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CGERA: “Bajar aranceles sería un suicidio”

29 mayo de 2020

La Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA) cuestionó ayer las intenciones de los socios del Mercosur de bajar el Arancel Externo Común del bloque y advirtió que generaría un grave perjuicio para la deteriorada industria argentina, máxime en un contexto de cuarentena.

“Ante una nueva envestida de nuestros socios del Mercosur, la CGERA advierte que bajar el Arancel Externo Común no solo da por tierra el mismo Mercosur sino que destruye la posibilidad de rearmar una industria local, hipotecando cualquier posibilidad de reconstrucción en el marco de la crisis por el coronavirus”, dijeron desde la entidad que lidera Marcelo O. Fernández.

La entidad empresaria apoya la decisión de la Cancillería de considerar que no se puede decretar una baja de aranceles. “Esto destruiría al Mercosur y a las miles de empresas que viven de él, porque es ingenuo bajar aranceles sin contrapartida o beneficio. Asimismo, la actual realidad indica que los países cuidan mucho más que antes sus mercados que cuando imperaba el paradigma de la globalización, que trajo mayor inequidad y concentración en el mundo. El Arancel Externo Común, además de ser una norma de cuidar nuestro mercado ante la envestida de terceros países que producen a precios viles, da preferencia sus miembros”, agregaron.

El principal destino de los automotores de Brasil es Argentina, y es equivalente a lo que le venden a México, China y Estados Unidos en conjunto. Además, el 45% de sus exportaciones de calzado son vendidas en comercios argentinos. “Esto se debe a que preferenciamos esa producción con un arancel de 0% cuando, en general, todos los demás países deben pagar el 35%. Al bajar los aranceles a todos los otros países, tal preferencia dejaría de existir y todos los demás rubros que intercambiemos perderían su principal mercado. De esta manera, el Mercosur se convierte en letra muerta”, agregaron.

Por último, y por si no hubiera quedado clara su postura, concluyeron: “Además de las cuestiones estructurales, existe una coyuntura internacional que hace de esta decisión simplemente un suicidio. Los productos no encuentran mercado y simplemente se acumulan en almacenes. Existe hoy un sobrestock de indumentaria que llega a los 6 billones de prendas o 4.500 millones de pares de calzados. Esta cantidad de productos, de esos y de otros rubros, se van a vender a precios absurdos y destrozaran el mercado que no se cuiden. Algunos países no se cuidan de la pandemia y lo pagan con vidas de ciudadanos. Hoy esta sobreproducción también se convierte en una pandemia y los países que no se cuiden lo pagaran con desocupación e hipotecando su futuro”.

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