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Monzó anunció la Avenida del Medio 4.0

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15 septiembre de 2020

Por Daniel Montoya  Analista político y consultor estratégico @DanielMontoya_

"Cristina y Macri tienen que ser una etapa terminada". El lanzamiento de la Avenida del Medio 4.0 del arcángel Emilio Monzó fue esmerado, de amplio espectro, confesando que aspira a la silla vacante que dejó Sergio Massa tanto a Infobae como a Página 12. Por un lado, le habló a los feligreses del antiperonismo duro que alternan entre ese medio digital y la tribuna de doctrina y, por otro lado, interpeló a la hinchada cristinista que cabildea entre el medio fundado por Jorge Lanata y El Cohete a la Luna, guardián digital de las sagradas escrituras K.

El recorte de Monzó es nítido, apunta a construir una tercera vía que nuclee a los sectores moderados o más blandos de las actuales dos grandes fuerzas políticas argentinas: el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. A tal fin, le habló a quienes no se sienten contenidos por Cristina ni por Macri. En términos de lenguaje digital, ¿cuál podría ser el ancho de banda de ese espacio? Variable, dependiendo del juego de fuerzas entre los dos principales espacios políticos pero, en especial, de la instancia electoral.

La historia argentina reciente registra tres avenidas del medio con probado rodaje político: el Frepaso encarnado por Carlos “Chacho” Alvarez en 1999, la Concertación liderada por Roberto Lavagna en 2007 y el Frente Renovador comandado por Massa en 2015. Spoiler obvio: ninguna coronó con la butaca presidencial. Spoiler no tan evidente: dos de ellas contribuyeron para la construcción de victorias opositoras posteriores, en particular, el Frepaso con su performance legislativa de 1995 y el Frente Renovador con la suya de 2013.

En el caso particular del espacio impulsado por Lavagna en las presidenciales de 2007, podría esbozarse otra hipótesis: la presencia del radical Julio Cobos en la fórmula presidencial oficialista, la transversalidad junto a radicales K, representó de forma notoria, una respuesta política y audaz del oficialismo peronista de turno, que diluyó el riesgo de un radicalismo unificado en frente, tal como terminó ocurriendo con Cambiemos en la presidencial 2015. En una palabra, la tercera vía de Lavagna contribuyó a la victoria oficialista de 2007 al garantizar la división del voto opositor.

Devenir de la nueva tercera vía

En la actividad política, no todo se trata de poner un presidente, sino muchas veces de influir en la plataforma de gobierno, sea mediante un bloque legislativo, gobernadores, intendentes o simplemente de un programa de gobierno. Si lo sabrá la Ucedé en los años '90, incidiendo con sus ideas en el programa de un gobierno peronista que prometía la "revolución productiva" y terminó dándole rienda suelta a una agenda privatizadora de servicios y de libre vinculación tanto financiera como comercial con el mundo. 

En tal sentido, el lanzamiento promovido el fin de semana por el arcángel Monzó enfrenta grandes desafíos por delante. No necesariamente pasan por ungir al próximo presidente o, inclusive, al gobernador de la provincia de Buenos Aires en los términos propuestos en los reportajes. "Vengan todos, pero detrás mío". Eso sería poner la vara muy alta. De mínima, deberían estar claras las ideas que propone ese espacio, pero por la positiva. Por la negativa, ya se sabe que la definición es "no somos Cristina, Macri ni Carrió". ¿Tiene esta tercera vía alguna idea fuerza potente equivalente a lo que fue la corrupción para el Frepaso o los límites al kirchnerismo para el Frente Renovador? No sabe, no contesta.

En segundo término, no hay forma de abrirse cancha en la ancha Avenida del Medio 4.0, sino es por vía de un bautismo de fuego electoral que acapare al menos un doble dígito de los votos nacionales y no menos de 20% en la provincia de Buenos Aires. Sin pasar esa barrera de acceso, la tercera vía 4.0 corre la misma suerte del Coronel von Stauffenberg en la "Operación Valkiria" en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, es decir, un fusilamiento exprés con alguna reivindicación póstuma. Réquiem para Florencio Randazzo.

Por último, los pronósticos que nunca pueden faltar. Si hay algo que hermana a la tercera vía del Frepaso con la del Frente Renovador fueron los dos fuertes procesos de desgaste de los oficialismos de turno. En el primer caso, el menemismo. En el segundo, el kirchnerismo. La tercera experiencia, la de Lavagna en 2007, terminó diluyéndose en el marco de una recuperación arrolladora del kirchnerismo en 2011, para quedar luego subsumida dentro del Frente Renovador massista, en la mesa de saldos y retazos.

Por ello, la suerte de este ensayo de Avenida del Medio 4.0 dependerá de la suerte del actual oficialismo. Si la administración de Los Fernández no levanta vuelo, es previsible que la iniciativa monzoísta termine siendo un componente fundamental del próximo triunfo opositor, al estilo de la Alianza en 1999 o Cambiemos en 2015. De no ser así, contribuirá involuntariamente con la reelección del oficialismo en 2023 como consecuencia de la división del voto opositor para, luego de unos años de largo desierto por delante, ayudar a construir o, eventualmente liderar, la alternativa opositora en 2027.

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