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La inflación actual es más regresiva e impacta más en sectores de menores ingresos

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26 abril de 2021

De cara a lo que queda de 2021, en el que habrá elecciones legislativas, el Gobierno tiene una preocupación central, además de la situación sanitaria: los precios. Tras un falso alivio en algunos meses de 2020, la inflación volvió a mostrar sus garras hacia finales de año. En el primer trimestre de 2021, la inflación acumulada fue de 13% y promedia 3,9% en los últimos seis meses. La inflación siempre pega mal pero, en un contexto de ingresos estancados, poco empleo y pobreza en ascenso, el cóctel es dramático.

La consultora Ecolatina consideró, en su último informe, las causas y consecuencias de la aceleración inflacionaria que se da, principalmente, desde que terminó lo peor de la primera ola de la pandemia el año pasado. “La relajación de las restricciones y la inflación contenida durante la cuarentena de 2020, las expectativas de devaluación en un primer momento y la mayor relevancia del dólar paralelo en la importación de bienes después, además de algunas actualizaciones salariales explican esa importante aceleración”, consignaron.

Más impacto en los sectores de bajos ingresos

En el trabajo se destaca, para dimensionar los porcentajes, que desde la segunda mitad de 2019 no se registra un promedio similar. En ese entonces, la suba de precios acumuló 25,7% entre julio y diciembre (3,9% promedio), explicado por la devaluación de agosto luego de las PASO.

Sin embargo, su dispersión fue mayor: mientras que en la actualidad el pico fue el 4,8% de marzo, seguido del 4% de diciembre 2020 y enero, en 2019 el pico había sido de 5,9% en septiembre, seguido de 4,3% en noviembre. “Se observa que la aceleración actual es mucho más constante y persistente que la del cierre de la gestión Cambiemos, de modo que su baja será más lenta y, también, difícil”, señala el informe.

Sin embargo, esta no sería la única diferencia. En el segundo semestre de 2019, el capítulo alimentos y bebidas estuvo en línea con el nivel general de precios (+3,9% promedio mensual), mientras que en la actualidad se ubica 0,3 puntos porcentuales por encima de éste. Como resultado, los alimentos y bebidas avanzaron 27,8% en el último semestre (+2 puntos respecto del 25,7% general), profundizando el impacto de la suba de precios sobre los hogares de menores ingresos.

Según la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) que publicó Indec para el período 2017-2018, Ecolatina afirmó que “la inflación tiene un carácter un poco más regresivo en la actualidad que en la segunda mitad de 2019”. Además, esos sectores tienen menos acceso a estrategias para proteger sus ingresos.

Mientras que entre octubre de 2020 y marzo de 2021 la suba de precios del decil más bajo acumuló 25,6%, la del decil más alto alcanzó 25,2%. En cambio, estos valores fueron de 24,6% y 26,6%, respectivamente, en la segunda mitad de 2019. “Aunque a nivel agregado no se encuentran grandes diferencias, sí se observan disimilitudes relevantes al analizar el impacto a lo largo de la pirámide de ingresos”, explicó la consultora.

Los alimentos son una porción más relevante de la canasta de consumo de los sectores populares. Además, el cumplimiento de las regulaciones de precios en el rubro es menor en los canales de comercialización, a menudo más informales, que más utilizan los sectores de menores ingresos.

Esta dinámica obedeció a qué rubros motorizaron el índice en cada caso. Mientras que en la actualidad alimentos y bebidas están casi al tope del ranking, equipamiento y mantenimiento del hogar, salud y comunicaciones y esparcimiento también habían marcado subas importantes al cierre de la gestión Cambiemos. “Considerando esta diferencia, entonces, el impacto económico de la inflación en cada momento será distinto no solo entre hogares, sino también entre variables económicas”, subrayaron.

Causas

Ecolatina consideró que existen distintas causas de aquella aceleración de precios luego de las PASO de 2019 y la que se vive actualmente. En el primer caso, las causas de la aceleración eran claras e inmediatas: un salto cambiario (+33% en una semana), que impulsó a los bienes y servicios transables. Por lo tanto, cuando el dólar oficial se estabilizó, cepo mediante, la inflación se desaceleró.

En cambio, en los últimos seis meses, los factores son “más difusos”. A comienzos de 2021, el Banco Central redujo su tasa de devaluación, a la vez que los mercados paralelos calmaron su ritmo frenético y la brecha se atenuó. “Por lo tanto, hay que buscar otras causas”, afirma Ecolatina en su informe.

La primera causa que se destacó fue “el aumento del tipo de cambio efectivo para importaciones, es decir, el dólar que sirve de referencia para los precios que es una suma ponderada entre las compras que se realizan al tipo de cambio oficial y al paralelo”. Si bien ambos subieron por debajo de la inflación en los últimos meses, el tipo de cambio paralelo fue ganando relevancia y trasladándose a los precios. “Lamentablemente, por la falta de estadísticas y precisiones, no podemos saber la magnitud de este ajuste, pero lo que sí podemos afirmar es que es relevante”, destacó Ecolatina.

Otro factor importante tuvo que ver con la actualización de precios, que se aceleró después del relajamiento de las medidas sanitarias hacia fin del año pasado. Una parte tiene que ver con la “inflación acumulada” durante los peores meses del aislamiento social. Por ejemplo, hubo aumentos de 31,5% y 29% entre octubre y marzo en restaurantes y hoteles, por un lado y esparcimiento, por el otro.

En tercer lugar, aparece el “shock de emisión del 2020”. Como resultado de la pandemia y su efecto negativo sobre la actividad y la recaudación, además de las políticas expansivas que implementó el Estado (IFE y ATP, entre otras) en un contexto de acotado financiamiento privado, sobre todo hasta octubre, el BCRA le giró al Tesoro más de $2 billones, equivalente a 7% del PIB. Más allá de que, a mediados de 2020, algunos se ilusionaron con que la emisión no generaba inflación, terminó pasando factura.

Si bien una parte importante de esta emisión récord se retiró vía Leliq, pases y durante la corrida cambiaria del año pasado, también está teniendo un efecto importante en la inflación actual de manera directa e indirecta.

Por último, aparece la inflación internacional y la suba del precio de los commodities. Esta dinámica, que ayuda sensiblemente a nuestro país en el frente externo, trae algunos problemas en materia de precios internos, aunque no sería correcta responsabilizarla íntegramente del proceso inflacionario que ya tiene más de 10 años en Argentina.

En ese sentido, sobresale que la inflación acumuló 1,7% en el primer trimestre de 2021 en Estados Unidos y 2% en Brasil y había alcanzado 1,4% y 4,5% respectivamente durante todo el año pasado. “Se desprende entonces de estos números cómo la dinámica global también está jugando un papel en el comienzo de este año”, comentaron.

¿Qué va a pasar?

Esta suma de factores estaría provocando que la inflación haya arrancado “muy caliente el año electoral”, casi duplicando al acumulado del primer trimestre del año pasado (7,7% versus 12,9%), antes de la irrupción de la pandemia. Además, resultado de alimentos y bebidas que suben por encima del nivel general de precios, el carácter regresivo de la inflación se acentuó en comparación a otros rubros.

Para Ecolatina, si al cierre de 2020 el Gobierno se proponía que la inflación perforará el 30% en este año electoral, “al momento debe estar enfocado en que no supere el 40%”.

“Lograrlo será una tarea difícil, y posiblemente se tensen otras variables para cumplir el objetivo -tarifas, tipo de cambio, más controles de precios-. El tiempo juega en contra mientras los desequilibrios se agravan y algunas políticas tardan en dar resultados. Las próximas semanas serán importantes”, concluyeron.

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