. La excepción se dio en el consumo de pollo que, a pesar del contexto recesivo, logró crecer 1% en 2019, alcanzando los 43,4 kg/cápita/año.

Ese aumento se dio incluso bajo un encarecimiento relativo de la carne aviar respecto a la vacuna: el precio del pollo aumentó 69% promedio anual y el asado, 50%. Más allá de eso, la carne aviar era más “rendidora”. La contracción del salario real hizo que las familias busquen sustituir las proteínas de los cortes vacunos por aquellas de menor valor, como las del pollo, “haciendo que la demanda de este último se incremente a pesar del aumento relativo de su precio”, dice Ecolatina.

La salida exportadora (sobre todo, hacia China) permitió compensar el declive del consumo local. La producción agregada de carne logró crecer 4% en 2019 (+2% la vacuna, 7% la avícola y 1,5% la porcina) gracias a un incremento significativo de las exportaciones y la sustitución de importaciones. “La depreciación del peso, junto con la apertura de nuevos mercados y, principalmente, la mayor demanda desde China por la peste porcina, explican dicha dinámica”, agrega Ecolatina.

En el caso de la carne vacuna, las exportaciones alcanzaron un récord de 845.000 toneladas (+50% anual) en 2019 y concentraron 27% de la producción local. El 75% de dichos envíos al exterior fueron a China. El despegue de las exportaciones bovinas permitió a Argentina pasar de ser el décimo proveedor mundial en 2015 al quinto en 2019.

Por su parte, la carne aviar experimentó una situación similar: incrementó el volumen de sus exportaciones cerca del 50% gracias a la mayor importación de China. Por último, las ventas en el mercado externo de carne porcina treparon 10% anual y alcanzaron un nivel récord de 25,6 miles de toneladas. No obstante, a diferencia de la carne vacuna, Argentina no es uno de los principales exportadores del mundo.

Una oportunidad

La Peste Porcina Africana que sufren los países asiáticos resulta en una oportunidad para el sector ganadero criollo. China consume anualmente más de 60kg per cápita de carne con una población de más de 1.400 millones de habitantes. El volumen de sus importaciones creció 62% en 2019 y se espera que en 2020 trepe 34%. Asimismo, aunque la canasta de consumo del país asiático se compone 63% de carne de cerdo, la imposibilidad del mercado mundial de compensar la caída en su producción ocasiona un aumento de la demanda de otras carnes, como la vacuna y avícola.

Asimismo, la puja comercial de Estados Unidos-China incrementa las posibilidades de inserción de otros países productores, dado que el país que lidera Donald Trump es uno de los principales proveedores de carne porcina y vacuna del mercado chino. Además, el incremento en las compras de carne de China (por la caída de su oferta) presiona al alza el precio internacional, “mejorando la rentabilidad de los exportadores locales”.

En cambio, las perspectivas para el mercado interno no son alentadoras. La incertidumbre que genera la reestructuración de la deuda y el alto componente inercial de la inflación, auguran una demanda interna que continuará deprimida durante la mayor parte de 2020. La sustitución de proteínas de la carne vacuna por la aviar podría consolidarse y el consumo de carnes agregado experimentaría otra contracción. Podría haber cierta mejora en el consumo de las familias de nivel socioeconómico más bajo.

Por la menor demanda interna, en conjunto con la falta de liquidez y financiamiento, los ganaderos se ven ante la necesidad de liquidar vientres para afrontar obligaciones financieras. “Asimismo, los frigoríficos habilitados para exportar al país asiático se encuentran al máximo del uso de su capacidad instalada”, dice Ecolatina. En consecuencia, resume el trabajo, “el sector necesita mayores inversiones para aprovechar las oportunidades que el contexto mundial le presenta”. Para que se concreten dichas inversiones es necesario reducir la incertidumbre y no repetir los errores del pasado, como cerrar las exportaciones del sector.

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