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La izquierda demócrata pide más ambición climática a Biden

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21 abril de 2021

Mañana comenzará en Estados Unidos la cumbre del clima organizada por el presidente Joe Biden. Durante la gestión de Donald Trump, un escéptico del calentamiento global (al menos en el discurso y la acción), el país abandonó el Acuerdo de París y toda política multilateral relacionada con ese problema. Ahora, Biden, que durante su campaña electoral convirtió al cambio climático en una de sus banderas, intenta dar un giro de 180° y diferenciarse de su predecesor.

Antes de que el evento comience, los legisladores demócratas reintrodujeron las propuestas del informe “Green New Deal”, que buscarán transformar la economía estadounidense. Introducidas inicialmente en 2019, su principal misión es eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero dentro de los próximos 10 años.

"Durante mucho tiempo, nuestro movimiento hacia un futuro sostenible se ha dividido con esta falsa noción de que tenemos que elegir entre nuestro planeta y nuestra economía. Y decidimos unirnos en una legislación amplia que no solo rechaza esa noción, sino que crea un plan para 20 millones de empleos sindicales en los Estados Unidos de América en varios sectores”, explicó la representante Alexandria Ocasio-Cortez, admiradora de Eva Perón y representante del ala más a la izquierda del partido.

El objetivo de Biden era llegar a las emisiones cero para 2050. Consultado sobre la diferencia de objetivos, el senador Ed Markey (el otro impulsor) respondió: “Creemos que este es el momento que nos obliga a actuar en grande, pensar en grande y tener un programa que coincida con la magnitud del problema que estamos confrontando".

Entre las exigencias del plan, se espera que el 100% de la demanda de energía sea cubierta con fuentes de cero emisiones, como la eólica o la solar. Además, se modernizará la infraestructura de transporte y se reducirán las emisiones de carbono de los sectores manufactureros y agrícolas.

Ayer, Biden recorrió virtualmente las instalaciones de Proterra, una fábrica de baterías y autobuses eléctricos en Carolina del Sur.

Recientemente, el presidente propuso gastar US$ 20.000 millones para electrificar, como mínimo, el 20% de los autobuses escolares de su país. Además, también desea aportar otros US$ 25.000 millones para electrificar algunos vehículos de tránsito (todo esto estaría incluido en su ambicioso plan de infraestructura de US$ 2,3 billones).

La agenda verde del líder demócrata se da en un momento en el que China domina el mercado mundial de los autobuses eléctricos (y otros segmentos). No se trata solo de cuidar al planeta sino, también, de no perder negocios. En esa línea, Proterra estima que el 50% de los autobuses construidos en EE.UU. serán eléctricos para 2025.

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