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Entrevista

Viruela del mono: la opinión de los expertos y la búsqueda de la OMS de otro nombre

El Economista dialogó con el doctor Fernando Cichero, director del Hospital M. Rocca y profesor universitario de Anatomía, sobre la viruela del mono y sus perspectivas a nivel mundial

"Este brote está relacionado con la promiscuidad sexual de hombres, en su mayoría bisexuales u homosexuales"
"Este brote está relacionado con la promiscuidad sexual de hombres, en su mayoría bisexuales u homosexuales"
16 agosto de 2022

Poco a poco, a medida que han ido disminuyendo los casos de coronavirus y que se ha obtenido mayor información, el temor por la enfermedad está desapareciendo en la población. Sin embargo, la aparición repentina de la misma a principios de 2020 ha marcado a los gobiernos, generándoles cierta paranoia, y aún se recriminan no haber estado preparados para enfrentar el problema.

En este sentido, casi tres años después desde que se descubrió el primer caso de Covid-19 en Wuhan, China, la aparición de un brote de otra enfermedad mantiene nuevamente en vilo al mundo.

Desde hace varias semanas, países de todas las regiones han comenzado a detectar casos de “viruela del mono” hasta el punto de que ya se contabilizan más de 32.000 infectados en 89 países. 

  • Actualmente, cuatro países de la región (EE.UU., Brasil, Canadá y Perú) se encuentran entre los 10 con mayor cantidad de casos, mientras que en la Argentina ya hay 49. 

El temor es que, al igual que ocurrió con el coronavirus, se genere una pandemia que paralice al mundo. De todas formas, una de las noticias más esperanzadoras es que, pese a la gran cantidad de casos, solo 10 personas han muerto por la enfermedad.

En diálogo con El Economista, el doctor Fernando Cichero, director del Hospital M. Rocca y profesor universitario de Anatomía, explicó que la baja cantidad de decesos “demuestra que la enfermedad no es tan grave, comparándola con la viruela humana clásica, es muchísimo más benigna y deja menos secuelas”.

En este sentido, Cichero dijo que esto estaría relacionado con que “la mayoría de los casos por fuera de Africa, cuna de la enfermedad, no sufren de los problemas alimenticios de ese continente. Además, otra ventaja es que, como la enfermedad se conoce desde hace varios años, los casos están siendo rápidamente tratados para evitar complicaciones”.

Pero aclaró que muchas veces “no se diagnostica con facilidad, por ejemplo, cuando las lesiones son muy pequeñas. Este brote está relacionado con la promiscuidad sexual de hombres, en su mayoría bisexuales u homosexuales, y se da por contacto con las lesiones de la piel que presentan los enfermos, aunque, en su lugar de origen (Africa) también la transmiten distintos animales, como los monos o las ardillas y conejos”.

Para evitar los errores del pasado, a mediados de julio, la Organización Mundial de la Salud declaró la Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional, mientras que, tan solo unos días después, Estados Unidos declaró la emergencia de salud pública nacional. 

Respecto a esta situación, Cichero detalló que no se debe entrar en pánico porque la declaración de la OMS “no fue del todo consensuada. Muchos especialistas del propio organismo objetaron la medida ya que este brote se ha caracterizado por presentarse en una población específica”.

“Más del 90% de los infectados por fuera de Africa son varones adultos homosexuales o bisexuales, lo que demuestra que, al no haber ni ancianos ni niños y pocas mujeres, si los contagiados se aíslan y se realizan medidas de seguimiento epidemiológico, se tendría que controlar el brote. De todas formas, hay que evitar cualquier tipo de discriminación, puesto que cualquier persona puede eventualmente infectarse, por ejemplo, a través de la ropa de cama o el intercambio de vestimenta”, agregó. 

Respecto a cómo curar a los contagiados, el entrevistado aclaró que “no existe un tratamiento específico. Se están probando antivirales, pero todavía no hay evidencia firme sobre su utilización. Por lo tanto, es necesario esperar la evolución natural de la enfermedad hasta que las lesiones se cicatricen”.

“Y si los pacientes se complejizan, deben ser tratados con antibióticos y otros medicamentos indicados para otras patologías que los pacientes tengan asociadas. Más allá de esto, no es de esperar que la viruela del mono se transforme en una epidemia o en una pandemia porque las autoridades sanitarias están en alerta, aunque también importa mucho el accionar de la población y su responsabilidad para controlar con quiénes se mantiene contacto íntimo”, agregó.

Por último, Cichero se refirió al tratamiento antiviral que está llevando a cabo la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. y consideró que “hasta ahora no ha aprobado ninguna medicación específica para tratar la viruela del mono, aunque está experimentando con el antiviral Tecovirimat, el cual ya está aprobado para tratar la viruela humana”.

Una de las curiosidades es que la OMS está negociando para cambiar el nombre de la enfermedad con el objetivo de evitar “la discriminación y la estigmatización”.

Esto se debe a que hay numerosas noticias sobre ataques a monos, como ocurrió recientemente en Brasil, donde una decena de estos animales habrían sido envenenados y algunos fueron heridos en una reserva natural de Rio Preto, en el estado de San Pablo.

“La gente tiene que saber que la transmisión que estamos viendo ahora es entre humanos”, afirmó en una conferencia de prensa la portavoz de la OMS, Margaret Harris.

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