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Bitcoin será de curso legal en El Salvador: ¿gran estafa para emitir “dólares salvadoreños”?

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Por Gonzalo Martínez Mosquera

Uno de los problemas a los que se enfrentaron Robespierre y compañía cuando estalló la Revolución Francesa fue el de financiar al nuevo Gobierno que reemplazó al antiguo régimen.

Así lo relata Rebecca L. Spang en su monumental obra “Stuff and Money in the times of the French Revolution” (Cosas y Dinero en los tiempos de la Revolución Francesa).

Muchos de los impuestos de Luis XVI habían sido derogados y en Francia escaseaba el dinero para hacer transacciones. Era necesario, por tanto, diagramar algún sistema que permitiera al Gobierno cumplir sus obligaciones y, a la vez, suministrar la liquidez que precisaba el pueblo para funcionar económicamente.

Después de largos debates, que incluyeron golpes de puño entre los diputados, se decidió emitir unos bonos de papel que representaban derechos sobre tierras y propiedades que habían sido expropiadas a la Iglesia, llamados “Les Assignats”.

Aquellos eran tiempos de fisiócratas y su teoría era que el valor sólo podría surgir de los “inmuebles”, que incluían la tierra y todo aquello que estuviera adherido a ella. Les Assignats era algo así como una forma de inmuebles móviles.

Gracias a este nuevo “dinero” se pudo solucionar en parte las necesidades de financiamiento del Gobierno, pero dado que los nuevos bonos sólo se emitían en denominaciones altas aún quedaba un problema por solucionar: ¿cómo conseguir cambio chico para poder realizar transacciones menores?

Fue así que varias municipalidades y privados decidieron emitir su propia moneda que se denominó “Les billets de confiance” (billetes de confianza), los cuales entregaban a cambio de Les Assignats y que servían para las operaciones del día a día como, por ejemplo, la compra de una baguette (en realidad ese tipo de pan se inventó en el Siglo XIX, pero bueh).

Según lo que definía la ley, les billets eran de aceptación “voluntaria” (de ahí “de confiance”) mientras que Les Assignats era considerado como “dinero real” y, claro, surgía un enorme problema de confianza porque existía la posibilidad de que aparecieran billets en circulación sin su correspondiente respaldo.

“Liberte, Egalite et jamais deux caméras” rezaban, por ejemplo, les billets impresos por el municipio de Charente, asegurando que cada uno de ellos tenía una propiedad inmueble asegurando su valor.

Bitcoin en El Salvador

Un problema similar podría surgir en El Salvador a partir de la declaración del Bitcoin como “de curso legal” en ese país.

JP Morgan advirtió que esa movida podría complicar la negociación de la deuda de aquel país con el FMI. Gerry Rice, Director de Comunicaciones del FMI, comentó que la adopción de aquella moneda digital como curso legal “presenta un número de issues macroeconómicos, financieros y legales que requieren un análisis cuidadoso”.

Pero no sólo a nivel macro aparecen desafíos.

David Gerard, autor especializado en criptomonedas, escribió una brillante descripción del proceso real que pone dudas sobre las buenas intenciones de la propuesta de Nayib Bukele, el presidente salvadoreño.

Veamos algunos detalles.

La nueva ley prevé que todo aquel que venda un producto o servicio en El Salvador estará obligado a aceptar Bitcoin como medio de pago salvo que no cuente con la tecnología para hacerlo.

De esa forma, los comerciantes de ese país se verían expuestos a la enorme volatilidad que muestra la moneda digital cada vez que lo tuvieran en su posesión. Para evitar ese riesgo, el Gobierno se compromete a comprar esos bitcoins al instante a cambio de moneda norteamericana.

Para ello se establecerá un trust con una reserva de US$ 150 millones y se contrataría a Strike, una compañía especializada en pagos cripto y que tiene un partnership con Visa para la emisión de tarjetas fondeadas con aquellos activos.

El problema surge porque Strike utiliza Tether para sus transferencias, que es una “stablecoin” con una pésima reputación por sospechas de no tener un respaldo adecuado para los criptodólares que emite.

Por otro lado, recordemos que Bukele invitó a los bitcoiners a obtener residencia inmediata en su país, quienes podrían traer su moneda digital a El Salvador y es ahí donde empieza a cerrarse un círculo muy peligroso.

Así funciona: los Bitcoins llegan a El Salvador, se usan para comprar bienes y servicios, los salvadoreños los cambian por Tethers vía Strike y Strike (¿y Bukele?) se quedan con los bitcoins y los venden por dólares “reales” en Estados Unidos u alguna otra jurisdicción.

Parece un lindo negocio, ¿no? Tethers en El Salvador a cambio de dólares en Estados Unidos.

Pero la cosa no termina ahí.

La semana pasada comenté que las remesas que recibe el país del exterior representan aproximadamente el 21% de su PIB y que su reemplazo por Bitcoin podrían ayudar a reducir el costo de aproximadamente 6% por transacción que implica mandar dólares internacionalmente.

Por comodidad y para evitar la volatilidad cripto, algunos salvadoreños podrían decidir “enviar” sus remesas en dólares a través de Strike.

De esa manera Strike recibiría dólares en Estados Unidos y, según declaraciones de Jack Mallers, CEO de ZAP (que maneja Strike), esta compañía compraría Bitcoin, los mandaría a El Salvador y los convertiría en Tethers para que el destinatario los reciba directamente en su billetera virtual.

Notemos que nuevamente Strike se queda con dólares “reales” en Estados Unidos mientras que el salvadoreño recibe Tethers, cuyo respaldo está seriamente cuestionado.

Pero, como dice Gerard, “seguramente haya cajeros automáticos provistos por Strike para canjear Bitcoins y Tethers por dólares cash, ¿verdad?”.

Sí, claro...¡dos!

Así es: dos cajeros en todo El Salvador. Y ni siquiera están en la capital del país, sino que se encuentran dos playas: El Sunzal y el Zonte, que quedan sobre el Pacífico, a un poco más de dos horas de camino yendo en auto. Y vaya uno a saber qué comisión pueden llegar a cobrar esos cajeros.

Gerard agrega que eventualmente el Gobierno va a defaultear los Tethers, los cuales seguirán circulando por fuerza mayor en el país.

La pregunta que me queda es si los emisores de Tethers están involucrados en ese supuesto fraude. ¿Podría ser una forma de limpiar su balance ayudando de paso a financiar la liquidez en El Salvador?

Quienes siguen con atención el ecosistema cripto saben que ya han sido atrapados haciendo trampa, por ejemplo, cuando usaron parte de los dólares recibidos a cambio de los tokens emitidos para financiar a una empresa asociada llamada Bitfinex.

Recordemos que el país de Bukele no cuenta con moneda propia, lo que lo obliga a depender de la entrada de dólares al país para tener liquidez suficiente para funcionar.

Un destino empobrecedor para los dólares que ingresan al país y que suele ser un karma de aquellos países que usan como unidad de cuenta una moneda extranjera. No hace falta recordar cómo terminó la Convertibilidad en Argentina.

Algo parecido a lo que le ocurría a los franceses del Siglo XVIII cuando debían aceptar el pago en Les Billets será lo que enfrentarán los salvadoreños cuando tengan en sus manos, o sus teléfonos mejor dicho, los Tethers.

Tal vez el Gobierno salvadoreño se vea obligado al final del camino a rescatar esos criptodólares con una nueva moneda nacional que de inicio a una historia de soberanía monetaria.

Queda la duda sobre quién será más confiable: ¿Bukele o Robespierre?

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