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El impacto del acuerdo con el FMI sobre el sector privado

El acuerdo de Argentina con el FMI muestra que la prioridad es el gasto público y que la forma de financiarlo es con más impuestos

El impacto del acuerdo con el FMI sobre el sector privado
El impacto del acuerdo con el FMI sobre el sector privado .
Diana Mondino 08 marzo de 2022

Celebro la posibilidad de que Argentina tenga un acuerdo. Celebro que tengamos pautas ahora conocidas por todos que indican el estrecho camino por el cual se puede transitar. Celebro que se tome conciencia del gran problema de mantener un déficit constantemente. 

Celebro que en el acuerdo con el FMI quede -indirectamente- explícito el principal impacto en la economía argentina. El acuerdo muestra  que la prioridad es el gasto público y que la forma de financiarlo es con más impuestos, dando poca relevancia al impacto sobre el sector privado y, por lo tanto, sobre la capacidad de crecimiento de la economía. Creo que ese es un elemento que debiera generarnos gran preocupación. 

Tenemos por primera vez un esbozo de las políticas que se seguirán en los próximos años y  se definen claramente varios elementos que el próximo Gobierno recibirá como legado. A su vez los objetivos y prioridades del próximo Gobierno pueden ser diferentes, algo que será definido por la sociedad a través de la votación de 2023. En pocas palabras, las políticas previstas actualmente pueden ser un ancla o -crucemos los dedos- un salvavidas. 

El acuerdo compromete una reducción gradual del déficit, lo que implica que el nivel de endeudamiento necesariamente aumentará. El propio FMI prestará los fondos con los cuales les pagaremos, lo que implica un endeudamiento adicional de algo menos a US$ 10.000 millones. 

También se menciona financiación de otros organismos multilaterales y de acceso al mercado doméstico.  Esto implicará que el sector privado tendrá poco acceso a crédito. Si pensamos que el sector financiero representa algo menos del 15% del PIB y el sector público deberá recurrir a aproximadamente entre 3% y  5% o más de financiación adicional por año, entonces  podemos prever una menor financiación para el sector privado. Asimismo, se espera un aumento en la tasa de interés con lo cual el escaso crédito será más caro. Es difícil esperar un crecimiento de la economía si las empresas no tienen financiación.

Para reducir el déficit se identifica una combinación de medidas. Por un lado se espera disminuir los subsidios a la energía, pero por otro se habla de aumento real en el nivel de gasto. Para que esa combinación simultánea de menores y mayores gastos termine redundando en una reducción del déficit, se menciona un aumento o variación en la carga tributaria. Dependiendo cómo se ordene la misma, puede tener efectos muy negativos sobre el sector privado, que necesita no sólo una reducción de la carga impositiva sino una simplificación de la misma. 

La progresividad en los impuestos a través de las tasas parece que estará acompañada de modificaciones en valuaciones fiscales sólo para algunos activos. Esa mayor carga impositiva podría reducir el valor de activos argentinos aún más que lo que ya se manifiesta a través del mercado de capitales. Sin capital no hay crecimiento. Sin ahorro no hay inversión. 

Si mejora la inversión pública y los criterios de transparencia, como también se indica, estaríamos ante una gran posibilidad de potenciar el crecimiento argentino. Todos los gobiernos debieran perseguir esos objetivos. 

La deuda con el FMI es un caballito de batalla político, pero el verdadero problema es el déficit.  El sector privado es quien recibe fundamentalmente el peso del ajuste. La reducción de subsidios energéticos, con lo que creo que muchos concordamos, no se lograría por mayor producción y eficiencia o modificaciones en la estructura tarifaria sino por trasladar el costo al sector privado. 

El FMI representa aproximadamente el 12% de la deuda total de más de US$ 340.000 millones.  Ahora aumentará en US$ 9.400 millones con el propio FMI más lo que sea necesario para solventar el déficit. 

El resto de la deuda  tiene distintas características, ya sea en divisas o en pesos, ajustable por tipo de cambio o tasa de interés. Esto también limita las opciones de política. Si se devaluara para acelerar el ingreso de divisas y detener el drenaje por importaciones entonces la deuda sería más cara de pagar, tanto externa como interna dollar–linked, más un efecto negativo sobre la inflación.  Si se aumenta la tasa de interés se encarece la deuda  y se le complica la vida al sector privado. En resumen, el BCRA tiene extremadamente acotadas sus opciones.

El acuerdo es un alivio formal. Queda claro que el sector privado tendrá que esperar. 

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