El Economista - 70 años
Versión digital

vie 26 Abr

BUE 16°C

La suba de la demanda de dinero, una ayuda que no estará presente en 2021

pesos-argentina
pesos-argentina
25 enero de 2021

La semana pasada, el Ministerio de Economía informó que el gasto público en diciembre ascendió a $777.014, incrementándose 52,7% interanual y alcanzando un déficit fiscal primario de $307.628 millones. De esta manera, 2020 cerró con un déficit fiscal primario de $1,74 billones, lo que representa un rojo de 6,5% del PIB, mientras que el déficit financiero fue de $ 2,29 billones, lo que significa un rojo de 8,5% del PIB. Así, ambas variables registraron los déficits más pronunciados desde la década de 1980.

En tanto, lo que pasará en 2021 en materia fiscal no está claro. El Gobierno se propone reducir este año el rojo primario a 4,5% del PIB, según consignó en el Presupuesto, lo cual los economistas lo ven como un objetivo que en principio es alcanzable, pero advierten que dependerá de varios factores, como la evolución de la pandemia (podría haber algo de restricciones en caso de rebrote) y las medidas que tome el Gobierno en temas como las tarifas y las transferencias a las provincias, en el marco del año electoral.

“La pregunta del millón es si el régimen monetario va a cambiar, y todo parece indicar que no lo hará, o por lo menos no hay señales en el horizonte. Por lo tanto, la política monetaria está dominada por el déficit fiscal y de allí que sea tan importante monitorear los números de las cuentas públicas de enero y febrero, que suelen ser los mejores del año, pero también mirar la evolución de la pandemia, la vacunación y la predisposición a nuevas medidas restrictivas por parte del Gobierno”, señala Martín Tetaz en su newsletter, publicado hoy.

De acuerdo con Tetaz, no parece haber margen fiscal para dar marcha atrás en materia de movilidad y todo parece indicar que el oficialismo piensa ser más quirúrgico en una eventual segunda ola, tanto con las restricciones (admite toque de queda nocturno, pero rechaza volver a la fase 1), como con los paquetes de alivio: no habrá ATP, sino un Repro a cuentagotas, y el IFE sería reemplazado por una asistencia exclusiva para jóvenes de 18 a 25 años, que son un tercio de los beneficiarios.

“En cualquier escenario, los congelamientos seguirán, las tarifas reguladas no recuperarán la inflación y es muy probable que el dólar oficial sea el ancla de precios cuando empiecen a entrar las divisas del campo”, sostuvo el economista en su informe.

Por su parte, GMA Capital indicó que el cumplimiento de las metas de reducción de los déficits que plantea el Gobierno para 2021 “resulta crítico para que Argentina no recurra masivamente al financiamiento monetario, un rubro que en 2020 explicó 8% del PIB y el 88% del fondeo del déficit fiscal”.

“El año pasado la mayor demanda de pesos por precaución fue un 'maná del cielo' para evitar que la inflación se desbordara. Sin esa ayuda, si no hay moderación fiscal esta vez el costo de vida podría trepar 60%, según los bancos internacionales”, advirtió en un informe.

La reactivación económica, con menores restricciones a la movilidad, estaría acompañada de una mayor velocidad de circulación (o su contracara: una menor demanda de dinero). La tenencia de pesos precautoria, presente en 2020, evitó que la inyección de casi $2 billones hecha por el BCRA se conecte y filtre con los precios y que la inflación no se desboque. Eso empezó a revertirse hacia finales del año pasado.

“Además de la complejidad de las condiciones iniciales, la viabilidad de un ajuste fiscal mayor se enreda por el año electoral. A siete meses de las PASO (aún sin definiciones sobre su suspensión en todas las jurisdicciones), la política está imponiendo condiciones sobre la estabilidad macroeconómica, postergando decisiones correctivas”, resaltó.

Fuerte emisión

Durante 2020, la fuerte emisión monetaria que llevó adelante el Gobierno para gestionar los gastos derivados de la pandemia y de la cuarentena acentuó los desequilibrios. El récord de déficit fiscal en más de 30 años que se registró durante el año pasado fue financiado en su gran mayoría con emisión monetaria.

“La pandemia, vale destacar, dejó su huella en la performance de 2020. La caída de los ingresos explicó 0,7% del PIB, mientras que los gastos de emergencia para lidiar con las secuelas del Covid-19 y la cuarentena (IFE, ATP, etcétera) dieron cuenta del 3,5% del PIB. En total, las medidas extraordinarias representaron 4,2%. Excluyendo esas líneas excepcionales, el déficit primario habría sido 2,3%”, indicó GMA Capital.

Tetaz destaca en su informe que en un país con soberanía monetaria la emisión es “una suerte de colocación de deuda a tasa cero, y por eso en buena parte del mundo desarrollado los enormes paquetes Covid no movieron la aguja de la inflación, porque esa misma tasa es la que pagaban los bonos soberanos. Incluso en Europa asistimos a tasas negativas: bonos que operaban como una caja de seguridad, cobrando por guardar el dinero.

“Pero en un país con alta inflación es difícil que la gente quiera tener pesos por otro motivo que no sea meramente transaccional. En Estados Unidos, en el mes de abril y gracias al generoso envío de cheques por parte de Donald Trump, el ingreso personal disponible de los americanos fue 13,4% más alto que el mes anterior, pero el consumo fue 13,2% más bajo. En otras palabras, la gente se quedó con la plata en los bolsillos”, comparó el economista.

En ese sentido, explicó que en las economías deflacionarias los programas de estímulo al consumo fracasan porque la gente, sabiendo que los productos estarán más baratos mañana, posterga el consumo, mientras que en las economías con alta inflación, mantener saldos en moneda local equivale a aceptar una tasa de interés muy negativa por el dinero y por eso el impacto de la emisión es muy fuerte.

“Si en los primeros meses del boom emisivo (marzo y abril de 2020) no hubo un shock de precios fue porque se cortó drásticamente la movilidad debido a la cuarentena y porque el BCRA absorbió casi el 70% de los pesos emitidos, que fueron a parar a Leliqs y Pases. Así y todo, el circulante en poder del público aumentó 62% punta a punta en 2020, pero en el promedio de 2020 hubo 70% más de circulante que en el promedio de 2019, porque la emisión se aceleró en el último mes de aquel año”, explicó.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés