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¿El retorno de Martínez de Hoz?

Los hombres de la Dictadura coincidieron con los Montoneros: había que terminar el Estado de Bienestar. Por eso la "juventud maravillosa" asesinó a Rucci y la Dictadura a miles. Los Montoneros querían imponer el "socialismo nacional"; la Dictadura el "capitalismo ultra liberal".

¿El retorno de Martínez de Hoz?
Carlos Leyba 19 mayo de 2023

Dos vigorosas herramientas de los modelos de la política "pro consumo" están en uso. Consecuencia de la ausencia de estadistas que evitan que ocurran los problemas que no vemos los de "a pie". En esta ausencia predominan los "prácticos": aquellos que tratan de arreglar problemas. Pero no de evitarlos. Llegan tarde. 

Cuando "arreglan" (sin atacar las causas) los aplauden ...hasta que los problemas vuelven. 

Massa es un práctico, no un estadista. Usa esas herramientas. ¿Cuáles son? 

Primero el atraso cambiario, luego la libérrima importación de bienes de consumo. 

Dada la estructura "hiper abierta de nuestra manufactura", para generar daño, alcanza con "atraso cambiario".

Y segundo, el pedal financiero.

Así surgió el "deme dos" (M. de Hoz, Cavallo y Cristina) Sergio ahora incorporó la "apertura de importación de alimentos" por una empresa estatal "especializada". Increíble. 

Devastadora es la segunda herramienta "pedal financiero" (carry trade). Tasas de interés en pesos volando, asociadas a la vocación de Massa por el atraso cambiario. 

Ignorancia. Perón, al que estos "peronistas post mortem" no conocieron y lo inventan a su medida, como hicieron los Montoneros, decía -criollo viejo- "el bruto es peor que el malo, el malo puede tener remedio, el bruto no". 

Ambas herramientas se han aplicado "para estabilizar" y lograr el apoyo, unas veces de la clase media, otras de los sectores populares. Siempre en beneficio de los sectores financieros. Nunca de la producción. 

M. Bein decía: "En un año electoral hay que atrasar el tipo de cambio". 

El color político cambia pero la política se repite: así se destruyó el tejido social. 

Años de "populismo ad hoc" -progre o reaccionario-aplicando ambas herramientas. 

Massa, que transita por ahí, esta semana aceleró. 

¿No entienden que es en la fortaleza del tejido social que se asienta la estabilidad, duradera y sana? Nuestro tejido hace 48 años que se deshilacha: pobreza, inseguridad, atraso escolar... 

Para fortalecer el tejido social, los países exitosos, ejecutan políticas "pro producción": trabajo e inversión. Hoy gobernar es atraer inversiones que generen empleo. 

Como señala M. Cuervo eso es la "Bidenomics": retorno de la política industrial "urbi et orbi". 

Nosotros estamos en un país de traductores que vive décadas atrasado. Por eso hemos desertado de los "modelos pro producción", que son los que hicieron posible, en los últimos 40 años, el crecimiento "del sudeste asiático a China". 

El abandono de la "política pro producción" nos instaló en el estancamiento. ¿Desde cuándo? 

Es Cuervo quién recordó que (Penn Word Tables) en 1945/74 nuestro crecimiento por habitante fue de 2,92% anual, y luego se desplomó: de 1975 a hoy ese crecimiento es de 0,6% anual acumulativo. 

La debacle comenzó en 1975 cuando se canceló el modelo "pro producción" que primero fue agroexportador (Generación del '80) y luego sustituidor industrial de importaciones y exportaciones (1930/75). 

Lo confirma un análisis comparativo entre nuestra evolución real y el PIB teórico de Thirlwall, que me reenvió M. dal Pogetto. Ese análisis comparativo describe nuestro PIB desde 1900 hasta 1975, período en que alcanzó el valor "compatible con el equilibrio externo". Hasta 1975 el modelo "pro producción" ajustó con el nivel teórico del modelo de Thirlwall. A la misma conclusión comparativa, pero con Australia, llegó el ortodoxo F. Sturzeneger. 

En 1975 la economía argentina se derrumbó. Información y análisis comparativo "avisan" la destrucción de valor (desempleo, pobreza, desinversión) que produjeron los modelos "pro consumo" instalados desde entonces: continua expansión de la pobreza (6,3% anual acumulativo), la exagerada concentración de la riqueza (Gini de 34,4 a 42) y el apogeo, como llamarlo sino, de la corrupción asociada al estancamiento. La decadencia es la madre de todos las debilidades sociales que corroen el tejido social. 

Ningún modelo "pro consumo" pudo o puede, encaminar estabilidad sustentable. 

El modelo "pro producción" es pro-trabajo e inversión y en, términos de Balance de Pagos, es acumulación de reservas: las tres cosas a la vez.

El modelo "pro consumo" es pérdida de reservas, desempleo y desinversión. Bien medido, en términos situados y en dinámica, arrastramos décadas de desempleo, desinversión y pérdida de reservas. Deuda externa acumulada a pesar de las quitas conseguidas después de los consabidos default.

Hagamos historia. El modelo "pro consumo" más armadito, contenido ideológico, pretensiones técnicas y mucho poder para aplicarlo sin desmayo, fue el que surgió del BCRA durante la Dictadura Genocida. Lo precedió el "rodrigazo" (julio de 1975) 

Aquella estrategia del '76, atribuida a J. A. Martínez de Hoz, fue una "imposición de los economistas técnicos" instalados en el BCRA. Se inauguró la bicicleta financiera y la libre importación con atraso cambiario (ancla cambiaria para la desinflación) y así disciplinar a empresarios (quiebra) y a trabajadores (despido). 

La bicicleta fue "el premio al ingreso de dólares". Entraban dólares con precio de salida fijado a largo plazo y seguro de cambio cero ("tablita") y tasas de interés libres en un mercado desbordante liderado por los bancos estatales provinciales. 

Consecuencias: el ingreso extraordinario de dólares con tasa de retorno, en el cambio de pesos a dólares, que multiplicaban por 10 las del sistema financiero internacional. Una fiesta del pedal. 

Cuando las FF.AA. usurpadoras reclamaban por los problemas sociales que rodeaban a los cuarteles, "el Joe" contestaba: "El problema argentino es la falta de reservas y nunca tuvimos tantas". 

Esas reservas eran deuda externa y "pedal": los dólares llegaban, se multiplicaban y partían. 

La segunda herramienta fue la "libre importación": la promoción del "deme dos". La frase de la clase media en Miami; televisores, lavarropas, heladeras; y autos importados mientras emigraban las fábricas ... a Brasil. 

Aranceles bajos, tipo de cambio atrasado, flujo vigoroso de bienes que se pagaban con deuda, especialmente la contratada por el gobierno, los particulares o con dólares del pedal que el Central compraba. 

Reservas efímeras basadas en deuda y en desocupados y empobrecidos. Cualquier protesta era aplastada por el gobierno del terror sanguinario. 

Los hombres de la Dictadura coincidieron con los Montoneros: había que terminar con el Estado de Bienestar basado en industria y pleno empleo. 

Por eso la "juventud maravillosa" asesinó a José I. Rucci y la Dictadura a miles. 

Los Montoneros querían imponer el "socialismo nacional"; la Dictadura el "capitalismo ultra liberal". Los dos liquidar el Estado de Bienestar.

Los intelectuales sobrevivientes, de ambos bandos, han avalado y desarrollado, en estos 40 años, el modelo "pro consumo" y el uso de las herramientas letales descriptas. Y eso hasta nuestros días. 

Todos hoy militan la macro, al margen de la producción. Todos sostienen que la industria es "cosa del pasado". 

La tragedia del Genocidio ocultó, para muchos, las consecuencias de lo que fue el "industricidio" programado. No empezó con la Dictadura. Fue desencadenado por los Montoneros. Miré dónde están ahora. 

El discurso sostenía que esa política (apertura + atraso) era para disciplinar empresarios, industria, productores "prebendarios". 

Ahora vamos por los tomates, antes se importaron hasta mollejas de EE.UU. La Argentina productiva se cerró: alguna aún resiste. 

En el desierto productivo floreció la Argentina consumidora y la "nueva oligarquía de los concesionarios" apropiadores del Estado, cuyo poder describe un continuo de simpatías que va de Javier Milei a Vilma Ibarra. 

Las consecuencias eran inevitables. La última etapa de aquél proceso estalló el que, entonces, llamamos "déficit cuasifiscal" 

Sergio Massa, no calificado profesionalmente para diseñar una programa económico, pero muy hábil para hacer creer que puede conducirlo, ha reintroducido, al grito de "Viva Perón", la estrategia de Martínez de Hoz. 

Joe tampoco estaba calificado para diseñar un programa, pero sí para hacer creer que podría conducirlo.

Sergio y Joe, generaron confianza: Martínez de Hoz la de militares y empresarios. Massa la de Cristina, dirigentes sindicales y empresarios. 

El programa de Joe fue un desastre para la Argentina. El huevo de la serpiente de la hiper de Alfonsín se depositó en la Dictadura: una ingeniera financiera demencial. 

Don Raúl no la desmontó desde el principio, que siempre es la última oportunidad.

Martínez de Hoz, entonces de presidente de Acindar, realizó la mayor inversión industrial privada durante el tercer gobierno del J. D. Perón. Como empresario apostó capital; al país pero fue cómplice de la Dictadura y pésimo ministro de economía.

Parafraseando a Hegel y a Marx, la historia "se repite muchas veces" la primera como tragedia (y vaya si lo fue) y las otras como farsa (pero con costos enormes).

Sergio Massa y muchos asesores con pensamiento de grupo, quiere luchar contra la inflación creando una agencia importadora de alimentos mientras remontan la tasa. 

No les basta el déficit con China y Brasil para importar industria y van por la "importación de alimentos sin dólares" en el país de los ganados y las mieses. 

El kirchnerismo tiene en su haber la liquidación de 10 millones de cabeza de ganado y ahora, mientras la sequía, se están liquidando hembras y mantienen un régimen incontrolado de transferencias de los exportadores a los importadores de ¡aviones y barcos! 

El mundo al revés. 

Hay experiencias extraordinarias de agencias estatales promoviendo la exportación no tradicional que es la mejor manera de promover el trabajo y la producción. 

Pero eso requiere un proyecto político comprometido con la Argentina de la "producción": impensable sin un horizonte de largo plazo.

Para eso la política necesita una mejora del coeficiente intelectual y de la calidad moral de los protagonistas. Eso no se reemplaza con locura actoral ni coraje verbal. 

Estamos mal y no vamos bien. Bien, es un destino y camino trazado. Es lo que no ofrecen. Esperamos. Falta poco.

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